Fax del Fax

El homenaje póstumo a Rosalía Camacho de Aguilar

Mientras las imágenes aparecían en pantalla del auditorio del DIF estatal, mi mente se transportaba en el pasado y en ella con asombrosa claridad se proyectaban mis propias vivencias.
Una gran señora, con enorme empatía entre las personas que trató siendo la primera dama en Sinaloa.
Enamorada de los niños con cáncer.
Sufría enormidades cuando uno de ellos abandonaba este mundo, a pesar de todos los esfuerzos de su equipo médico.
Cerré os ojos por instantes y ahí estaba caminando impaciente de un lado a otro y con una gran sonrisa en todos sus eventos.
Me niego a aceptar que nos abandonó.
Seguirá viva mientras pueda recordarla y mis plegarias se elevarán para rogarle a Dios que la cobije con su inmensa bondad.
Lejanos escuchaba los aplausos que los asistentes le brindaban a Doña Rosalía cuando el orador mencionaba sus logros.
La visualicé en los tiempos de la campaña de Jesús Aguilar Padilla. La encontré en plena faena de barrido en el local que escogieron para organizar sus labores de proselitismo.
Casi me entregaba una escoba para que las ayudara.
Margarita era su brazo derecho y con ella y la señora coordiné la visita a mi domicilio en el fraccionamiento CANACO.
Puntualmente asistió en una tarde noche y ante más de cien mujeres que la recibieron emocionadas les hizo su gran confidencia:
“Jamás he participado en la política. Estoy haciéndolo para pagar a mi esposo todos los momentos que estuvo a mi lado en mi penosa enfermedad de cáncer de mama y en mi recuperación al ser extirpado mi seno”
Todas las mujeres la abrazaron esa noche y ahí nació la inmensa admiración a su persona que no termina con su muerte.
Mi familia la quiso mucho y rezó sin descanso por su salud.
Me llené de felicidad cuando Jesús Aguilar padilla me informó que estaba recuperándose y con muchas posibilidades de reintegrarse en corto tiempo a su querido Culiacán.
Se me desgarró el alma cuando me dieron la noticia de su fallecimiento.
No podía creer que había perdido una gran amistad.
Nadie escapa a los designios del señor.
En la pantalla apareció abrazando a esos niños que tanto amó y que fueron su más grande preocupación en los seis años de gobierno de su esposo.
No quería que Sinaloa perdiera más mujeres por el cáncer de mama.
Modernizó todas las instalaciones hospitalarias y dejó un legado que perdura hasta la fecha.
Ahí estaba Jesús Vizcarra Calderón y su esposa.
Sabemos que las familias tienen un vinculo de amistad muy profundo.
El Gobernador expresó su gran admiración por doña Rosalía. Confortó con sus palabras al hombre que ha quedado sin su compañera y a los hijos que lamentan la partida de su querida madre.
Su nombre quedó grabado en una placa del Instituto de Cancerología que llevará su nombre.
Que el señor cuide a su familia.
Hasta mañana.
J. Humberto Cossío R.

Comparte