= Ya cayó la primera víctima: Sara Bruna Quiñonez
= Investigación de la FGR; giro radical a teoría inicial
= Insólita la celeridad por parte de la Fiscalía General
= Rocha, cobijado por AMLO, Claudia y gobernadores
Una vez en manos de la Fiscalía General de la República, las investigaciones sobre el caso Cuén-Zambada o Zambada-Cuén, dieron un giro sorprendentemente radical y arrojaron el primer damnificado o damnificada: Sara Bruna Quiñonez, la ahora ex Fiscal General del Estado.
Y dentro de esta ola de linchamiento mediático y sospechosismo a ultranza, a cuyo interior la objetividad y el equilibrio en el análisis quedan relegados a un lejanísimo segundo plano, es conveniente recordar que fue el propio gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, quien le solicitó al presidente López Obrador -aquí en Culiacán, el sábado 10 del presente – su intervención para que del tema se encargara la fiscalía nacional.
En la misma dirección, también Rocha demandó investigar todas las líneas posibles y llegado el caso recomendó a Sara Bruna renunciar a la titularidad de la fiscalía local, ante el Congreso del Estado, consejo que solo le llevó acatar cinco minutos, de acuerdo a las propias expresiones del gobernador.
Precisamente el sábado anterior, los diputados a la 64 legislatura del Congreso del Estado interrumpieron su lapso vacacional -ya el último de su periodo – para dar trámite a la petición de la señora Sara Bruna Quiñonez; nombrar provisional y abrir un plazo razonable para la elección de quien tomará en sus manos esa verdadera “papa caliente” que es la Fiscalía General de Sinaloa. Por lo pronto, es el vicefiscal quien estará al frente de la institución.
Hasta ahí llegó el papel de Sara Bruna, tras poco menos de tres años de desempeño como tal. Sara Bruna había resultado electa por el Legislativo, días después de la asunción de Rubén Rocha Moya como gobernador, tras la dimisión al cargo de Juan José Ríos Estavillo, allá por noviembre de 2021.
La licenciada Quiñonez Estrada se retira segura de que “hice bien las cosas”; pero es lo mejor que pudo haber hecho, por su seguridad propia, la de su familia y por la salud política del Estado. No hay más.
Ahora, de conformidad con el artículo 76 de la Constitución Política de Sinaloa, corresponde al Consejo Estatal de Seguridad Pública -presidido por Miguel Calderón Quevedo – integrar una propuesta con cinco candidatos para ser presentada al titular del Poder Ejecutivo, quien seleccionará a tres de ellos para ser puestos a consideración del Legislativo, órgano que elegirá al nuevo fiscal o a la nueva fiscal, según el caso. El proceso no deberá extenderse más allá del presente mes, ante lo urgente de la resolución.
Justo ese proceso ya inició con la correspondiente notificación oficial por parte de la mesa directiva del Congreso del Estado. Y quizás en el curso de la semana, el CESP tenga ya los nombres de sus propuestas, para ser sometidos a la primera depuración y someterse al proceso que fijará el Legislativo para la elección del nuevo fiscal. Hay muchos, muchísimos asuntos por atender.
Pendientes.
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Y bien.
La inminente salida de Sara Bruna evolucionó su condición a la calidad de indefendible, tras la primera declaración sobre el caso de la Fiscalía General de la República, apenas tres días después de que se le solicitara oficialmente su participación, por parte del propio presidente de la República Andrés Manuel López Obrador. La reacción de la FGR fue impresionante, testimonio irrefutable del interés sobre el caso.
Las revelaciones de la fiscalía nacional constituyeron un segundo golpe demoledor, después del primero que fue la publicación de la carta aparentemente firmada por Vicente Zambada y que enturbió la fiesta que aquí se le tenía preparada al todavía presidente constitucional y a la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Un texto revelador, que, por un lado, daba a conocer detalles sobre su secuestro y que por otro, echaba por tierra la primera hipótesis sobre el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Para entonces, todavía la medio libraba la Fiscal, firme defensora de su teoría, razón de la exhibición del tan llevado y traído video -presuntamente filmado por las cámaras de seguridad de la gasolinera en la que se desarrollaron los hechos en torno a Cuén -; pero fue el clásico tiro en el pie porque ese video inspiró, en efecto, más dudas que certidumbre sobre el caso.
Y lo que vino después fueron los resultados de las primeras investigaciones que sembraron todavía más incógnitas y que terminaron por aniquilar la teoría del crimen como consecuencia de un intento de despojo de la unidad en la que aparentemente viajaba Cuén y su acompañante.
Declaración contundente, descarnada, que propició un giro de 180 grados al caso Zambada-Cuén; Cuén-Zambada.
Tras estos primeros señalamientos, será difícil que se produzcan más con la misma celeridad que los primeros; sin embargo, este posicionamiento de la Fiscalía General de la República nos habla de que el tema se ha abordado con la responsabilidad y seriedad que se amerita y que las nuevas definiciones serán dadas a conocer en fecha próxima a la sociedad.
Ojalá.
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Ahora que.
En su condición de gobernador del Estado, resulta lógico que a Rubén Rocha Moya se le coloque en el mero ojo del huracán y que su persona sea objeto de lacerantes señalamientos, de críticas de índole política y que hasta se le asigne papel de actor en los sucesos del negro jueves 25 de julio pasado. En razón de esto, hay que puntualizar, por elemental deducción, que si a alguien le interesa el esclarecimiento del caso es al propio gobernador. Sin duda.
Desde el día de la divulgación de la carta del “Mayo Zambada”, Rocha Moya recibió el acompañamiento solidario y el respaldo absoluto del presidente Andrés Manuel López Obrador.
A ese apoyo, se sumó el de Claudia Sheinbaum, una vez declarada como presidenta electa de México para el periodo 2024-2030.
Y tras estas muestras vinieron las de los gobernadores del país -morenistas y no morenistas – quienes reiteraron el mismo respaldo a Rubén Rocha Moya, al tiempo que avalaron su trabajo por el Estado, basado en la austeridad, el contacto directo con la comunidad y el sentido social de su obra en la entidad.
Evidentemente que todas estas expresiones, a las que se agregaron algunas más, no van a rescatar, de momento, a Rocha Moya del centro del tornado, puesto que a la natural inquietud por el descubrimiento de la verdad, se suman las manifestaciones de índole política incuestionable; sin embargo, las investigaciones de la FGR marchan por el sendero correcto -hasta ahora – y será el resultado de las mismas las que conlleven a la última definición. Ni antes, ni después.
Salvo mejor opinión, amigo lector.
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Por otro lado.
Cuenta regresiva para la distribución de posiciones legislativas por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
La mayoría calificada para la Cuarta Transformación -MoReNa, PT y Partido Verde Ecologista Mexicano – en la cámara de diputados es un hecho y no hay vuelta de hoja. La duda es de qué monto será la famosa sobre representación en la cámara baja del Congreso de la Unión.
En el Senado, según las cuentas de los expertos, le faltan a la 4-T todavía de tres a cuatro escaños para la mayoría calificada. Si no la logran, la cabildearán ya en el nuevo periodo ordinario de sesiones. Sobrará qué senador ofrezca sus servicios.
Hay que recordar que la nueva legislatura arranca el primero de septiembre venidero, último mes del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, principal interesado en saber, de una buena vez, cuales serán las herramientas con las que efectivamente contará para la aplicación de su plan “C”
Ya le informaremos.
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Y hasta aquí por hoy. Nos vamos ya. Cuidense mucho y Dios los bendiga. Ahora y siempre.
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