Nos abrió las puertas de su casa, nuestra querida amiga la Maestra Trinita, que se desvive para que gocemos en su compañía.
El sábado 29 de octubre acudimos presurosos a la programada reunión, no sin antes sacar filo a las tijeras y navajas el viernes 28.
Nos esperaban acompañando a la maestra Hernán Cuevas Rivas y doña Bina que es su señora madre.
Mi amigo y brillante profesionista “El Chapo Gómez”, luego llegó Julieta Belmontes cargando una exquisita barbacoa, frijoles puercos y Marito Gutiérrez con la dotación de las exquisitas costillas adobadas para asarlas a fuego lento sobre el carbón.
La gringa Sosa andaba atornillando gente en su calidad de Oficial del Registro Civil en el pueblo Mágico y esa fue la razón que fuera la última en llegar.
Hablemos de lo que cayó en la mesa.
De entrada, pelamos cacahuates tostados del famoso Cerro Agudo.
Natas del día en tortillas salidas en el momento del comal.
Gorditas de acientos, en tortilla hecha por la señora que atendió la lumbre y el carbón.
Marito Gutiérrez se puso en acción y sus costillas adobadas fueron la delicia que esperábamos todos.
Como remate al festín, la exquisita barbacoa de nuestra amiga Julieta que se esforzó para que nos sintiéramos plenamente satisfechos. Mi esposa María Isela y el que esto escribe, llegamos con 12 tecates rojas, bolsa de hielo, dos refrescos de sabor, una botella de Wiskies japones Harmony, pero, sobre todo, con muchas ganas de saborear los manjares y ponernos hasta atrás con las comidas.
El producto japones nada les pide a ciertos escoceses de las marcas que conocemos en los mercados locales.
Dije que afilé las tijeras y navajas un día antes de la reunión.
No tengo idea de cuantos habitantes tenga el pueblo mágico de Mocorito, pero creo que nos faltaron muy pocas en los diversos temas que tocamos.
De ninguna manera mencionamos a las autoridades.
Tampoco a sus protectores.
Fuimos muy condescendientes con los tópicos de la política y sus políticos y no les encontramos defectos o amoríos secretos.
Estuvimos muy bien portados. Por espacio de ocho horas nuestras platicas fueron aprobadas por Dios y la liga de la decencia mocoritense.
Aunque usted no lo crea y se ría de lo que narro, somos muy civilizados y no nos gusta hablar mal de la gente… y bien tampoco.
Las tijeras y navajas afiladas las llevo por si se ofrece.
El tenis y el ping pong lo analizamos a conciencia.
No se habló de escándalos pueblerinos, ni presentes o pasados.
De hecho, nadie dijo conocer temas escabrosos que perjudiquen la imagen de la gente de Mocorito.
No suelten las carcajadas, créanme, nosotros somos decentes y usamos el lenguaje apropiado como corresponde a los que no nos gusta el mitote.
No me tocó ver a la sufrida señora presidenta.
Tampoco a su esposo que preside el DIF municipal.
Son personas muy apreciadas en el municipio y sin manchas en su reputación.
Ocho horas de incesante conversación y jamás hicimos alusiones personales o chismes que nunca faltan.
Mas quietos que en la Iglesia de la Purísima.
En nuestras reuniones, se prohíbe hablar mal de los presentes.
Gracias a todos.
Gracias a Doña Eva que se encargó del comal y confeccionó las exquisitas tortillas de puro maíz.
Hasta mañana.
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