La Gaviota que jamás será olvidada

Angélica Rivera es su nombre y llenó mis deseos más ocultos por varios años que duró su contrato político presidencial.

Enrique Peña Nieto necesitaba una compañera que le diera imagen y alguien tuvo la genialidad de sugerir a la gaviota.

Tener una vieja de ese calibre debe costar bastante.

Quién sabe cuando volveremos a tener una belleza de esa magnitud interpretando el personaje de primera dama de la nación.

Fue una pareja sensacional y ganaron la elección.

Nada pudo hacer Andrés Manuel que no fuera quejarse que lo habían robado y Enrique y la gaviota tomaron posesión de la presidencia de México.

Gaviota costó mucha plata y oro al erario, pero valió la pena admirar esa mujer que despierta pasiones al más atarantado.

Siempre juntos y abriendo espacios de los que suspiraban por un rozón de la sensual gaviota.

Son de las piedras preciosas que se tallan cada mil años y que su recuerdo y estampa quedan por siempre en nuestra memoria.

Terminado su contrato presidencial se rompió la tasa y cada quién para su casa.

De Peña Nieto sabemos bastante y curiosamente de la Gaviota poco aparece.

La esposa de Andrés Manuel no quiso acompañarlo en sus obligaciones del DIF y sólo aparece cuando ella así lo dispone y alejada de su marido.

No quiere la señora ser comparada con la gaviota.

Prefiere caminar sola que mal acompañada.

Nos cayó por Mazatlán, que dizque para promover la lectura entre los niños y bienvenida fue por Rubén Rocha Moya.

Quirino Ordaz Coppel se frotaba las manos cuando Peña Nieto visitaba Sinaloa.

Caminar al lado de la pareja presidencial era lo máximo en imagen.

La esposa de Quirino es una belleza y contrastaba con la gaviota en su andar entre la ciudadanía.

Doña Beatriz no es fea y es mucho lo que cobija al peje.

Pero nada que ver con la incomparable y sensacional mujer que es la gaviota.

Fue una tremenda e insuperable contratación para acompañar por seis años a Enrique Peña Nieto.

Jamás desmerecieron.

Gobernaron sin tonteras o estupideces.

No podemos decir lo mismo del hombre de las mañaneras.

Los truenos comienzan a caerle.

Gozó bastante por casi cinco años.

Pero hay un principio y un final que marca a todos los sexenios.

Ya no habrá otra gaviota.

No se dan en maceta estas bellezas.

No sabemos cuánto cobró la estrella.

Pago por ver.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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