Seguirán presumiendo falsamente que somos un país soberano, pero la verdad es que la presirvienta cobarde se dobló ante los gringos.
Porque no se anima a exigir la renuncia del gobernador Rubén Rocha Moya, Claudia Sheinbaum prefiere lavarse las manos.
Dejó en claro que será el gobierno de los Estados Unidos el que decida el futuro de quien desgobierna Sinaloa.
En las muy evidentes cobardías de la presidenta de la república, acá en México no se investiga ni se sospecha de don Rubencito.
La presirvienta prefiere seguir pasándose por el arco del triunfo las pruebas que todo mundo sabe tienen tanto la Fiscalía General de la República y el Centro Nacional de Inteligencia.
Anda zurrada del miedo ante las amenazas de Rocha Moya.
Y ni modo de que no, porque si el ejecutivo sinaloense se pone a “cantar” caen también doña Claudia y Andrés Manuel López Obrador.
Por eso la necedad de la presirvienta de que todo o casi todo depende de lo que informe el gobierno de Estados Unidos.
Que el gobierno mexicano tenga pruebas de que Rocha es narco y asesino, no vale.
Deben denunciarlo los norteamericanos, para decirle al chacal de Batequitas que “nos ganaron”.
Si los gringos callan porque prefieren chantajear, pues no pasa nada.
Pongamos el ejemplo de las pruebas contundentes que en el vecino país tienen en contra de López Obrador, pero las guardan.
La única esperanza de verdad y de justicia está en lo que revelen los narcos detenidos allá, y lo que la DEA se atreva a compartirnos.
En la cuatroté continuarán burlándose de los sinaloenses y de todos los mexicanos.
Así de jodidos estamos con la dictadora cínica y desvergonzada.
Cada día que pasa se confirma el valemadrismo de la putrefacción de cuarta en contra de Sinaloa.
Rubén Rocha y Claudia Sheinbaum cobijan al narco y permiten que los sinaloenses continuemos sin seguridad y en el terror permanente.
DEFENSA SOLIDARIA DEL SINDICATO UADEO
Excelente noticia la de que el sindicato de la Universidad Autónoma de Occidente repudió, por ilegal, el despido de siete trabajadores.
En ello, la exigencia al rector de que reconsidere esa acción y que las partes dialoguen y resuelvan con apego al estado de derecho.
Queda enterado el rector Pedro Flores Leal, y mal haría en eludir lo que hasta ahora es un llamado respetuoso pero puede pasar a otro nivel.
La lucha funciona así.
Si las palabras no son atendidas, se toman medidas diferentes.
Queda claro que hay voluntad de luchar por la legalidad y por la verdadera autonomía.
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