La Réplica

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De la república de Platón a la república de las mentiras

El presidente Andrés López Obrador se encuentra ya en una encrucijada. Esta es propia de su momento político; es un tema de coyuntura, aunque no tiene nada qué ver con la toma de decisiones sobre su sucesor o algo así. Él trae su propio juego y conoce muy bien su ‘baraja’; su colección de ‘corcholatas’, pues; conocedor de los tiempos, él disfruta del enorme poder que concentra, aunado a la gran popularidad de que goza; en el fondo es un ser goloso y egocéntrico que disfruta en la soledad de su alcoba del momento que vive. Sabe que para el momento de su sucesión falta tiempo y mucho… podrá incluso sacarle un susto a más de cuatro; se puede dar el lujo de inventar un canddiato con todo el poder de que dispone. La encrucijada tiene que ver con la sensación compulsiva que muy seguramente lo invade, de insatisfacción ‘malsana’ como a todo individuo que concentra un poder descomunal como el que posee en este momento AMLO. La bifurcación de los caminos a seguir en su desempeño como gobernante y como individuo incluso, digámoslo de una vez, ya se apoderó de buena parte de sus pensamientos durante el día y la noche; en el consciente y en el inconsciente, se auto-interroga: Seguir el camino republicano… o asumir posturas de tiranía, aunque no deliberadas. A eso se resume la condición de un hombre que ambicionó y atesora hoy mucho poder, como López Obrador: La República o la tiranía; el placer del poder detentado o la angustia de no tenerlo; la gloria del aplauso o la discresión del anonimato; el reconocimiento de sus bondades y atributos como ‘súperhombre’ o el silencio ignominioso de volver a ser pueblo. AMLO ha dado sus primeros pasos, desafortunadamente hacia la tiranía, abandonando su planteamiento republicano original. Y es que la ambición por conservar el poder lo ha llevado ya, al punto de caer en distintos patrones de conducta hasta hoy, insospechados para la población o por lo menos potenciados y cada vez más frecuentes para los que lo conocen y/o lo han tratado, en el ámbito personal desde hace mucho tiempo. Esto se le ha presentado al presidente como individuo en el ámbito ontológico y psicológico, como también en el ámbito político. El tirano alimenta su capacidad de ostentar poder y dirigir, quitándole a los demás la atribución de autogobernarse, cayendo él en ese vicio y siendo cegado por este mismo poder. Por esto, en el contexto de un gobierno viciado, el tirano caerá en distintos patrones de conducta, sin tener control aparente sobre estos y sus impulsos. Es decir, el ejercicio del poder del tirano lo lleva a tomar decisiones y prácticas desde el punto de vista individual que afectan directamente a su libertad y a su ser, ya sea atormentándolo o dándole dicha. Es por eso que surge la siguiente pregunta: ¿en qué punto del ejercicio de este poder deja de entregarle confort como individuo al tirano y termina por ponerlo en una encrucijada, a saber, la constante necesidad de mantener dicho poder? ¿En qué momento le pasó esto a López Obrador? Es notorio que hay cosas que el presidente tiene qué desempeñar que no le satisfacen… de las que no quiere saber nada, como por ejemplo; sentarse a gobernar; a “tomar decisiones”. Eso no le gusta a él; a él le satisface andar en campaña; azuzando gente, arengando a los unos contra los otros… o, tal y como lo hace en los últimos meses de mañaneras: asumiendo posturas ‘pedagógicas’ con el pueblo, usando la historia… y hasta filosofando, según él. Equiparándose a Platón, (perdón por semejante blasfemia) López Obrador comparte la idea de que el gobernante por excelencia e ideal era el ‘filósofo-rey’, único capaz de la hazaña de deshacerse de las cadenas que atan al mundo común, al mundo material, accediendo de las ideas. Solo que nuestro ‘Platón tabasqueño’ en los últimos días, ha construido una República ideal… pero basada en las mentiras de sus alocuciones diarias. Es una actitud