= “Un país con hambre y sed de justicia”.
= “Un campo empobrecido, olvidado y endeudado”
= “Un pueblo agraviado por los abusos de la autoridad”
= “De gente angustiada por la enorme inseguridad”
Hace apenas 30 años, Luis Donaldo Colosio Murrieta veía “Un México con hambre y sed de justicia”. También un “campo empobrecido y endeudado”. Del mismo modo “Jóvenes sin empleo y de escasas oportunidades”. Y en ese tenor: “gente angustiada por la enorme inseguridad imperante en el país”.
El candidato presidencial del PRI hablaba apenas cobijado por la sombra del Monumento a la Independencia, en aquel domingo 06 de marzo de 1994, apenas dos días después del aniversario del Partido Revolucionario Institucional. Al fondo del escenario, una enorme cruz, como lúgubre presagio de los inimaginables hechos en puerta.
Para ese entonces, Luis Donaldo, “destapado” por el propio presidente Carlos Salinas de Gortari antes de la conclusión de 1993 –“no se hagan bolas, el candidato es Colosio” – ya le había dado una primera vuelta a todos los estados del país y en su memorable discurso del 06 de marzo hacía justamente una compilación de sus observaciones a lo largo y ancho del territorio nacional.
¿Qué veía Colosio, 30 años atrás?
En efecto, “un México con hambre y sed de justicia; un país de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley, precisamente los responsables de servirla”; de hombres y mujeres “afligidos por abuso de autoridades o por la arrogancia de las mismas oficinas gubernamentales”.
“Un México de campesinos que aún no tienen la respuesta que merecen -acotaba -; en suma, un campo empobrecido y endeudado; pero también he visto una capacidad de reaccionar y de rendir frutos, si se arraigan y establecen los incentivos adecuados”.
¿Qué más observaba acuciosamente el candidato presidencial del PRI?
-“Un México de trabajadores que no encuentran los empleos, ni los salarios que demandan; pero también veo un México de trabajadores que se han sumado, decididamente al esfuerzo productivo y a los que tenemos que responderles con puestos de trabajo, adiestramiento, capacitación y mejores salarios”.
-“Un México de jóvenes que enfrentan todos los días a la difícil realidad de la falta de empleos y que no siempre tienen a su alcance las oportunidades de educación y preparación; jóvenes que muchas veces se ven orillados a caer en manos de la delincuencia y la drogadicción”.
-“Un México de mujeres que aún no cuentan con las oportunidades que les pertenecen; mujeres con una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social. Mujeres que, en suma, reclaman una participación más plena y justa en el México de nuestros días”.
– “Un México de empresarios pequeños y medianos, a veces desalentados por el burocratismo; por el mar de trámites y la discrecionalidad en las autoridades; ellos son gente creativa y entregada: dispuesta al trabajo; dispuesta a arriesgar. Que quieren más oportunidades y que exigen una economía que ofrezca condiciones más favorables”.
Evidentemente, Luis Donaldo Colosio no estaba contento de todo lo que había visto a lo largo y ancho del territorio nacional; por eso, desde lo más profundo de su ser, se comprometía -cuatro meses antes de las elecciones – a encabezar un gobierno para responderle a todos los mexicanos, convencido de que “el cambio con rumbo y responsabilidad no puede esperar más; debe darse justo ahora, en una coyuntura nacional”.
Para lograrlo, el candidato del PRI bosquejaba ya sus primeras decisiones, una vez asumida la máxima responsabilidad a la que todos deberíamos aspirar:
-Recuperación de valores.
-Reforma económica.
-Combate a la desigualdad.
-Reforma agraria.
-Nuevo federalismo.
-Reformas al poder.
-Educación nacionalista y de calidad.
Colosio, sin embargo, estaba convencido de que, para hacer realidad su programa de gobierno, tendría que contar con la solidaridad y el respaldo del pueblo de México, en aras de “emprender una conducción política responsable, que propicie los cambios que requerimos a fin de cerrarle el paso a todo intento de desestabilización, de provocación, crisis interna o enfrentamiento entre mexicanos”.
“Queremos, en síntesis, un cambio que conserve lo valioso; un cambio con responsabilidad en el que no se olvide ningún ámbito de la vida nacional; un cambio democrático que permita mejor economía y mayor desarrollo social”.
El carismático político sonorense -nacido en Magdalena de Kino, cerca de la línea fronteriza con los Estados Unidos – no alcanzaría a cristalizar ninguno de sus sueños. Su prometedora carrera fue cercenada brutalmente por las balas asesinas disparadas por Mario Aburto, aquella nefasta tarde del 23 de marzo, en Lomas Taurinas, Tijuana.
Y en cuanto al contenido del discurso de Colosio, nada de qué preocuparnos.
Eso sucedió 30 años atrás…
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