Claudio es nacido en la ciudad de los Mochis en uno de los barrios de mayor relieve de aquellos rumbos.
La cuchilla es muy famosa.
Egresado de la UNAM de la generación 1968-1972.
Con posgrado en la Universidad Complutense de Madrid en los años de 1985-1986.
Lo conocí siendo Secretario de un Juzgado Civil y luego Juez de Primera instancia del mismo ramo en la cañera ciudad de los Mochis.
Un funcionario honesto y muy brillante por más de diez años y luego Magistrado número once del Supremo Tribunal donde estuvo por 33 años.
Es un hombre sabio y se dedicará por completo a la docencia e impartirá conferencias sobre su pasión que es el derecho familiar.
El Código de la materia en Sinaloa tiene su sello.
Claudio acaba de cumplir 75 años y consideró que ya era tiempo de dejar su lugar a nuevos valores que surjan en nuestro Estado.
Se celebró un pleno especial para despedirlo con los honores que siempre ha merecido y que le fueron reconocidos generosamente en la sesión.
Lo conozco desde hace muchos años.
Soy uno de los que siempre reconoció su gran capacidad y don de gentes y sentiré que el Tribunal quedará sin uno de sus más grandes y vigorosos pilares.
Claudio pensó que ya era tiempo.
Su retiro es voluntario y dejó el precedente de amparase en contra de los que quisieron separarlo sin su consentimiento hace algunos años.
Obtuvo la protección de la Justicia federal en contra de la arbitrariedad y fue reinstalado para jubilo de los que sabíamos de la injusticia.
El primer día de su reinstalación, me presenté en su oficina del Supremo Tribunal de Justicia para cumplir con mi promesa de estar presente en el momento que eso
sucediera.
Un estruendoso abrazo selló el cumplimiento de mi palabra.
Ahora es diferente.
Sintió Claudio que ya era tiempo del retiro.
Sus alumnos y oyentes serán los ganadores.
45 años en la impartición de justicia.
Pensaré siempre, que le quedaron a deber la presidencia del Supremo Tribunal a Claudio Gámez Perea.
Luminaria del derecho que entregó su sabiduría a los sinaloenses.
Lo aprovecharán las Universidades.
Será un faro de luz para los estudiosos de la jurisprudencia.
Pocos como Claudio.
Nos duele que te vayas, amigo mío.
Es tu voluntad y la respetamos.
Hasta mañana.
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