repetitiva… notablemente compulsiva. Es como hacer la faena del día, con una mentira por conferencia mañanera. Una de estas mentiras, es por ejemplo, la más reciente: Acaba de ofrecer “a nombre del pueblo de México” (y no del Gobierno como es lo más exacto), 500 plazas de médicos especialistas a galenos de nacionalidad cubana, que vengan a reforzar la ‘ausencia de médicos especialistas mexicanos’ en las zonas serranas o marginadas por su difícil acceso, a quienes se pagarán emolumentos por el orden de los 140 mil pesos mensuales a cada uno, en la inteligencia que sólo accederán a un diez por ciento de esos salarios, mientras los perciben, pues el 90 por ciento restante “se irá a un fondo administrado por la revolución cubana”, para fortalecer el estado socialista de aquella nación caribeña. Pero además su contratación no será por concurso sino como lo hacen los tiranos, por asignación directa. Un señalamiento hecho profusamente por el foro jurídico nacional a lo largo de este miércoles, a propósito de esta nota que da cuenta cómo el presidente López Obrador quiere agradecer (o ¿pagar?) la medalla ‘José Martí’ que le impuso la Revolución Cubana hace unos días, es el mismo que hace el brillante académico de la UNAM, doctor en derecho constitucional, docente de la División de Estudios de Posgrado y exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cosío. Este señalamiento consiste en aclarar que de conformidad con la ley vigente, ningún extranjero puede ejercer la profesión de médico en el territorio nacional, sin haber acreditado un proceso de homologación académica y contar con una cédula profesional especial, expedida por la Dirección General de Profesiones de la SEP. Asímismo, sin haber solicitado y pagado debidamente un permiso de migración , expedido por el Instituto Nacional de Migración (INM), con un costo de 4 mil pesos cada uno. Del mismo modo, requieren contar con una visa expedida por la Cancillería mexicana, de tipo laboral. Además, como se les va a pagar con un recurso financiero proveniente del pueblo de México, deberán tributar conforme lo marca la norma mexicana a través de su instancia recaudadora correspondiente, en los términos que marca la propia ley. Se advierte que el C. Presidente de la República no tiene facultades, ni el secretario de Salud ni el de Educación, para autorizar unilateralmente sobre

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Al maestro con cariño

Todos los individuos sin excepción, mujeres y varones, sufrimos en algún momento de nuestras vidas la embestida de esa enfermedad llamada soberbia. Es natural, propia de la vida, sobre todo de una vida sana y más o menos completa, intensamente vivida. Ante la ausencia de la enfermedad y viviendo períodos de vida más o menos prolongados y constantes de salud y abundancia, digamos, olvidamos que fuimos niños, que algún día tuvimos que aprender a dar nuestros primeros pasos, a balbucear nuestras primeras plalabras… vamos… a contener el esfínter y dirigirnos al baño para no ensuciar nuestra ropa; cosas tan elementales e increíblemente, tan fácil de olvidar. No se diga el aprender nuestras primeras letras o el más importante quizá de todos los aprendizajes tempranos en un ser humano: el aprendizaje del proceso de la lectura. Pero eso no se olvida por un acto inconsciente del metabolismo, sino por un acto humano consciente al que, por la fuerza de la repetición a la que ‘el progreso material’ nos concita, desafortunadamente: es un auténtico acto de soberbia. Así como en la salud y en la prosperidad, nos olvidamos de dar gracias al Creador por el milagro de la vida, la salud y la abundancia; así como olvidamos más que reiteradamente a lo largo de la existencia, dar gracias a Dios por la vida y la salud de nuestros padres, cuando los tenemos con nosotros y que los lloramos con amargura inútil cuando ya no lo están… como si nos supiéramos ‘eternos’ e invulnerables a la amenaza de las enfermedades, las desgracias y la adversidad en general; así nos