Con reservas, lo admito, todavía le doy al gobernador Rubén Rocha Moya el beneficio de la duda.
Por el bien de él mismo y el de Sinaloa, espero que cumpla con su obligación constitucional de vigilar que imperen la verdad y la justicia en las acusaciones formales y públicas que han sido primicia informativa de Altoparlante.
Que no haga caso a los “consejos” y a las mentiras de los señalados y cómplices.
Ninguna necesidad tiene de ceder a los chantajes y de asumir el ridículo de pretender que todo es un complot político y un invento más de los “carroñeros” del periodismo.
No debe ser fácil porque se involucra a tres secretarios de la administración estatal y a su ahijado que hoy es presidente municipal de Culiacán.
Rocha Moya necesita entender que puede mandar al caño la cada vez más escasa credibilidad que le queda.
Los sinaloenses estamos pendientes y de ninguna manera permitiremos que siga solapando a sus amigos y colaboradores.
Este caso nos tiene muy indignados, porque es contra jovencitas acosadas y abusadas.
La responsabilidad del ejecutivo estatal es con el estado de derecho.
No tiene por qué cargar con culpas ajenas, por mucho que quiera o estime a los responsables.
Que retome lo que ya dijo hace algunos meses, con su crítica pública al mal trabajo de algunos de sus colaboradores.
Seguro me reprocharán algunos que soy demasiado optimista y hasta ingenuo en extremo.
Me asegurarán incluso que Rubén Rocha ya no tiene remedio.
Puede que tengan razón, pero no pierdo por completo la esperanza de ver otra vez al Rubén que conocí hace más de treinta años cuando fue secretario general y luego rector de la UAS.
No era un hombre perfecto, pero sí mucho más decente que lo que últimamente hemos visto.
SI SE INVESTIGA, LA CONDENA ES INEVITABLE
Advirtamos que está también en la palestra la credibilidad de nuestro sistema de procuración y de administración de justicia.
Tenemos por un lado a la Fiscalía General de la República -muchas veces de rodillas ante Morena- y por el otro a un poder judicial que acaba de dar una nueva muestra de su independencia frente a la farsa disfrazada de esperanza.
Lo justo es que se castigue al hoy alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, y a los tres secretarios del gobierno estatal: María Inés Pérez Corral, del Bienestar; José Jaime Montes Salas, de Agricultura y Ganadería, y María Teresa Guerra Ochoa, de las Mujeres.
Los dos primeros por delitos sexuales y raterías; la tercera por su infame complicidad a favor de los delincuentes y en contra de las mujeres víctimas que se supone debe defender.
Si de verdad se investiga, la resolución judicial será de condena en contra de éstos y contra otros más formalmente denunciados.
Nota en: https://altoparlante.com.mx/denuncia-penal-contra-altos-funcionarios-de-sinaloa/.
NO MOLESTAR A LOS NARCOS, PIDE GIOVA CAMACHO
Giova Camacho es militante del Partido Sinaloense, que incluso fue su candidato a presidente municipal de Mazatlán.
Publicó ayer al mediodía en su cuenta de twitter un mensaje en el que pidió no molestar a los narcos.
El atole de que lo dice pensando en la seguridad del pueblo, y que nada debe hacer el gobierno que ponga en peligro a los ciudadanos.
Con estos amigos, para qué queremos enemigos.
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