No nos hagamos bolas: en pocos días hemos visto que Claudia Sheinbaum es lo mismo que AMLO, y hasta peor.
La presidenta no tiene la gracia para engañar tarados del tabasqueño, y es más brusca en emular a pinocho y a la chimoltrufia.
En apenas diez días de gobierno, demostró que continuaremos con la dictadura unipersonal y unipartidista.
Con la duda de si es ella la que manda o si lo de ser presirvienta es una cruda y triste realidad, aunque para el caso es lo mismo.
En lo de la violencia que sufrimos en buena parte del país, doña Claudia se la ha pasado haciéndose tonteja.
Ya no dice que seguirán los abrazos no balazos, pero nos lleva a donde mismo: narco gobierno.
Su gobierno es una burla muy cruel en contra de los sinaloenses, por la complicidad hasta ahora mostrada con el gobernador.
Han sido hasta ahora muy evidentes sus cobardías para actuar en contra de quien asesinó a Héctor Melesio Cuén Ojeda y mantiene una despiadada e ilegal persecución en contra de la UAS.
Insultante también que con sus omisiones perversas cobije al senador Enrique Inzunza Cázarez, un corrupto, violador y abusador sexual denunciado penalmente.
Estas dos complicidades la exhiben como otra simuladora que traiciona la legalidad y la justicia.
Mientras la señora que se siente muy digna como ama de casa dice que en Sinaloa no hay violencia que nos deba preocupar, el periódico The New York Times la dejó en tremendo ridículo con una nota en la portada de su edición internacional, ayer jueves.
“Un estado paralizado por el miedo”, dice el encabezado de la nota de primera plana.
Evidencia de cómo comenzó este gobierno, imponiendo sus otros datos de que vamos muy bien en contra de la realidad y el terror.
Las mañaneras continúan siendo de adoctrinamiento y de propaganda.
La presidenta ha mentido con enorme descaro, desapareciendo o inventando leyes a contentillo.
Este gobierno que también presume respeto a la libertad de expresión, lleva más de una docena de espacios en medios importantes que han sido censurados, contra periodistas y opositores incómodos.
Con muchos casos más de perseguidos y atacados en sus espacios informativos, como sucede con quien esto escribe.
Quiero ser propositivo y creer que por lo menos aprendimos algo durante los pasados seis años.
Que no nos seguirán viendo la cara de tarados, por lo menos en la misma medida.
Con el subrayado de que tiene mucha razón mi muy querida esposa: no todo es culpa del gobierno sino también del pueblo, que no nos ponemos las pilas.
MERCENARIOS DEL PERIODISMO EN NOROESTE
Perdí mi capacidad de asombro ante las desvergüenzas y los cinismos de un periódico Noroeste que con el mayor de los descaros continúa burlándose de la verdad y de la justicia.
No se cansa de hacer el ridículo el gatillero informativo de la diversidad, Alejandro Sicairos Rivas, convertido en sicario muy enamorado de las causas morenistas.
Le encanta vivir ensartado y de rodillas, con el doble sentido incluido.
El director Adrián López pasó de aplaudidor total a una crítica simulada que en realidad es chantaje.
Trae de encargo al alcalde de Culiacán, pero se la lustra todos los días al gobernador.
Diferencia en el trato porque el primero les cortó los convenios de publicidad y el segundo les sigue soltando millones de pesos.
Sicairos y López son vulgares lambiscones del gobierno y denostadores furiosos contra los adversarios del patrón.
Insisten todos los días, sin descanso, que los de la UAS son bien malos y que Rocha es un héroe al que se calumnia sin razón.
Los ternuritas parecen no darse cuenta del repudio bien ganado que miles de sinaloenses expresan con duros comentarios en las redes sociales.
La realidad es que les vale porque lo único que les importa es el maldito y cochino dinero.
Biba el periodismo “independiente” que prefiere ser cómplice del gobierno corrupto y narco.
Y lo que les encanta a estos dos carroñeros del periodismo presumirse como éticos y honestos.
Mientras insistan en sus deshonestidades y sigan traicionando lo que es y debe ser la noble función del periodismo, habrá pueblo que los señale como mercenarios.
Aunque se tiren al suelo a llorar, de las exhibidas nunca escaparán.
Los sinaloenses merecemos un periodismo que cumpla con su esencia informativa y formativa, y que con verdad y con justicia atienda nuestros problemas y necesidades.
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