olvidamos también de venerar y agradecer cuantas veces sea necesario, a esos profesionales de la educación que con su esfuerzo, disponibilidad y buena voluntad, nos recibieron en el aula y nos hicieron parte de su vida, compartiendo lo que sabían y lo que tenían, sin esperar nada a cambio, tan sólo por el hecho de cumplir con su enorme y sagrada tarea de enseñar al que no sabe. Abusando de la primera persona -pido perdón al lector- abundaré en agradecimientos muy personales, pero que para los fines que persigue este trabajo, ilustran de manera muy plástica mi agradecimiento y mi deuda con mis maestros de todos los grados, con los que tuve contacto a lo largo de mi vida. En un acto de concentración mental, pude recordar hoy por la tarde las primeras impresiones de mi vida como estudiante, tras por lo menos dos o tres jornadas de mucho llanto y rencor hacia mi madre, por haberme dejado por varias horas en aquel sitio tan raro, junto a decenas de niños en el mismo plan de amargura y maestras -ya en edad madura la mayoría de ellas, aunque por protocolo había que anteponerles el prefijo ‘señorita’ a sus nombres de pila- asumiendo con rudeza y cierto enfado, el repetitivo ejercicio de recibir a los niños primerizos al inicio de curso. Era el Jardín de Niños de jurisdicción estatal ‘Justo Sierra’, de Los Mochis, Sinaloa, en aquel muy lejano 1975; un plantel clásico y pionero de la educación elemental en mi pequeña ciudad natal. Recuerdo que fue un nivel con mucho rigor, no obstante que la directora del plantel, la muy cariñosa como reconocida profesora Enriqueta Cota de Estrada era madrina de bautismo de mi madre. Siempre me formé en la fila y esperé mi turno. Con mucho cariño recuerdo a las profesoras Purificación Cota, Dora Elia Verduzco y su hermana Lily Verduzco, de aquel azaroso primer grado de preprimaria. En segundo año, con la inolvidable maestra Raquel Rojo de Santana, aprendí a leer y a contar los primeros números; lo digo sin ningún afán presuntuoso, dando gracias a Dios por ese privilegio de la salud mental que el Señor me concedió al nacer. Desde luego que el proceso de aprender a leer y a contar tuvo que ser calibrado o afinado por la especialista del primer grado de primaria, mi también inolvidable y cariñosa maestra Bertha Célida Ayala Borboa, que con gran paciencia y dulzura nos recibía en aquella aula tipo de mi entrañable plantel, la escuela federal, ‘Profesor Marcial Ordoñez’ de Los Mochis. Bertha Célida recibía con su mismo corazón maternal, inmenso, al niño disléxico con problemas de la vista, al que había que fabricarle un pupitre especial (con la paleta invertida), que aquel otro que tenía problemas de socialización al que llevaron sus humildes y ya muy ancianos abuelos desde un rancho lejano y que no podía articular una sola frase, luego de que vió morir a sus padres en un accidente de tránsito y a sus ocho años de edad y tras haber ‘repetido’ dos veces el primer grado de primaria, a los dos y a muchos otros muchachos, Bertha Célida logró enseñarles el privilegio de ese insustituible proceso cognitivo que es la lectura; la maestra les enseñó a vivir su momento en la vida, olvidando las tragedias temporales que nos marcan momentánea y circunstancialmente… por muy grandes que estas sean; porque cada individuo tiene un destino del que no puede huir, nació para algo… indiscutiblemente: Al chico disléxico lo volví a ver hace algunos años como Jefe de Investigaciones de la Policía Ministerial de Sinaloa, cumpliendo con honores y a cabalidad su delicada encomienda y cumpliendo con la obligación que la vida le concedió como un ejemplar padre de familia. Y al ‘Güero’ reprobador, al que por cierto se le murieron sus abuelitos en el tercer grado de la primaria y a quien tuvieron que internar en una Casa Orfanato, me lo encontré también hace poco tiempo en un gran aeropuerto haciendo tiempo junto a su bella familia para abordar un avión y llevar a una de sus hijas a instalar en una ciudad de Europa, pues iba a cursar sus estudios de