El pánico a la verdad

Nos sigue sorprendiendo lo miserable que resulta un presidente de la república que con falsedades muy descaradas mantiene su linchamiento contra medios y periodistas.

Sus ataques son todos los días y no solamente los miércoles con su marioneta del “quién es quién en las mentiras”.

A poco más de tres años, nos sigue imponiendo desde las mañaneras la narrativa nacional de su gobierno bueno contra los corruptísimos conservadores.

Como no hay resultados, la “solución” son los atoles cada vez más burdos y en cantidades industriales.

O es muy grande la desesperación presidencial para que no parezcan preocuparle todos los ridículos que hace un día sí y los otros también, o tiene una confianza absoluta en que los mexicanos somos casi puro tontejo.

Aunque ya no le son tan benditas las redes sociales y lomo le hace falta con satisfactoria frecuencia, al dizque austero le siguen rindiendo frutos los muchos millones de pesos que paga en cuentas de redes sociales y bots que nos bombardean defendiendo los otros datos y embaten cada vez más duro contra todos los que nos atrevemos a disentir.

Es sin duda una lucha desigual, pero los buenos mexicanos estamos ganando terreno porque cada vez somos más los ciudadanos hartos y menos los que le siguen creyendo sus embustes y el culpar de todo a los que dejaron de gobernarnos.

¿Y por qué los cada vez más arteros ataques contra los periodistas y los medios de comunicación que nos arrodillamos ni le aplaudimos?

Nos quiere callar porque somos el conducto mediante el cual el pueblo se entera de lo que realmente sucede en el país, y obstaculizamos con nuestra información el éxito de sus interminables maromas.

Su real enemigo es la verdad, cada vez más incómoda, porque de manera irrefutable lo ubica como el político más vil en toda nuestra historia, muy mentiroso, muy corrupto y descarado asesino.

A pesar del enorme presupuesto y de casi todos los controles de poder, no ha podido ni podrá contra todos los que sí deseamos un México más justo y más digno.

Seguros debemos estar que esta pesadilla de la cuarta transformación terminará, que la verdad ganará de manera incuestionable, y lo que nos toca es seguir luchando sin aflojar.

LA CIENCIA TAMBIÉN DA RISA

Intentamos ver el lado amable cuando es posible, porque ningún caso tiene nomás llorar y llorar.

O dígame usted si no se ha divertido también con algunos de los “argumentos” y “explicaciones” con los que la putrefacción de cuarta nos presenta realidades inexistentes.

Tomemos como ejemplo la reciente indignación oficial sobre la información de tala de más de veinte mil árboles como parte solamente un tramo de las obras del tren maya.

Aclara el gobierno que los árboles no fueron talados, sino trasplantados.

No dan los detalles, pero seguro que usaron enormes camiones como viveros móviles y una tecnología única en el mundo que se mantiene en secreto para evitar que otros países nos la roben. Si a usted le tocó ver fotos o videos con miles de troncos de los árboles “talados”, desengáñese: los puso ahí Felipe Calderón, nomás para seguir fregando.

Partida
Juan Manuel Partida Valdez

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