La educación y su identidad

La educación es una formidable herramienta de cambio y luz que ilumina la marcha de los pueblos. La historia lo atestigua. En fin, la educación es transformadora por antonomasia, pues enseña a otear más lejos en el horizonte y a encontrar caminos de progreso.

Quien aprende cosas nuevas tiene nuevos puntos de referencia para juzgar su realidad, y con ello deja de ser prisionero del inmediatismo y la estrechez. Todo gobierno, según su inclinación ideológica, destaca sus intereses políticos en su modelo educativo. En México se han aplicado varios modelos educativos. Ahora se promueve el polémico de la “Nueva Escuela Mexicana”, al que algunos califican de “comunista”, otros de “fascista” y otros más de “adoctrinador”.

Antes de abordar el tema debemos decir que ningún método educativo ha estado exento de ideología, ninguno.

El modelo de la mal llamada Nueva Escuela Mexicana, promovido por el actual gobierno morenista, es impreciso, muy ambiguo y no tiene nada de comunista. Y es por ello, aclaro a mis pacientes y gentiles lectores, que debemos observar a sus gestores porque mostraron la intención deliberada de provocar que las clases adineradas lo etiqueten como “comunista”.

Pero, insisto, este gobierno está lejos de ser socialista o comunista. Las personas no deberían espantarse, aunque sí preocuparse de que las ciencias, las matemáticas y el razonamiento lógico estén ausentes en los libros de texto gratuito; y que en éstos haya afirmaciones que no son demostradas como si se tratara de axiomas, una postura sistémica en las palabras y los hechos del gobierno de Morena. En estos libros de enseñanza básica destaca la ausencia de disciplinas como la física, la química, las matemáticas, la historia, el civismo, la geografía, etc., y en su lugar se conforman cuatro áreas generales o “campos formativos”: saberes y pensamiento científico; ética, naturaleza y sociedades; de lo humano y lo comunitario y lenguajes.

Es preocupante, asimismo, que se busque inducir a los alumnos para que aprendan a identificar y expresar sentimientos, a resolver conflictos, a autorregularse de manera asertiva que, en lugar de grados escolares anuales, como los aún vigentes, haya tres fases; y por último se instrumentará una “evaluación formativa” que no estará basada en calificaciones, sino en el desempeño integral del propio alumno desde que inició su proceso educativo. Se ha difundido también que en los libros de texto gratuito se recomienda a los maestros que estudien a los filósofos Carlos Marx y Vladimir Ilich UlianovLenin.

Todo lo anterior nos permite prever el fracaso de la llamada Nueva Escuela Mexicana por su manifiesta inviabilidad, pero además de las aberraciones arriba citadas, los libros de texto, hechos a prisa sin ajustarse a un programa educativo previo y sin la participación, siquiera, de los maestros, enfrentan hoy un amparo porque la metodología con la que fueron editados está reservada para cinco años; y con ellos se violó la Constitución.

En otro contexto, parece que en nuestra sociedad lo normal es sentirnos como sujetos separados uno del otro. La conciencia primaria de la humanidad nos impulsó a vernos como sujetos distintos, vulnerables y mortales.

GOTITAS DE AGUA:

 

En resumidas cuentas, cada quien entiende “su identidad” como algo sumamente personal. La necesidad de auto – conservación nos ha llevado a desarrollar necesidades de opresión y represión hacia nuestros semejantes. Muchas veces defendiendo identidad de supuestamente “sacras”.

Esa sensación nos puede llevar a entrar en un laberinto tortuoso y lleno de perversidad. Basta voltear un poco a la historia y caeremos en cuenta que las peores masacres y crímenes de la humanidad han estado basados en la defensa de identidades. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/sobre-el-camino/.

 

Benjamín Bojórquez Olea

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