postgrado. Mi excompañero es un gran cirujano en el hopsital St, Jude´s de La Jolla, California. Curiosamente coincidí con ambos recordé la honda huella que dejó la maestra Bertha y todos aquellos docentes a lo largo de nuestras vidas. Después recordé al inolvidable profesor Alfonso Rodríguez Sánchez; un mexicano excepcional. Originario de Chilpancingo, Guerrero. Hombre disciplinado y patriota. A quien nunca le he podido expresar personalmente todo el adeudo por tantas semillas sembradas en este humilde servidor. Quizá nunca supe estar a la altura de tan grandes cimientos; de bondad, de nobleza, de entrega

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Edomex, sucesión 2023…

La sucesión gubernamental en la vecina y conurbada entidad, refleja el grado de complicación de la ecuación política en este país, donde la base numérica dejó hace tiempo de ser unitaria y se volvió de ‘base 3’ o ternaria; esto es, que hay por lo menos tres frentes ideológicos opcionales, en que se dividirá el universo de la votación. Hasta antes de 1997 por ejemplo, la base fue unitaria porque sólo ganaba un solo partido, el PRI, esencialmente, hasta que llegó el PRD a los primeros estados donde tuvo presencia y posibilidad ganadora, por lo que la ecuación se volvió binaria (base 2) y lo mismo le sucedió al PAN, que al consolidar su presencia con el triunfo a nivel nacional en el 2000. Entonces la ecuación electoral nacional se tornó de base 3… o ternaria, desbalanceada. Pero a más complicación y a causa de que las constantes (personajes o políticos) no crecieron y no resultaron funcionales o atractivas al electorado, esa gran ecuación de tercer grado llamada ‘el sistema electoral’ dejó de agruparse en partidos aislados y lo hace desde por lo menos el 2006, en frentes o alianzas electorales, sean de tipo formal (con registro aceptado por el INE, árbitro electoral)… o como simples alianzas de ‘facto’; o incluso en su otra clasificación por los fines que persigue: alianzas electorales, legislativas y/o gubernativas o de coalición. Este año próximo no será la excepción: Una elección ternaria o ‘de tercios’, estaría llevando a consolidar la que será, sin lugar a dudas, la más interesante de las contiendas en todas las entidades del país, pues será finalmente, de ‘pronósticos reservados’… nadie puede asegurarse el triunfo aún. En esos tres frentes, que son el del PRI-PAN-PRD; el del frente oficialista encabezado por Morena y sus aliados PT-PVEM; y en el encabezado, hasta donde se vislumbra desde hoy, al de Movimiento Ciudadano sólo… será donde se resentirán sin duda los estragos de esa próxima batalla por el poder. Por lo que representa el Estado de México para el país, con su 9.1% de aportación del PIB nacional, sólo por debajo de la Ciudad de México; pero no sólo en el plano socio-económico y cultural, sino en el plano político, muchos observadores ya ven desde hoy, que la batalla electoral será fratricida y que incluso, se corre el riesgo de que Del Mazo Tercero pierda el poder por primera vez en la historia de esa entidad, si no hace ponderaciones en el marco del diálogo y la unidad interna de su partido. El riesgo además se robustece, ante el notable interés que tiene el presidente López Obrador de inyectar un nivel de recursos públicos -vía apoyos y programas institucionales- sin precedentes en esa elección, con tal de ganarla para sus correligionarios. Por lo pronto, este es un embrionario trabajo que pretende ser un modesto análisis de las estructuras de cada una de los frentes políticos, sería esta: Aferrado el gobernador Alfredo Del Mazo Maza, a una especie de moda o ‘capricho estereotipado’ de impulsar a una candidata mujer, como lo ha llegado a declarar en los últimos días: “ya es tiempo de las mujeres en el Edomex”, gana terreno por tal, Alejandra Del Moral frente a un Ernesto Némer, que es indiscutiblemente el otro “gran favorito”, pero ante todo, el más apto para gobernar la entidad mexiquense en los próximos seis años, ni se diga para encabezar una