Las cosas como son, hay que advertir que Claudia Sheinbaum está en el dilema de ser narco presidenta y asesina o comenzar a enfrentar estos estigmas con los que carga por su respaldo a Rubén Rocha Moya.
No es asunto de medias tintas ni de fingimientos.
Ser o no ser.
Seguir siendo cómplice del gobernador de Sinaloa la mantendrá como parte de lo mismo.
Narcotraficante y asesina, por solapar a otro narco y asesino.
Se creen intocables, pero de ninguna manera lo son.
A lo largo y ancho del país, crece día con día el repudio social en contra de los cuatreros morenistas.
Claudia Sheinbaum es desde hoy presidenta de la república, ya con muestras muy claras de que no es bien querida por muchos mexicanos.
Se notó durante las giras realizadas en las últimas semanas acompañando a Andrés Manuel López Obrador.
Por más aplaudidores y lambiscones que tengan en las redes sociales, la realidad los apabulla.
Muchos miles de sinaloenses despreciamos a Rubén Rocha Moya.
Lo culpamos por el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Hay muchas evidencias de su participación, y por eso la indignación es mayúscula entre el pueblo que de verdad es bueno.
Ese desprecio a Rocha se extendió a López Obrador y lleva el mismo camino con Sheinbaum Pardo.
Como advertimos al inicio de esta columna, la señora está en el dilema de ser narca y asesina o de trabajar por la verdad y por la justicia.
Si no se atreve a exigir la renuncia de Rocha, será entonces otra mierda igual.
Y una presidenta así de miserable y de burlesca no nos sirve absolutamente para nada.
EXHIBE UAS AL GOBERNADOR MISERABLE
Otra declaración irresponsable y el nombramiento del nuevo secretario general de gobierno pintan otra vez de cuerpo entero el valemadrismo del enfermo que desgobierna Sinaloa.
En su conferencia semanera de ayer, Rubén Rocha acusó que la UAS imprimió y repartió los volantes que lo retrataban como miembro del cártel de Sinaloa.
Aseguró incluso que conoce el lugar donde se operó la impresión.
Sobre este asunto, hubo un posicionamiento institucional con respuesta directa del encargado de despacho de la rectoría, Robespierre Lizárraga Otero.
“La Universidad Autónoma de Sinaloa niega rotundamente tener la más mínima participación en la elaboración, producción o distribución de volantes que fueron arrojados vía aérea en todo el estado, donde se hace alusión a su persona”.
Sirve para exhibir otra vez al miserable ejecutivo estatal, pero todos sabemos que le vale.
El otro asunto que lo muestra de nuevo como una caca es el nombramiento de Feliciano Castro Meléndrez como secretario general de gobierno.
Su mérito más reciente es la aprobación ilegal de una nueva ley orgánica de la UAS.
Para que la cuña apriete, salió un corrupto y entró otro; una loca por otra loca.
El cargo se mantiene en propiedad de la cofradía de la mano caída.
Ucha, ucha, muchachas a la lucha.
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