No admite instituciones que le puedan frenar las acciones desequilibradas o abusivas.
Simplemente no tiene donde topar con pared.
Eso es lo que ya tiene Claudia Sheinbaum, y ella, y solamente ella, marcará hasta donde puede jalarnos el bozal.
Seremos sus gatos para sobarnos el lomo o arrojarnos baldes de agua fría para matarnos.
Nos aventará croquetas al piso para que nos tiremos a lograr la mayor cantidad posible.
Nuestros bolsillos tendrán agujeros para que no guardemos nada que no quiera su gobierno.
A eso estamos expuestos los mexicanos.
No hay defensa alguna contra las decisiones del supremo gobierno y los derechos constitucionales solo le pertenecen al que tiene el garrote en mano.
Pérez Dayán consumó el asesinato ciudadano.
El voto del magistrado de la Suprema Corte de Justicia nos dejó en estado de indefensión absoluta.
Pero en caso de que hubiera votado en bloque contra los deseos de Claudia Sheinbaum ya tenían listo el plan B.
Un ministro a punto de salir este mismo año y Claudia propondría al Senado un hombre o mujer de su confianza para sustituirlo.
De inmediato se mandaría un nuevo proyecto y ya tendrían la manera de romper la soga que les amarraba la trompa.
Plan B o plan C, son las maneras de imponer sus majaderías y abusos los que detentan el poder.
La apestosa figura de Noroña presidiendo la mesa del Senado es una muestra de la corrupción que impera en este gobierno.
Es un tipo odiado y odioso para los ciudadanos pensantes.
Nos lo pusieron para pegarnos en toda la madre.
Es la representación de la infamia.
Yo no soy de los que festejan que Donald Trump le pegará a México con sus barbaridades.
No quiero ver a Claudia Sheinbaum aterrorizada con lo que disponga el zar mundial que ganó la elección en Estados Unidos.
Mi idea es vivir en un país libre sin cadenas que nos sometan y humillen.
Mi pensamiento siempre vagará en libertad.
Pero mi cuerpo y el de mi familia serán sujetos con grilletes.
Voté en contra de la cuarta transformación y ya no tengo otra manera para librarme de esta pesadilla.
Claudia y su pandilla nos tienen prisioneros de un sistema que no pensamos llegaría al poder.
Son absolutos y vengativos.
Es su estilo y son nuestros sastres.
Vestimos y caminamos de la manera que quieren o nos jodemos y hundimos en la fosa sin fondo del castigo.
Maldita sea la hora.
Hasta mañana.
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