candidatura fuerte y digna representando a su partido, el PRI. Aparejada a la definición del presidente López Obrador de abrir la discusión pública sobre los posibles aspirantes a sucederlo, en todas las corrientes e instituciones políticas del país, el gobernador mexiquense Alfredo Del Mazo, dió también el ‘banderazo’ la semana pasada, para que en su entidad se empiece a discutir el tema, específicamente en lo que concierne a su partido de origen el PRI. El gobernador Alfredo Del Mazo realiza ya entonces, bajo esa lógica, sus primeros escarceos, cifrados en el lenguaje tradicional del otrora invencible partido de la revolución (PRI) hacia el 2023. En lo corto, en charlas privadas el gobernador asegura que será un perfil ‘netamente priísta’ el de quien encabece la coalición en Edomex de cara a la elección de 2023. Con lo que queda de entrada descartada la posibilidad de cualquier coalición o alianza electoral ‘de facto’; incluso con el MC -como en algún momento festinó por anticipado Dante Delgado– quedaría prácticamente descartada. Del Mazo Maza está convencido de que son “tiempos de las mujeres”, una definición que parecía favorecer a Alejandra Del Moral, una de las priistas más cercanas al gobernador. No obstante, no excluye del todo a su ‘hombre fuerte’, el indiscutiblemento cercano y experimentado Ernesto Némer, coordinador de su campaña en 2017 y actualmente secretario general de Gobierno. Se trata de una figura histórica del tricolor en el Estado de México, con participación en prácticamente todos los gobiernos estatales desde la gestión de Emilio Chuayffet. Así entonces, el gobernador Del Mazo ha comenzado a intercambiar juicios e impresiones con el senador Eruviel Ávila y en esos intercambios el exgobernador se alinearía, según trasciende, con la nominación de Alejandra Del Moral. Pero a como puede ser una real estrategia de Del Mazo para legitimar a quien desea que sea la nominada tricolor a sucederlo, también puede tratarse de eso a lo que nos referimos líneas atrás: “meros escarceos”. Entonces, no debe descartarse de ningún modo, a los políticos priístas que otra gran línea de poder respalda, como lo es, dígase lo que se diga, la del Presidente Nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas ‘Alito’, como lo son: La diputada Ana Lilia Herrera, quien incluso en los últimos días estaría intentando fraguar una mancuerna con el panista Enrique Vargas, candidato fuerte del PAN en el Edomex. Así como los diputados Ricardo Aguilar, de gran rentabilidad electoral , de arrastre con la población civil de la entidad y quien hace once años estuvo cerca de ser el nominado a la gubernatura al mostrar ‘tanta o más penetración en la población’ que Eruviel Ávila; era de hecho el favorito de Enrique Martínez y Martínez, delegado del CEN del PRI… sólo que Peña Nieto se decidió por Eruviel Ávila. Y por último, el diputado federal Carlos Iriarte. Esos son las tres cartas de ‘Alito’ Moreno para la nominación priísta en el Edomex. Los tres con indiscutibles atributos y estatura política. Se anticipa entonces un fuerte forcejeo entre los afanes del gobernador Del Mazo y

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Impunidad y humor social

El manto de impunidad cubrió el cénit de la nación mexicana y la convirtió -arbitrariamente- en una noche interminable, desde que es mayoritario el prejuicio, la falsa creencia o el clissé lapidario que da por hecho que: “El Estado (el Gobierno en realidad) es perverso porque usa armas letales para someter… en el caso de México, ha sido no sólo perverso sino mezquinamente abusivo, pues las usa sólo para someter al pueblo y no al enemigo del pueblo”. Es una de las ideas-insumo de la generación de los ‘baby-boomers’, de hecho. Y es, desde luego, una idea acendrada ya en la ideología de las izquierdas de México. Nunca, desde el surgimiento de este sofisma, indispensable para la narrativa de la “victimización y el trágico destino del proletariado en América latina”, pudo ser contrariado con argumentos sólidos