Confesó ayer el Instituto Nacional Electoral que hay muchos errores en el cómputo.
La aceptación de que, se contará voto por voto en por lo menos 102 mil 388 casillas en las que existen anomalías en los datos preliminares.
Algo así como el 60 por ciento del total, que para nada es poca cosa.
Xóchitl Gálvez exigió que el recuento llegue por lo menos al 80 por ciento, y anunció una denuncia formal contra AMLO.
Todo mundo vimos al presidente intervenir de manera ilegal en el proceso electoral, con montones de llamadas de atención por la autoridad electoral.
Vimos que se las pasó una y otra vez por el arco del triunfo, y que continuó violando la constitución.
A pesar de las evidentes irregularidades, tengo muchas dudas de que el resultado termine dándole la victoria a doña Xóchitl; será una tormenta en un vaso de agua.
Pareciera que el propio INE camina hacia el voto por voto, para reforzar la supuesta victoria de Claudia Sheinbaum.
Está claro que los resultados oficiales no se corresponden con lo que vimos durante el proceso y el mismo día de la elección.
Millones de ciudadanos repudiando públicamente a morena, de manera masiva.
Lo que sí tendría que proceder es la nulidad, porque hubo claramente una elección de Estado, con numerosas ilegalidades durante cinco años.
Se ve muy difícil que suceda la anulación, aunque de ninguna manera es imposible.
Necesitamos consejeros y magistrados electorales valientes, pero les falta producto de gallina.
DOS CARAS OPOSITORAS EN LA IMPUGNACIÓN
Dos caras hay por el frente opositor en torno a la impugnación electoral.
Ante el público, mucha indignación y la abierta exigencia de que se vaya al voto por voto, casilla por casilla.
En lo interno, recomendaciones a Xóchitl Gálvez de que sea “demócrata”.
Le advierten que contar los votos sólo movería unos dos o tres puntos la diferencia, en el mejor de los casos.
Otra vez, máscaras y simulaciones.
Se siguen burlando del pueblo.
ROCHA, UN GOBERNADOR MÁS RATA Y ASESINO
Triste realidad de que el gobernador de Sinaloa seguirá robando y asesinando.
Rubén Rocha Moya se siente dueño de todo, y más intocable ahora con la contundente victoria oficial de su partido en la entidad.
Se siente soñado como nunca antes, seguro de que en la elección del domingo hubo una calificación muy favorable a su desempeño como gobernador.
Más enfermo que nunca, el narco, corrupto y asesino.
Su lugar es la cárcel o el manicomio, pero bien sabemos que los de la cuatroté tienen otros datos.
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