El PRI no cambia ni se transforma…

No me gusta ser pesimista, pero esto se encamina hacia la crónica de una muerte anunciada. En seis años, el PRI perdió territorio, el apoyo de sus gobernadores, la confianza de liderazgo y militantes, así como su capacidad operativa.

Las renuncias que se han venido suscitando en Sinaloa con relación al PRI me dejan muchas dudas respecto a los personajes que no llenan un bocho tras su renuncia, pero que también, hay personajes que no deberían minimizarlos y mucho menos reírse de ellos públicamente. Fernando Pucheta, en el sur Mazatlán, cuenta con muchos seguidores y ciudadanos. Respecto a Jesús Valdés Palazuelos, en el centro del estado, sobre todo en Culiacán, también cuenta con una estructura y bastantes seguidores. En el norte del estado se encuentra, Marcos Osuna, otro personaje de a pie que también cuenta con personajes líderes que lo siguen. Y por último, Gabriel Ballardo, personaje que también cuenta con una amplia estructura dentro del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado (STASE).

Todos ellos que hacemos mención líneas arriba son la punta del iceberg que viene en picada y que generará una trombosis política al interior del tricolor, pues no solo ejercen liderazgo, sino que también son maestros en la operación política, esto, sin duda, debe de doler en lo más profundo a los nuevos líderes del tricolor. Aunque el discurso sea otro por parte de la dirigencia estatal del PRI, en Sinaloa.

Y, una vez más, el partido en el poder sigue una estrategia clara, un camino hacia las elecciones del 2024, mientras que la oposición sigue desgastada en la polarización en los partidos, enfrascada en guerras internas, peleando unos y otros por el mayor número de posiciones partidistas y candidaturas que se vienen y sin una definición de perfiles a posicionar. Seguimos viendo a los mismos de siempre.

 

 

En una de mis anteriores entregas comentamos de la ingratitud de los renunciantes, además, comentamos, que muchos de los renunciantes ya no les era atractivo el partido, sin embargo, estas últimas renuncian tiene su peso específico, y el culpable de todo es el dirigente nacional del PRIAlejandro Alito Moreno, ya que no son tiempos para continuar aplicando el dedazo, quizás antes por la debilidad tecnológica el rancho no se incendiaba tan rápido, hoy en día, la velocidad de la información y la polarización se están encargando de que no son tiempos para seguir imponiendo.

 

 

Para distintos especialistas, esto deja al partido sin armas rumbo a las próximas elecciones del 2024. Además, de que la dirigencia de Alejandro Moreno en el PRI pende de un hilo por las derrotas acumuladas y los escándalos que lo rodean. Además, considero que la presidencia del PRI es muy endeble y con poca autoridad moral en el bloque opositor.

GOTITAS DE AGUA:

 

El PRI siempre fue un partido de mucha disciplina al que su militancia guardaba obediencia, pero el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018 causó un reacomodo de fuerzas. La actitud de los gobernadores indica que le apuestan a cuidar de ellos mismos, antes que de su partido.

Frente a este nuevo reacomodo, la militancia y las voces experimentadas del partido han mostrado descontento desde diversos frentes y han solicitado en reiteradas ocasiones la renuncia de Alejandro Moreno. A mi criterio, el PRI juega ahora más que nunca en contra de la democracia. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. Nos vemos Mañana”…

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/sobre-el-camino/.

 

Benjamín Bojórquez Olea

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