Sentí curiosidad por saber de que se trata y de donde nos llegó a los mexicanos la costumbre de usar mascaras y caminar de casa en casa pidiendo dulces.
Antes que nada les diré que me disfracé de Humberto Cossío y no fui reconocido por nadie.
Lo cual me benefició para lo que explicaré aquí mismo.
La celebración es costumbre celta de hace dos mil o tres mil años.
Reino Unido, Irlanda y el noroeste de Francia.
Era el inicio del invierno el día 31 de octubre y el final de la cosecha.
Pensaban que ese día regresaban los muertos y prendían fuegos en las colinas cercanas para ahuyentar a los malos espíritus, y se ponían mascaras para no ser reconocidos por los muertos y que no los llevaran con ellos.
La gente comenzó a caminar de casa en casa pidiendo pequeños panes llamados pasteles del alma a cambio de una oración.
También muchos adultos pedían comida y bebida a cambio de un baile al que les concedía sus deseos.
Es una fiesta pagana asociada con el demonio.
Las calabazas que se usan como linternas llamadas Jack Lanters, se deben a un individuo que no fue aceptado ni en el cielo y tampoco en el infierno y caminaba sin parar con un carbón del averno y con eso encendía su linterna.
¿De dónde nos llegó a nosotros en forma directa la costumbre?
De primer año. Son nuestros vecinos los gobernados por Joe Biden y Kamala Harris los que pasaron el bote.
Año con año, en mi hogar se compraban dulces para darlos a los niños en su petición de Halloween.
Se acabaron los plebes en mi barriada.
Hace varios años que no piden dulces y no pasan con sus vistosos disfraces siguiendo la tradición celta.
La inmensa mayoría no sabe de que se trata el Halloween.
Por eso investigué para poner el conocimiento a su entera disposición y borrar de su cerebro un poco de la ignorancia.
Noche de brujas.
Día en que regresan los muertos para ver a quién se llevan.
Por eso me puse una mascara de Humberto Cossío y al parecer poco les importé a los difuntos o de plano no soy conocido.
El siguiente año mandaré hacer mascara de alguno de mis amigos y espero que tampoco me lleven.
Queremos Halloween, queremos Halloween, así gritaban los chamacos de mi barrio al tocar las puertas de mi hogar.
Algún familiar los acompañaba y se divertían al igual que sus retoños.
Fiesta celta pasada por las manos gringas.
Somos su patio trasero de lo bueno y malo que desechan o nos Imponen.
Fiesta infernal.
Noche de brujas.
Ligada con el demonio.
Hasta mañana.
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