Sus medidas exactas son de 46,800 metros cuadrados.
Para los eventos de nuestra presidente se dejó un gran lunar para que nadie se acercara a doña claudia.
Por metro cuadrado se calcula de manera apretada cuatro personas y lo demás es exageración.
Se dijo que hubo más de 400,000 asistentes.
Los que caben en la plaza son 187,200 personas.
El resto cabe en el cráneo de los lambiscones gubernamentales.
La señora Claudia es feliz de que le digan que estuvieron más de cuatrocientos mil y para qué empañarle esa felicidad.
En las mega marchas ciudadanas, el gobierno de la ciudad de México, nos daba un estimado de 20 o treinta mil personas con el Zócalo a reventar y las calles aledañas hasta el gorro.
Hace muchos años escuché decir a mis compañeros priístas que reunían hasta un millón allí mismo.
O sea que:
El zócalo es mágico.
Para Claudia, el metro cuadrado les dio para que cupieran nueve personas en ese pequeño espacio.
En el PRI de antaño, hasta 25 chúntaros por metro cuadrado.
Batres lo redujo a 0.5 en la misma superficie.
Se agranda, se achica, engorda y enflaca.
Hasta se parece a otra cosa, que por decencia no puedo decir, y por ser palabra no bien vista permanece oculta por los pantalones.
Nuestro gobierno federal se conforma con darnos una cifra de más de 400 mil asistentes.
Para que discutir con esos “caones” que tienen el garrote en su mano.
La cuatro T es la reina del carnaval.
Reparte dinero a lo machín-rin.
Nos quiere convertir en chairos de tiempo completo.
Cada dos meses nos llega billetito.
Conciencia pagada, es conciencia dormida.
Para todo hay principio y final.
No tengo idea de cuando caerá de su pedestal, este gobierno de la supuesta izquierda honesta y sin corruptelas.
Por lo pronto:
A guantones se hace el pan.
Populismo para compra de votos, y muy efectivo por cierto.
El zócalo se hace grande y se hace chiquito.
Engorda y enflaca.
A gusto de nuestra presidente.
La magia del zócalo.
Hasta mañana.
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