Los propios resultados electorales muestran encuestas con mentiras y propaganda para morena.
No les crea, porque la mayoría de las empresas manipulan los resultados a cambio del maldito y cochino dinero.
Otras favorecen a la cuarta transformación por puro miedo, sabedores de que si en palacio nacional la encuesta no les gusta serán insultados, descalificados y perseguidos.
Veamos los últimos tres procesos electorales, que con todo y las mapachadas nos muestran realidades muy distintas de las que nos pintaron en las encuestas.
Comencemos con la elección judicial, con el pronóstico de una participación que superaría el veinte por ciento.
A pesar de que se probó que hubo urnas embarazadas, el resultado oficial estuvo muy por debajo y con gran cantidad de sufragios nulos o inválidos.
En Durango y en Veracruz vimos también el descaro de las encuestadoras.
Morena obtuvo bastantes menos votos que los anunciados.
A pesar de las mapachadas.
Los hechos demuestran con claridad que los encuestadores nos mienten.
Unos porque les pagan y otros porque son cobardes.
Con el detalle adicional de que muchos de los encuestados mienten al responder, diciendo que apoyan al gobierno porque no confían en quienes levantan opiniones y no quieren exponerse a represalias.
Por estas mismas razones encontramos a veces contrastes muy marcados en cuanto a las aprobaciones de gobernadores y alcaldes.
Rubén Rocha Moya, por poner un ejemplo, aparece en algunas con más del 50 por ciento pero en otras con menos de la mitad de este número.
Sobre la presidente Claudia Sheinbaum Pardo, pasó de más del 80 por ciento a menos del 70 por ciento de aprobación ciudadana, y cayendo aunque luego le vuelven a levantar.
Según los encuestadores, hay que insistir.
Si cualquiera de nosotros realiza una encuesta o preguntamos en las calles lo que los ciudadanos opinan, encontraremos otros datos.
En Sinaloa el repudio contra el chacal de Batequitas es ampliamente mayoritario.
La conclusión es inevitable, señalada en el título de nuestro Altoparlante de hoy: encuestas con mentiras y propagandas para morena.
Son un instrumento de manipulación, y los gobiernos de la cuatroté se gastan muchos millones de pesos en ello.
Poner a morena como invencible y a los partidos de oposición como virtualmente apabullados.
Si esto fuera verdad, no viéramos a la chacha de palacio empeñada en sus leyes mordaza y de censura, así como en los intentos de controlar por completo a los ciudadanos.
Ese espionaje electrónico que sin duda alguna tiene la perversa intención de acosar y perseguir a los mexicanos que se atreven a disentir del gobierno.
Conclusión: no crea usted en las encuestas electorales.
Nos mienten con descaro, y eso es señal muy clara de serias preocupaciones en la cuatroté.
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