Desde el tercer piso me reportan que la marcha del domingo tiene temblando a Rocha.
Admito que esta información me sorprendió porque el gobernador presume ser intocable y se siente dueño absoluto de Sinaloa.
El chacal de Batequitas “anda desencajado”, es lo que me dijeron.
Rubén Rocha y sus compinches temen que se registre la movilización de protesta más grande de nuestra historia.
Por eso entró en pánico.
Ya no son solamente las confesiones de “El Mayo” y Ovidio, señalándolo como narco político.
Se ha gastado cientos de millones de pesos en comprar a políticos de “oposición” y en convertir en aplaudidores a numerosos medios de comunicación y periodistas.
Las noticias y opiniones de que es el “héroe” que sirve al pueblo, “honesto” a carta cabal.
De poco le ha servido.
Los márgenes de maniobra se le han estrechado de manera importante, por sus numerosas raterías, ilegalidades y abusos de poder.
Todo morena en Sinaloa, con Rocha a la cabeza, está al servicio del cártel de “Los Chapitos”.
A casi un año de narco guerra, es imposible seguir callando al pueblo que sí es bueno.
Se grite o no se grite, la marcha mostrará el enorme repudio de los sinaloenses.
Será noticia local, nacional e internacional, a pesar de esa parte del periodismo vendido y arrodillado.
Por orden del gobernador, a muchos burócratas les pidieron y hasta ordenaron no ir a la marcha.
Con escaso éxito, se intentó boicotear la convocatoria pretendiendo que la organizan partidos políticos de oposición.
Ya sabe usted que sólo morena puede encabezar movilizaciones de la sociedad.
Los temblores de Rocha son porque su autoridad se derrumbó y está derrotado moralmente.
Nadie le cree sus mentiras, y nadie lo respeta.
En palacio nacional fingen tragarse las encuestas donde aparece bien evaluado.
Y ahí está el detalle: doña Claudia necesitará toneladas de hipocresías para mantener su necedad de que Rubén Rocha hace buen trabajo como gobernador.
Aunque debemos admitir que le sobran estupideces como lo de que el terror que sufrimos acá no es culpa ni responsabilidad del gobierno estatal.
Parece que la presidente no se cansa de hacer el ridículo, pero no me lo creo por completo.
Le enyerba saber que muchos miles de sinaloenses la odian por ser cómplice del gobernador.
Mucho daño le ha hecho esa papa caliente de la que no se ha podido deshacer.
Odia cargar con esa losa, que no es propia.
Quizá le ayude la marcha del domingo.
Si logramos un gran número de asistentes, las cosas pueden comenzar a cambiar.
No habrá atoles y maromas que sirvan para seguir con la mentira de que a Rocha lo amamos hasta el infinito y más allá.
Por eso tenemos que mostrar fuerza, aunque pensemos que al gobierno le vale.
Marchemos desde La Lomita hasta Catedral en Culiacán, y comencemos en serio la resistencia.
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