La arenga de Miguel Hidalgo debe haber sido muy fregona

Sabemos que se encontraba en plena tertulia con los principales del pueblo y había consumido de los más finos licores que tenían a la mano.

Llegó directo hasta su parroquia y el redoble de campanas no se hizo esperar y los fieles salieron en chinga de sus casas para el mitote.

Allí les aventó su verbo, todavía con el sabor de los coñaquitos y vámonos a comenzar con la independencia de México.

A su lado no estaba Andrés Manuel y tampoco Claudia Sheinbaum.

Solo contra el mundo y se hizo la machaca.

Ya sabemos que el grito no fue el quince de septiembre.

Don Porfirio Díaz lo empató con su cumpleaños y desde entonces se acostumbra a gritar de noche desde Palacio Nacional.

Es una pachanga a todo dar y la gente se prende con lo que le griten.

A la muchedumbre no le importa que griten que viva Madero o cerveza dos X.

Grito, campanas, y luces de cohetes.

Con mucha atención seguí el grito del presidente de México.

Con devoción acompañé a mi Gobernador en su arenga desde mi mullida cama y con refrescos etílicos y sabrosos bocadillos.

Muy buena voz y con variado repertorio para los vivas.

Lo acompañé en todos sus vítores, menos cuando nombró a uno.

Me lo salté y lo pagué con creces cuando el viva México.

El Gobernador sabrá porqué nombró al que no le seguí el rollo y es su responsabilidad mencionar al que le dé la gana.

Mi ultima aparición en los festejos del tercer piso fue en tiempos de Quirino Ordaz Coppel y ya no estoy en condiciones de andar trasnochando por rumbo de Palacio de Gobierno.

El cura Hidalgo debe haber sido una persona muy chingona.

Aventarse un tiro en contra de la madre Patria no era cualquier cosa.

Arrojarse a una guerra sin más armas que azadones, palos y piedras y uno que otro mosquetón, requiere de tener los “destos” muy gordos y bien plantados.

Se armó la bola y es de los héroes que nos dieron Patria.

La corregidora tenía las naguas bien puestas y debe ser ejemplo de la grandeza de la mujer y no ser pisoteada en ninguna mañanera.

No le nieguen méritos a nadie.

Iturbide también puso su parte en la consumación de la Independencia.

Los grandes de la Independencia son los que hacen brillar a nuestros gobernantes en estas fechas.

Aprovechan el quince de septiembre para echarle crema a sus tacos.

Son los beneficiados del cura Miguel Hidalgo y Costilla.

La fiesta del grito es muy esperada por los mexicanos.

En todos los Estados de la República se escucha lanzar la arenga que Don Miguel les aventó en la parroquia de Dolores.

Seguí a Rocha Moya con su arenga y me brinqué a uno.

Pero grité con fuerza que viva México.

Y lo seguiré haciendo si Dios me presta vida y salud.

Miguel Hidalgo iba entonado y no se rajó hasta que le dieron mate.

Hasta mañana.

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J. Humberto Cossío R.

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