La imagen simbólica que hace unos días protagonizó el presidente Andrés Manuel López Obrador al entregar “el bastón de mando” a Claudia Sheinbaum como Coordinadora Nacional de Defensa de la Cuarta Transformación nos obliga a la interpretación de esas imágenes donde el poder presidencial confiere una encomienda a quien es ya la candidata presidencial morenista para contender en los comicios del 2024.
Resulta paradójico que mientras en este sexenio los indígenas han sido los menos atendidos en un gobierno de aparente izquierda, se utilice su simbología para actos que tienen una gran carga antidemocrática, pues tal parece que el primer mandatario del país, nos quiso decir a todos los ciudadanos, que en esta nación como en los tiempos del pasado, el poder se hereda como sea y en los términos que sean.
El arribo de Sheinbaum a la candidatura que capitaneará su ex – contendiente Adán Augusto López expone la maniobra que se aplica desde siempre en un país, donde las operaciones cicatriz son el poder de compartir el hueso a fin de que sean menos perros los que ladren y hagan un alboroto mayor.
Sin embargo, todo lo anterior difícilmente borrará el boquete que hasta este momento persiste con la inconformidad de un Marcelo Ebrard, quien ha anunciado la creación de un nuevo partido político que llevaría el nombre de “Movimiento Progresista” y desde el 18 de septiembre del mes en curso comenzarían a organizarse, ¿esto será estrategia política para debilitar a Morena?, ¿o bien confundir a la oposición a una posible salida de Morena? Sin embargo, Ebrard se aleja por así convenir, pero está más cerca que nunca a favor del presidente, divide y vencerás, esa es la consigna.
El acomodo de tribus se dará en las siguientes semanas concediendo a los morenistas el poder de prometer huesos grandes, pequeños y diminutos, o bien arremeter contra aquellos que osen mantenerse como críticos de una democracia interna que simplemente no les dio para legitimar de manera impecable la unción de su hoy candidata.
El doble discurso del presidente AMLO se hace cada vez más evidente pues mientras cuestiona los estilos y formas de sus opositores, él invisibilizó el descarado uso de recursos públicos utilizados en las precampañas de sus ex – corcholatas.
Asimismo, sigue hablando de austeridad y anticorrupción cuando sus allegados dan cátedra de todo lo anterior.
En fin, la maquinaria para consolidar una elección de Estado está en marcha. Al barco de Sheinbaum se subirán muchos más con la consigna de un carro completo para Morena en 2024.
En México la democracia se sigue vulnerando con las acciones de un gobierno al que el poder engolosinó tanto, que hoy actúa como una monarquía de tercer mundo.
GOTITAS DE AGUA:
Serán peras o manzanas: no me cabe la menor duda que, Rubén Rocha Moya, actual gobernador de Sinaloa, aumentará su fuerza con esta designación presidencial, indicando que será la voz de mando de cara al proceso de 2024 en mí querido estado sinaloense. En pocas palabras, cada candidata o candidato de Morena tendrá que llevar la total y exclusiva bendición del ejecutivo estatal. Así que, no se salgan del huacal todo aquel que pretende ser irreverente.
Todo gobernante trabaja y se alinea al ejecutivo federal, eso es normal, pero cuando las condiciones se ponen a modo la fuerza y las decisiones políticas tendrán que ser consideradas, primero que nada, por el ejecutivo estatal sinaloense, de lo contrario, tendría que intentar negociar algunas candidaturas locales y federales, pero la decisión de la entrega del bastón a Claudia Sheinbaum empoderó más la fuerza del gobernador Rocha Moya. Sin duda, políticamente hablando, de ganar Claudia la presidencia, finalmente, le va bien a Sinaloa, y eso es lo que verdaderamente debe de importarnos. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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