El dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, no ha mostrado capacidad y altura de miras para llevar al Revolucionario Institucional a la competitividad. Es más, no hay ninguna duda de que, en este preciso momento, vive su mayor crisis no solo por las derrotas acumuladas en 2021, 2022 y 2023, sino porque hay un verdadero desorden que no han podido evitar quienes están a cargo de los órganos de dirección. De hecho, así es como se explica tanta derrota consecutiva que sigue generando la falta de liderazgos, aunque, también, el mal prestigio que arrastran desde hace décadas.
Así como el PRI llegó a la cúspide del poder, va cayendo a la degradación por la tensión que se vive al interior de un partido. En ese sentido, todas las decisiones y las determinaciones del futuro del PRI pasan por manos de su dirigente nacional, Alejandro Moreno. Se nota que no hay diálogo ni participación para llegar a consensos y acuerdos, lo que ha puesto contra las cuerdas al Revolucionario Institucional.
Y esa será la tónica del proceso electoral del 2024 si el PRI sigue por esa ruta de la decadencia. Lo que significa que, el dominio que mantuvo durante décadas el grupo Atlacomulco, llegó a su fin el pasado domingo 4 de junio.
El PRI está en la lona. A ello hay que sumarle la división interna y la lucha constante que mantienen en la fracción del senado de la República por las fricciones de su dirigente nacional, asunto que, a la postre, no han podido superar por falta de diálogo.
Esa misma polarización ha ido repercutiendo en las bases del partido. Muchos han cerrado filas con Alito, dado que en sus manos pasará la designaciónde espacios de participación popular en las elecciones del 2024. En ese sentido, hubo hasta quienes hicieron público su respaldo al presidente nacional pues con mayor razón, lo realizaron a sabiendas de lo que se jugará en espacios legislativos.
Dicho en otras palabras, no podemos negar que todo el control político del PRI ha recaído en manos de Alejandro Moreno. El problema de ello es que, desde hace tres años, el dirigente nacional no ha sabido administrar esa responsabilidad. Toma decisiones malas; se equivoca en sus posturas y no tiene una agenda política de la que pueda sacarle provecho, incluso su imagen está muy desgastada por tanto escándalo que ha salido a la luz pública, lo que ha implicado pérdida de simpatizantes y, sobre todo, fracturas que son precisamente la causa que ha originado tanta decadencia política.
Y lo que es más preocupante para el PRI es que, hoy en día, se perfilan a la extinción porque no han podido superar, primero, el estigma que arrastran de la corrupción en décadas pasadas. Otro aspecto, sin duda, es lo que confirma el propio termómetro ciudadano. Ya lo dijimos: es muy poco probable que gane el 2024.
Observo un PRI desangelado. El punto es que, la sociedad ha llegado al hartazgogeneralizado de tantas décadas del poder del PRI. Algo similar al proceso del 2018 donde ganó la esperanza de un cambio, aunque, también, influyó la animadversión al partido que en ese momento tuvo el poder: el Revolucionario Institucional.
Y pese a malos gobiernos actualmente, Morena y el Presidente siguen marcando la agenda del país, pese, también, a la ignorancia gubernamental Morena continua siendo un partido que predominará mínimo un sexenio más.
GOTITAS DE AGUA:
Con lo sucedido el pasado domingo 4 de junio Morena sumaría el Estado de México y llegaría a 20 gubernaturas, más dos de los aliados naturales: Morelos que gobierna el PES y San Luis Potosí del Partido Verde; el PAN se queda con 5, el PRI con 2 el mismo número de Movimiento Ciudadano.
La “joya de la Corona” la obtuvo el Presidente, el padrón más grande del país, así como lo que representa el Estado de México para el PRI, mientras que en Coahuila tal vez la perdieron desde la conformación de las candidaturas o ¿una posible concertacesión a priori? No lo sabremos.
Lo cierto es que el único bastión electoral más grande del PRI que es el Estado de México quedó en puras cenizas, lo que representa una muerte anunciada. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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