Para obtener nuestras propias conclusiones, no es indispensable contar con una gran capacidad en materia del análisis político.
Y es que, el conjunto de expresiones, conductas, actitudes y posicionamientos públicos observados en el Presidente Andrés Manuel López Obrador durante su reciente visita a Sinaloa, no dejan lugar para las dudas.
En la gira presidencial, es posible se haya decidido la suerte política del alcalde de Culiacán Jesús Estrada Ferreiro.
Más allá de lo que puedan opinar los adversarios, o aliados políticos del alcalde, la realidad es que el destino del juicio político al que está siendo sometido, pareciera haber tocado fondo.
Nada tengo en lo personal en contra de Jesús Estrada Ferreiro, por lo que mi análisis simplemente lo baso en los hechos que observados durante la gira de López Obrador por nuestro Estado de Sinaloa.
Culpable como se le acusa, o inocente como él se declara, todo hace suponer que el Presidente de Culiacán, tendrá en breve que abandonar, voluntaria o involuntariamente sus funciones.
Insisto, los hechos contundentes ocurridos hace un par de días, se han convertido en el mejor de los testimonios para así pensar. La sabiduría del sentido común, muchas veces suele ser clara y convincente.
Un amigo, me preguntaba recientemente; ¿Pero, acaso la gran amistad que dicen existe entre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y el acalde Jesús Estrada Ferreiro, no podría incidir para el posible perdón del acusado?.
La respuesta a la interesante pregunta, aunque dese luego, basada en mi percepción personal, fue clara y precisa. No.
¿Por qué, sería la segunda interrogante; Porque el Presidente es un político que no perdona, ni olvida las ofensas, pero sí ignora y desprecia a los desleales.
AMLO suele ser duro en el trato, con cualquier amigo, camarada o aliado político que no transite con disciplina, visión, firmeza y sobre todo con lealtad, por la ruta de su proyecto político.
Y Jesús Estrada ha cometido el gran pecado de transitar en sentido contrario, criticando y confrontando de manera sistemática y retadora a funcionarios estatales, legisladores y líderes del Partido MORENA de Sinaloa.
Acusó al Gobernador Rubén Rocha Moya, primero de no haber ganado honestamente la elección, y luego remató su ataque señalando que su gobierno es el más corrupto de la historia; Grave error.
Me queda claro, que Estrada Ferreiro no dimensionó el peso de sus acusaciones, ya que su ataque fue de tres barandas.
Le pegó al gobernador Rocha Moya, rebotó en MORENA y finalmente impactó en el propio AMLO y su emblemático combate a la corrupción.
Por eso, la respuesta del mismo Presidente de México, para el alcalde de Culiacán, no se hizo esperar.
“El gobernador de Sinaloa Rocha Moya, es uno de los mejor calificados y sobresalientes del País” dijo, palabras más, palabras menos el mandatario nacional durante su estancia en Sinaloa, en evidente respuesta a las acusaciones de Jesús Estrada.
Creo que con ese mensaje, la intención de AMLO no era solo hacer un reconocimiento público al gobernador de Sinaloa, sino también, desestimar y reprochar las acusaciones del alcalde.
PARA EL ALCALDE DE CULIACAN NO HUBO ABRAZOS
Desde su arribo a Sinaloa el pasado viernes, el edil había sido ninguneado por su amigo el Presidente.
No fue invitado a la recepción del ejecutivo federal al aeropuerto de Culiacán, y ese desaire, sin duda le dolió.
Se hizo represente en el lobby del hotel en que AMLO se hospedó, sin resultado favorable.
Para el alcalde era claro, que el Presidente de la República y gran promotor de los abrazos, en su paso por Sinaloa no lo tenía contemplado para el reparto de esas muestras de afecto.
Pero llega el sábado 28 de mayo, el alcalde de Culiacán decide acudir a las instalaciones de la Novena Zona militar donde su escurridizo “amigo”, daría su tradicional conferencia mañanera.
Ahí le fue peor, ya que los guardias de la puerta de acceso al cuartel militar le impidieron el paso, robándose los espacios en todos los medios de comunicación.
Pero las malas señales para Estrada no habían terminado, ya que al día siguiente, durante su visita al municipio de Mazatlán AMLO, saludó se abrazó de manera aparentemente efusiva con el también polémico alcalde mazatleco Luis Guillermo “El Químico” Benítez.
El Presidente de la República se fue de Sinaloa, al parecer, sin saludar de manera personal, ni entablar un diálogo telefónico con el edil de Culiacán.
Estrada asegura que finalmente había logrado dialogar con el mandatario nacional, sin embargo, no hay evidencia alguna sobre ese encuentro entre ambos.
Lo cierto es, que el desaire con olor a disgusto del ejecutivo mexicano con el munícipe de Culiacán, prevalece en el ambiente político estatal.
EL COLOFON; Antes de partir a la capital del País, López Obrador Llamó a solucionar el multicitado juicio político de Estrada Ferreiro, mediante el diálogo entre las partes involucradas.
Para ello comisionó al Secretario de gobernación federal Adán Augusto López, quien posiblemente esta misma semana llame al alcalde a su oficina en la Ciudad de México para efectos de dialogar y llegar de manera cordial y amigable al mejor arreglo político posible.
Respecto a ese encuentro, me atrevería a pensar, que Adán Augusto le estaría planteando a Estrada Ferreiro la mejor de las alternativas posibles; SU RENUNCIA VOLUNTARIA.
Es decir, una renuncia sensata e inteligente, bajo la promesa de nuevas oportunidades en el proyecto de la cuarta transformación.
Los que conocen de la agresiva cerrazón del Edil, creen que podría rechazar la propuesta de Adán Augusto López, tratando de ignorar que la propuesta del Secretario de Gobernación federal, proviene del huésped principal de Palacio nacional.
Estrada Ferreiro sabe y conoce la forma en que se mueven los entretelones de la política mexicana.
Y sabe muy bien, que si el Presidente de la República, tal y como lo estableció en su gira por Sinaloa, en ésta confrontación política no está de su lado, seguramente, está en su contra.
Si el alcalde no quiere ver e interpretar las cosas de esa manera, ya sería otra cosa…Nos vemos enseguidita.
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