El Escuinapense Bonifacio Bustamante Hernández fue un alcalde que salió con la frente en alto, y no solo eso, un hombre educado se muestra en el reconocimiento ante sí mismo, pero también junto a otros.
Bonifacio Bustamante Hernández es un sinaloense exitoso, ha sido un personaje al que algunos pocos le profesan una envidia gratuita. El popular Bony del sur de Sinaloa, trabaja duro, acompañado de sus hijos y su reconocida esposa, Celia Sarabia de Bustamante.
Las críticas a Bonifacio Bustamante Hernández nunca lo han detenido, y menos espantado, para seguir creciendo en su carrera empresarial. Sin duda que quienes no lo quieren, gratuitamente y nada más porque si, seguirán viendo al líder del mango como un empresario y político exitoso y muy rentable.
El sur de Sinaloa requiere este tipo de personajes, pues le abonan al empleo y fortalecen la actividad económica, además le aportan a la política un ingrediente toral, capacidad y visión. Por eso, la política sinaloense no ha aprovechado el talento y esfuerzo que ha desempeñado durante muchos años Bonifacio Bustamante Hernández, en donde ha tenido participación en la función pública.
El Bony conocido así en el sur y centro del estado, cae bien a mucha gente, es simpático y campechano, es un personaje seguro de sí mismo, un emprendedor eficaz y gestor de empresas. Su formación lo describe como tal, sus alusiones al hogar y a las buenas costumbres es prueba suficiente.
Y como siempre lo hemos dicho en este espacio, es un talento desaprovechado, no solo por la técnica elemental y profesionalismo, sino porque es un respetuoso de la política y de los mismos detractores de derecha e izquierda.
¿Y por qué deben estar incluidos en la función pública como el hoy mencionado? Muy sencillo, no hay, a priori, un ámbito menos politizado que el empresarial. Lo privado contrasta con lo público, es su antítesis, al menos en el imaginario colectivo. Por ello, suelen aparecer después de ciclos de alta ideologización y politización, cuando la sociedad muestra cansancio a causa de los altos niveles de confrontación. Es el fenómeno que se conoce como “pos-política”, la gestión de los asuntos sociales como algo técnico, la nueva tecnocracia.
Históricamente, el empresariado ha gozado de mayor confianza que los políticos. Los empresarios resultan especialmente atractivos en tiempos de recesión y crisis económica. Son personajes asociados al éxito, personal y colectivo. Este relato es extremadamente potente, sea un caso de superación personal, tipo sueño americano o mito del garaje, o simplemente de gestión exitosa. La asociación entre la gestión empresarial y la gestión política tiene una dimensión emocional muy poderosa que apela directamente a lo aspiracional.
GOTITAS DE AGUA:
He, ahí, la importancia de este tipo de personajes mencionados que deberían ser aprovechados en la política, y de ahí, pasar a las urnas y administrar o legislar ya sea una de las soluciones ante tanta oligarquía e idiosincrasia que actualmente vivimos en tiempos de recesión.
Estos personajes traen, del mundo de la empresa, palabras, conceptos y valores que rompen con la liturgia política tradicional. La eficiencia, por ejemplo, se vuelve casi una muletilla. Es una manera de hacer las cosas, pero es también un propósito, un fin.
Que sean liderazgos ajenos al mundo político no quiere decir que se desarrollen de un día para otro o que sean indiferentes a la lógica de lo político. Por un lado, tienen que concebirse como proyectos estructurales, a medio y largo plazo, no pueden ser ni parecer una oferta improvisada. Necesitan, por tanto, cierto tiempo de gestación y desarrollo, como los casos del líder productor de mango en el sur del estado, Bonifacio Bustamante Hernández, que ya tiene muchos años de experiencia política. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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