El domingo 4 de junio la Cuarta Transformación tuvo una victoria y una derrota. Me explico, ¿es más gratificante la victoria que dolorosa la derrota? El lunes 5 de junio al parecer el Presidente dio una primera respuesta. Entró al Salón de la Tesorería y al ponerse frente al micrófono que se encuentra en el podio donde habitualmente emite sus declaraciones y respuestas en las mañaneras, comenzó cantando “mataterola” para después emitir su habitual “¡ánimo!”. Estaba de buen humor Andrés Manuel. Esto quiere decir que, para él, el balance es positivo a pesar de la cantada derrota de Morena en Coahuila. Cuando las derrotas son inesperadas, cuando los resultados son menores que las expectativas, el resultado es el abatimiento, las recriminaciones mutuas y hasta la división.
Nada de esto sucedió en Morena el pasado domingo 4 de junio. La victoria ocurrió como se esperaba y la derrota también aconteció como era de esperarse. Más aun, la victoria en el Estado de México tiene un valor estratégico que no tiene la derrota en Coahuila. Probablemente el negrito en el arroz sea que el triunfo de Delfina Gómez Álvarez haya sido hasta las cifras que hoy conocemos, por una diferencia de diez puntos cuando las expectativas generadas por las encuestas apuntaban a un margen de quince a veinte. Pero la victoria de la coalición Juntos Hacemos Historia en el Estado de México, tiene un valor histórico porque acaba con 94 años de predominio priista en el Estado de México. Tiene un valor estratégico porque prepara el camino política, organizativa y moralmente para el triunfo de Morena y sus aliados en 2024. El PRI tiene más diplomáticos en el exterior que gobernantes en los estados de la república.
El PRI sacó 5 por ciento de votos menos en estas elecciones con relación a las de 2017. El PAN también tuvo resultados desalentadores porque su votación bajó aproximadamente 3 por ciento y qué decir del PRD que habiendo obtenido el 17 por ciento en 2017, ahora corre el riesgo de perder su registro pues apenas está arañando el 3 por ciento. La victoria tiene para la 4T también un valor político adicional porque a pesar de ser derrota esperada la del PRI, la amargura provocada profundiza su agonía y división interna: el llamado Alito ya le hizo amargos reproches a Alfredo del Mazo por no haber realizado elecciones de estado en el Edomex. El PRI ha perdido 12 gubernaturas desde 2021 y empieza a acompañar al PRD en su extinción.
La derrota de la 4T en Coahuila tiene más repercusiones en lo interno que en lo externo. En primer lugar, revela que tiene que profundizar la transparencia en el método para elegir a sus candidatos/as si quiere seguir usando las encuestas como método para seleccionar candidaturas. La rebelión de una parte importante de Morena en Coahuila y su decisión de apoyar a Ricardo Mejía Berdeja tiene sus raíces en el enorme descontento que Mario Delgado y sus cómplices en el Comité Ejecutivo Nacional provocaron con las candidaturas de 2021.
En segundo lugar, tiene que propiciar que dichas candidaturas no sean impresentables. Armando Guadiana no despertó gran entusiasmo con su imagen semejante a la de Don Perpetuo del Rosal, sus conexiones con el “moreirato” y sus opiniones a menudo distantes de los valores de Morena. Al final de su conferencia de prensa después de aceptar su derrota, expresó un deslinde ajeno a convicciones con respecto al candidato triunfador Manuel Jiménez: “prefiero ser cabeza de ratón que cola de león”. Y luego nos contó que se va a tomar “unas vacacioncitas y a ver unos toros allá en España”.
La conducta de los aliados de Morena, el Partido del Trabajo y del Verde Ecologista no puede ser sino tachada de deplorable. Sectaria porque antepusieron sus intereses particulares de partido y de ambiciones personales a los de la tarea colectiva de evitarle a Coahuila cien años de priismo. Jugaron a la división del voto aduciendo la impresentabilidad de Guadiana, como si Mejía Berdeja (en el caso del PT) fuera sumamente presentable después de levantarle la mano a Ricardo Anaya en 2018.
GOTITAS DE AGUA:
La conducta de los aliados de Morena también fue oportunista porque medraron con los apoyos financieros que se les otorgan a los partidos que corren electoralmente por su cuenta y se colgaron de liderazgos que no eran propios para aumentar porcentajes de votos a su favor. Cerraron su actuación con el broche de la ignominiosa traición, al dejar solos a Mejía Berdeja y a Lenin Pérez en el último momento.
En suma, si la ética es un elemento central de la 4T y el poder no es el fin sino un medio como lo ha pregonado Andrés Manuel, PT y PVEM mostraron en esta coyuntura el lado más execrable de la “realpolitik”. Y con esto comenzamos a partir de esta semana, el camino que nos llevará hacia el domingo 2 de junio de 2024. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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