Que no se hagan tontos porque resulta evidente que la ley mordaza es de Rubén Rocha, el gobernador corrupto y llorón.
Recordemos que el chacal de Batequitas presumió incluso en una de sus conferencias semaneras que él es el único que decide lo que se hace o se deja de hacer.
Advirtió incluso que no admite aprontados ni insubordinados.
Es como aquella frase que a cada rato persigue a ya saben quién de que “todos los negocios jugosos se hacen con el visto bueno del presidente”.
Confesiones directas o escupitajos al cielo, pues.
La diputada María Teresa Guerra Ochoa es una títere que cumplió con la orden de su patrón, porque la mordaza es de Rocha.
En Sinaloa se pretende una ley de censura como las de Campeche y de Puebla, para perseguir y castigar a quienes se atrevan a criticar a los poderosos.
Es una directriz iniciada desde palacio nacional.
Recordemos que la presirvienta presentó una iniciativa para censurar las críticas, y que tuvo que ser enviada a la congeladora en medio de un repudio muy amplio por parte de la sociedad.
Vemos que son muy necios, y que operan en varias entidades de la república.
Rocha el gobernador corrupto y llorón se sumó a esta estrategia.
Ya hemos señalado en Altoparlante el fracaso de las propagandas y las mentiras del morenismo.
Cada vez les funcionan menos los otros datos.
No sirven más que para matarnos de la risa las narrativas desde los medios de comunicación y por los periodistas arrodillados o hechos al vapor con los dineros oficiales.
Tenemos una presidente peor que el anterior.
Es más desvergonzada, más mentirosa, más cínica.
Abiertamente cómplice de los cárteles de la droga, como el propio gobernador Rocha Moya.
Y ante el fracaso de las narrativas oficiales, las leyes mordaza para amenazar con la cárcel a quienes se atreven a decir las verdades incómodas.
Son súper corruptos, súper cínicos y súper llorones.
Quieren aplicar a los críticos esa justicia que tienen completamente a su favor.
Convertir en “delincuentes” a millones de mexicanos que repudiamos los otros datos y nos atrevemos a disentir públicamente.
Hay que ver las redes sociales con miles de comentarios de repudio tanto contra Sheinbaum como contra Rocha.
Aquellas que eran benditas y pasaron a ser malditas.
Por fortuna tenemos sinaloenses y mexicanos valientes, y lo acabamos de confirmar en la UAdeO.
Es el caso de Gerardo Quezada, un trabajador sindicalizado despedido de manera injustificada por el rector espurio Pedro Flores Leal.
Gerardo se puso en huelga de hambre con el apoyo de universitarios valientes, y logró la reinstalación a su favor.
Demos las gracias por este ejemplo de que sí podemos contra los abusos de poder de esos abusivos llorones de la cofradía de la mano caída.
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