Es cierto, el PRI de “Alito” Moreno apostó todas sus canicas para ganar las elecciones para gobernador de Coahuila y el Estado de México, con su candidato y candidata, respectivamente.
Tiene en la bolsa la primera, y pudiera ser que consiguiera la segunda, al menos por lo voluminoso de los partidos políticos que van en la coalición: PRI-PAN-PRD-Nueva Alianza, pero lo que ya es una realidad es la eutanasia que se practicó al renunciar a que algún (a) militante de ese instituto político pueda competir por la candidatura a la Presidencia de la República, en 2024, y la gubernatura de la Ciudad de México, que se traduce en un suicidio político, es decir, la pérdida del registro del otrora partido hegemónico, inclusive.
En una escala del 1 al 10, puedo asegurar que esta apuesta de “Alito” Moreno y su grupo, en un 8.5 conlleva al divorcio de las bases priistas con su dirigencia, y un 7 por ciento a no conseguir siquiera el 3% de la votación total para las elecciones de 2 de junio de 2024, quedándose, eso sí, con gobernadores, diputados federales, senadores, diputados locales y alcaldías, que ganarían al ir aliados, pero sin registro oficial ya como partido político nacional.
La extinción del dinosaurio, quién lo diría, la orquestaría y ejecutaría el mismísimo dinosaurio que duraría en México 95 años de vida, tomando en cuenta su nacimiento en 1929 como Partido Nacional Revolucionario (PNR).
¿Qué brebaje le habrían dado los dirigentes nacionales del Partido Acción Nacional, y el de la Revolución Democrática a “Alito”, para que aceptara semejante acuerdo? ¿No le dieron tiempo para reflexionar que, en principio, los precandidatos y precandidatas de su partido para la Presidencia de la República, le cobrarán la factura por dejarlos fuera de esa posibilidad, por negarles la oportunidad de haberse convertido en candidatos o candidata de la coalición, y convertirse, probablemente, en presidente de México? ¿Acaso pensó que Beatriz Paredes, Ildelfonso Guajardo, Alejandro Murat, José Ángel Gurría, Enrique de la Madrid o Claudia Ruiz-Massieu Salinas se quedarían de brazos cruzados, cuanto que ya se sabe, extraoficialmente, que están cruzando conversaciones con un dirigente nacional de un partido político que ha manifestado varias veces que competirán solos, sin ninguna alianza?
¡Increíble pero cierto! El PRI de “Alito” se suicidó y entre el magnicidio podría llevarse a la famosa coalición que recién acaban de formalizar con el PAN y el PRD y Nueva Alianza, de ir aliados en las elecciones de 2023 (Coahuila y Estado de México), y el 2024, pero que pudiera explotar precisamente en las elecciones federales, porque las dirigencias nacionales de ambos partidos ya sufrieron una primera traición de “Alito” Moreno y Rubén Moreira, precisamente cuando se pasaron del lado de Morena y el presidente López Obrador, para apoyar la permanencia del Ejército en las calles del país hasta 2028.
GOTITAS DE AGUA:
Para finalizar esta muy posible extinción del tricolor. ¿Quién le garantiza al PAN y al PRD que no los volverán a traicionar este par de priistas, con la fama de trúhanes que ya tienen? Les recomiendo que lo piensen bien. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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