La pregunta más impactante y dolorosa que me han hecho

¿Qué le harías a un delincuente que ha privado de la vida al ser más amado de tu familia y que tengas la oportunidad de tenerlo en tus manos?

No pude responder de inmediato, al sofocarme con tal interrogación la persona que se atrevió a dibujar en mi mente esa cuestión.

Me vino a la mente lo sucedido a uno de mis grandes amigos, que perdió a su hijo varón a manos de un asesino y que fue convocado por la autoridad para que se hiciera justicia por su propia mano.

Tuvo frente a el al matón y no pudo vaciarle la carga de la pistola que le fue puesta en sus manos.

No he podido determinar si le faltó coraje, o los valores de humanidad que le fueron inculcados en su familia le impidieron consumar la venganza.

Conocí a su hijo y lo acompañé en su dolorosa tragedia.

Lo mismo sucedió con un jefe de familia al que le secuestraron a su hijo. En los momentos más dolorosos le pidió al jefe antisecuestros de Sinaloa que le permitiera hacer justicia por su propia mano cuando detuvieran al autor del secuestro.

Su hijo volvió al seno de la familia y el jefe policíaco atrapó al jefe de los secuestradores y lo puso frente al ofendido padre.

Le puso en sus manos una pistola escuadra automática y le dijo que la descargara en la humanidad del delincuente.

No pudo hacerlo y devolvió el arma.

El secuestrador jamás pisó la cárcel, pero tampoco se volvió a saber de su paradero.

Es claro que lo mataron y con ello nos libraron de una peligrosa alimaña.

No le daré vueltas al asunto.

Yo le vaciaría varias cargas de pistola al o los que les hicieran daño a mis amados familiares.

Que Dios perdone mi manera de pensar.

Escuchar los relatos de mis amigos me hizo sufrir por bastante tiempo y siempre he llevado el dolor ajeno en mis espaldas.

Estar en esas condiciones, sería un castigo divino.

Me horroriza de tan solo pensarlo.

Y otra interrogante aparece de inmediato.

¿Los asesinos y secuestradores deben gozar de la protección de los derechos humanos?

Mi respuesta es contundente.

“No y mil veces no”.

Por eso admiré y sigo admirando a quién libró en su tiempo del secuestro al Estado de Sinaloa.

El equipo antisecuestros del Gobernador Juan S. Millán fue un ejemplo a seguir por los demás gobernadores de México y algunos Presidentes de otros Países que adoptaron las modernas y eficientes técnicas de nuestro Estado.

El primer secuestrado en Sinaloa fue Don Guidevaldo Llanes.

Creo que se pagaron cuatro millones y medio de rescate.

Autor intelectual y material, Ramón el de la carne asada de la ciudad de Los Mochis.

Nos parece que murió en prisión en la ciudad de Guasave.

Millán limpió de secuestros a Sinaloa.

Hasta mañana.

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J. Humberto Cossío R.

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