El gobierno de Rubén Rocha Moya armó todo un montaje para intentar desmentir lo denunciado, pero el Mayo Zambada dijo la verdad: a Héctor Melesio Cuén Ojeda lo mataron temprano, no por la noche.
Fue torturado, le dispararon en las rodillas y se desangró.
Fausto Ernesto Corrales Rodríguez recogió por la noche el cadáver, hasta que le permitieron ingresar al cuarto en el que asesinaron al maestro.
Se trasladó a la clínica CEMSI, donde luego de unos minutos los médicos señalaron que Melesio tenía ya buen número de horas sin vida.
Es factor clave para conocer la verdad, siendo el chofer que llevó a Cuén Ojeda a la reunión en la que a éste le dijeron estarían Ismael Zambada García y Rubén Rocha Moya.
Del por qué Fausto Ernesto Corrales no ha dicho la verdad, hay razones muy poderosas.
Fue amenazado de muerte, y ni modo de no creerles a los asesinos.
Los temores personales y familiares, sabedor de que aún diciendo la verdad resultaría muy difícil que la justicia castigue a los responsables.
Desde ese día 25 de julio, Corrales Rodríguez sufre de una tremenda depresión y se la pasa llore y llore.
El video difundido por la fiscalía en la gasolinera es obviamente un montaje.
Hay incongruencias muy claras sobre cómo llegaron ahí el supuesto agredido y los supuestos agresores; de cómo actuaron los “asaltantes”, y cómo huyeron con la protección de agentes policíacos que encendieron sus torretas al paso de la motocicleta.
No sabemos si Fausto Ernesto participó en este video, o si fueron otros los actores.
Habrá que ver lo que declaró ayer ante la Fiscalía General de la República, si es que se da a conocer.
Y faltará saber si dijo la verdad o mintió ante las amenazas de muerte.
En la Universidad Autónoma de Sinaloa y en el Partido Sinaloense comenzó desde hacer días el rumor del asesinato temprano.
Miles de comentarios en diferentes grupos de conversación, con muchos que terminaron convencidos de que El mayo Zambada dijo la verdad en la carta difundida por su abogado.
Y entonces, caemos en el montaje del video que termina siendo una confesión sobre la participación del gobernador en la traición a Zambada y en el asesinato de Cuén.
Las mentiras del intento de robo y declaraciones falsas o inducidas para ocultar la verdad y proteger al narco gobernador.
Es de sentido común la conclusión de cómo es que una fiscal de justicia tan descaradamente mentirosa sigue en el cargo, impune a pesar de sus ilegalidades y sus burlas.
Todo lo que hace es por orden de su patrón Rubén Rocha, el cínico que a cada rato la señala como “autónoma” e “independiente”.
Sólo en México suceden desvergüenzas de ese tamaño, con la burla de que los rufianes presumen que son ejemplos de rectitud y honestidad.
Elementos de sobra hay para cesar de inmediato no solamente a la fiscal sino al propio titular del poder ejecutivo estatal.
Asesinos o cómplices de asesinos, para comenzar, deben ser los cargos principales.
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