Enamoren a Norma

Y denles una semana de libertad a todos los policías de Sinaloa y pídanles con mucho comedimiento a los del tercer género, que se vayan de vacaciones a lugares lejanos a nuestro Estado.

Las presas necesitan agua.

Secas no le sirven a nadie.

“A Norma le pido su amor, o de perdida su enojo, para que suelte a raudales llanto, que es agua por supuesto y que necesitamos tanto”

Que maravilloso espectáculo cuando el agua de las presas rebasa sus cortinas y cae sobre el cauce de los ríos, con rumbo a los lugares de siembra y las bahías que reproducen el camarón y otras especies.

El ganado engorda y los bolsillos de los empresarios lucen gruesos y dispuestos a derramar su poder sobre nuestras cabezas.

No hay felicidad piojosa.

Me gusta que tengamos millonarios a nuestro alrededor y que derramen parte minúscula de sus haberes.

La lluvia de billetes nos llega, porqué nos llega.

Hermoso es ver llover en su tiempo y a destiempo también.

El agua es indispensable para vivir y también para nuestra felicidad personal y familiar.

EL AGUA DEL SACRIFICIO

Es un cuento tan corto, que de un vistazo lo abarco.

No quedaba una sola gota de agua y los niños morían sin remedio alguno.

Sin nubes que pudieran salvarlos con su derrama.

Dios los había olvidado, o los castigaba por algo.

Se pusieron de acuerdo. El amoroso padre puso su mano sobre el bracero y las quemaduras provocaron las lágrimas que la madre recogió entre sus dedos y los pasó por los labios de sus niños.

Luego fue la madre la que repitió la historia y el padre el que mojó los labios de sus hijos, para que siguieran soportando la inclemencia de la sed.

Parecía todo perdido y ya no quedaban lagrimas para mojar la boquita de sus pequeños.

De pronto, se escuchó un trueno en los cielos. Un torrencial aguacero inundó sus campos y cubrió de vida los arroyos y todos los estanques volvieron a llenarse.

Las manos quemadas y deshechas sanaron al caerles el agua de lluvia. De nuevo

fueron bendecidos por su Dios que contemplaba el sacrificio para conservar la vida de los hijos.

Nunca hay que perder la fe.

Hay un Dios que nos flagela, pero no nos deja sucumbir.

Enamoremos a Norma y que nos conceda la bondad de sus lagrimas.

Es nuestra esperanza de vida y prosperidad.

DE ULTIMO MOMENTO

El agua llegó a Sinaloa y doy la contra a uno de mis amigos que escribe sobre el tema.

Los agricultores son gigantes de espíritu y de donde pueden sacan para sembrar sus tierras.

Esa es su vida y en el surco quedan antes de rajarse.

En la sierra, la humedad ha llegado y están listos para pegar el brinco y sembrar lo que se pueda.

El ganado ya tiene agua para beber y sus dueños sembrarán la tierra para tener el pasto suficiente como forraje.

Al mar llegan nutrientes que engordarán las especies.

El agua no es cosa nuestra en su llegada.

Pero somos optimistas, a pesar de tantas desventuras creadas por el pésimo gobierno de Andrés Manuel.

Gracias, mi Dios, por traernos a Norma.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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