Quería ser partícipe de la anhelada reactivación de la vida de noche en el Culiacán donde nací y vivo.
Las recomendaciones de Omar García Harfuch me animaron brevemente y luego sobrevino el desplome de la confianza.
Quema de camiones del ayuntamiento rumbo a la Loma de Rodriguera para impedir el paso a las autoridades mientras las tracateras se daban duro y macizo.
Quema de estancias de rehabilitación y asesinato de nueve que allí se encontraban tratando de volver a la vida sana.
Secuestro del coordinador de estos centros para luego aparecer ejecutado y su domicilio saqueado para escarmiento.
Balaceras en varios rumbos de la ciudad con victimas colaterales que tuvieron la desgracia de quedar en medio del tiroteo.
Cadáveres arrojados en carreteras y calles de Culiacán.
Plazas vacías por motivo de la pandemia generada por la delincuencia y que son causa de la pérdida de empleos.
¿Para qué fueron las lecciones de boxeo promovidas por Claudia Sheinbaum y secundadas por todos los gobernadores del país?
¿Quieren acaso enseñarnos a defendernos por la falta de protección de las autoridades obligadas a ello?
La verdad, con perdón del que se pueda ofender, vivimos los culichis en shock que las balas de la delincuencia organizada nos mandan al cerebro.
Suponiendo sin conceder que las clases de boxeo trasmitidas a nivel nacional me convierten en mejor que Julio Cesar Chávez ¿De qué me servirían los puños frente a los fusiles AK-47,AR-15 o los Barret calibre 50?
Gracias por su preocupación señora presidente.
Dentro de las paredes de mi hogar me siento más tranquilo aunque de boxeo no tenga el mínimo conocimiento.
Hay muchos viernes y sábados de box por televisión abierta. En ocasiones los grandes campeones protagonizan tórridas batallas que nos mantienen al filo de nuestras butacas caseras.
Aprendí que hay opers, volados, ganchos al hígado y cruzados a la quijada que depositan en la lona a los peleadores.
Son profesionales y no recomiendan que aprendamos para enfrentar a la delincuencia organizada.
De nuevo gracias señora Sheinbaum.
Estoy muy bien sin querer enfrentarme a los Mayitos o Chapitos.
Háganlo ustedes por nosotros sin maquillar las cifras de detenciones, decomisos y disminución de homicidios.
Es la segunda o tercera vez que invito a Culiacán a la señora Sheinbaum y a su marido legal, para que por las noches sin sus escoltas disfruten de la vida nocturna en la capital sinaloense.
Puede que hasta le toque la suerte de enfrentar con sus puños a uno o varios de los sicarios que hasta la fecha se mantienen en guerra.
Yo paso.
Y quién sabe hasta cuando recuperaré mi libertad para pasear sin sobresaltos en los mejores lugares del pueblo.
No tomé las clases de boxeo de Claudia Sheinbaum.
Ninguno de mis amigos compró guanteletas.
Y no tienen costal de arena para entrenar.
Hasta mañana.
Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.