El madrazo fue tremendo y retumbó fuertemente a lo largo y ancho del país porque la FGR evidenció a Rubén Rocha Moya como el asesino de Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Cierto que faltó el señalamiento puntual y directo, pero no es necesario.
Quedó más que clara la conclusión de que la Fiscalía General de la República involucra al gobernador de Sinaloa en el homicidio del maestro y exrector de la UAS.
Todo mundo, incluyendo la fiscalía federal, sabe muy bien que la fiscal estatal, Sara Bruna Quiñónez Estrada, ha sido títere de Rubén Rocha y de Enrique Inzunza Cázarez.
Que la señora ha obedecido sin chistar las órdenes del par de locas que desgobiernan Sinaloa.
Las mentiras de la fiscal y el burdo montaje del video en la gasolinera son responsabilidad de esos dos enfermos mentales.
Cabe entonces por parte de la FGR la frase de “a ti te lo digo Sara Bruna, para que lo entiendan Rubén y Enrique”.
Las manipulaciones exhibidas ayer implican de manera muy clara que la fiscal sinaloense cometió numerosos delitos.
No es que se hayan equivocado o sean pésimos para los peritajes criminalísticos.
Rubén Rocha ordenó esas errores con todo el propósito de engañar a la sociedad y protegerse como uno de los responsables en la captura del Mayo y el asesinato de Cuén.
Se confirmó oficialmente que el video de la gasolinera fue un burdo montaje.
Igualmente, que como señalamos en nuestro Altoparlante de ayer, al maestro Héctor Melesio lo torturaron y asesinaron por la mañana.
Sara Bruna tiene un pie fuera de la fiscalía, y otro en la cárcel.
Es muy probable que la dizque autónoma e independiente proteja al gobernador que la compró y la hizo su cómplice.
Pero no se necesita su confesión para advertir que todo lo que hizo fue por órdenes de su patrón el desequilibrado mental.
Debe entonces procederse de inmediato, no solo contra la fiscal sino también en contra del ejecutivo estatal.
A Rocha, por asesinar a Melesio y por muchos delitos más.
Legal o políticamente, deben cesarlo u obligarlo a renunciar como gobernador.
Tras el bombazo de la fiscalía en contra de Rubén Rocha Moya, algunos seguirán con los otros datos y con la protección al gobernador morenista.
Andrés Manuel es capaz de eso y hasta más, pero don Rubén se ha convertido en un estorbo cada vez más peligroso del que le urge deshacerse.
No olvidemos un detalle importante: la fiscalía federal no es autónoma ni independiente.
El madrazo tan brutal contra Rocha fue ordenado desde palacio nacional.
Después de muerto, Héctor Melesio Cuén Ojeda le acaba de ganar a Rubén Rocha Moya una batalla que en un estado de derecho debería terminar con su renuncia o su cese.
Parecía imposible, pero se ve una luz de justicia.
¡Claro que se puede!
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