La tragedia de Juárez y las del pasado lleva a pensar que por omisión o acción directa, están atrás de estos sucesos.
Por supuesto que en los hechos criminales jamás veremos a los políticos jalar el gatillo para acabar con la vida de sus oponentes, de sus enemigos, de quienes les estorban. Serían demasiado torpes para hacerlo. Siempre envían a sus intermediarios, a sus gatilleros, para cumplir con su propósito.
Bueno, pues sucede que en todas partes se cuecen habas. Ahora tocó a Ciudad Juárez vivir una espantosa tragedia en una estación migratoria donde murieron calcinados 39 indocumentados.
No fue un “albergue” como dijo desatinadamente el presidente Andrés Manuel López Obrador, sino una estación migratoria, que depende del Instituto Nacional de Migración del gobierno federal, donde fallecieron de manera inmisericorde estos seres humanos.
De acuerdo con reportes oficiales, otras más están gravemente heridas en los hospitales de la zona, intubados, recibiendo tratamientos especiales dado el nivel de riesgo en el que se encuentran.
¿Quién tuvo la culpa? Todos se echan la bolita. En plena entrevista con Joaquín López Dóriga, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, tiró la responsabilidad nada más y nada menos que al canciller Marcelo Ebrard Casaubon.
Los dos son candidatos presidenciales rumbo al 2024; los dos se deslindaron de los lamentables hechos; los dos están en plena campaña política. Los dos sirven para muy poco o para nada. Al menos en cuanto a tragedias se refiere.
Lo mismo sucedió con los trágicos accidentes en el Metro de la Ciudad de México, donde otra candidata presidencial para el 2024, Claudia Sheinbaum, se deslindó del percance, culpando a administraciones pasadas. En ese hecho murieron 27 seres humanos.
En política, los hechos o actos criminales comienzan con la omisión, con el dejar hacer, dejar pasar. “Mejor nos hacemos de la vista gorda”,“No nos metamos en esos asuntos”, “A mí no me toca la parte política”, “No hay recursos para solucionar el problema”. Y así se lavan las manos.
En los videos que se difundieron en redes sociales, que tuvieron desde temprana hora los funcionarios federales, se ve claramente cómo mientras ardían las celdas de la estación migratoria y los migrantes pedían ser salvados del fuego, los guardias caminaban lento, sin compasión, sin hacer el menor intento de abrir las puertas.
Eso hace pensar a más de uno, incluyendo a autoridades de Derechos Humanos, que el acto pudo haber sido premeditado, previamente planeado, ejecutado bajo indicaciones precisas. Sólo mentes criminales pudieron haber ideado esta tragedia que ya dio vueltas al mundo.
En política quizá quienes detentan el poder no prendan la llama que incendiará el edificio; quizá no detonen el arma homicida; quizá no preparen los tambos con ácido donde se disolverán los cuerpos de la “gente peligrosa”.
GOTITAS DE AGUA:
Los ciudadanos deben tener cuidado, mucho cuidado, en elegir gobernantes con pensamiento criminal, ya sea por cualquier partido que pertenezca, porque hoy fueron los migrantes que murieron calcinados.
En el pasado reciente fueron los 43 de Ayotzinapa (nadie los encuentra, ni las autoridades que se dicen de “izquierda” quieren hacer algo para hallarlos). Mañana puedes ser tú o tus hijos. Pasado mañana podemos ser muchos más. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”…
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