y demostrables: “El Estado represor del pueblo”. Así se explica, que buena parte de los productos musicales, literarios, de diseño en el vestido, en la moda y en los comportamientos de esa generación de individuos nacidos en la post-guerra, en las décadas de los cincuentas y los sesentas, está inspirada en cierta ruptura con la generación que les antecedió (la de sus padres) y las formalidades que sustentaban su comportamiento: las modas, la idea de cultura que compartían; la idea del respeto en las relaciones interpersonales; con sus respectivas reglas de urbanidad y etiqueta; la estricta e intolerante idea de la diferencia de géneros y su participación en la vida diaria desde una óptica específica y diferenciada; la existencia de temas ‘tabúes’, como el tratamiento a las minorías y a la vida sexual; el respeto a la legalidad y en general… la propia y muy particular idea que tenían las generaciones de individuos de los años cuarenta del siglo 20 y hacia atrás. Los ‘baby-boomers’ rompieron en lo sucesivo con estratagemas ‘tan cuadrados y clásicos’ según su propia ideología y ya fueron educados en esa ambivalencia: con reglas ideadas por individuos de ‘pelo corto’, para ser asimiladas y practicadas por ‘individuos de pelo largo’… de ahí el gran choque cultural de la llamada ‘contracultura’, contra el concepto clásico de lo formal y lo ‘decente’. De algún modo una forma de protesta sublime, intergeneracional, contra esa generación de sus padres y abuelos que “habrían llevado al mundo a dos guerrras mundiales en un lapso corto de tiempo y les habrían heredado un mundo hostilizado por la Guerra Fría”; hasta ahí se pudo justificar esa ruptura generacional. En el plano político fue igual. Pero lo curioso es que en todo el mundo -o en la mayoría de los países- la propuesta contracultural de los ‘baby-boomers’ duró hasta 1968, cuando mucho. Sólo en América latina, en México particularmente, las ideas de autores y las modas ideológicas, en sus formalidades sobre todo, duraron hasta muy entrada la década de los noventas. Ni en Europa, ni en Asia… mucho menos en Estados Unidos, se pueden advertir rasgos en la sociedad, que sean remanentes de aquellas formalidades. Mientras que en cualquier país desarrollado de aquellas regiones, desde hace por lo menos 30 años se habla de conceptos como la excelencia educativa; la competitividad empresarial; la competencia en el mercado; el rigor científico y académico; la justa valoración del individuo y sus derechos, como ente único e irrepetible y de frente a los colectivismos antipersonales; hoy, por la influencia de las izquierdas de México, herederas de aquel discurso desfasado que debió haber mutado a partir de 1968, se pretende instaurar un sistema educativo que a los menores los devuelva a la parcela escolar, a la ausencia del rigor de la calificación del aprovechamiento educativo y “consagrar desde su tierna infancia, el sagrado derecho de los niños varones a llevar falda y a las niñas pantalón, a clases”. De hecho hay individuos, aunque son los menos afortunadamente, integrantes de las generaciones “X” y “Milenials”, educados con los cánones derivados del ‘prohibido prohibir’. Pero el gran absurdo se consolida cuando esos remanentes individuales y grupales del activismo de la generación de los ‘baby-boomers’ que en el mundo se extinguieron y que permanecieron en números marginales en México… gracias al descontento de la población por la corrupción inmisericorde de las opciones electorales tradicionales en el pasado reciente, pudieron llegar al poder y hoy están investidos de autoridad, aprovechando la coyuntura además, de un discurso permisivo a grado tal, que la inseguridad pública no solo se encuentra en el marasmo y el descuido… se puede decir que esta generación de gobernantes ‘flower-power’, está confundiendo su ‘pacifismo litúrgico’ con la inacción total de lo que queda de la fuerza pública en este país. Corporaciones desvencijadas, abandonadas, sin equipamiento ni adiestramiento, descoordinadas, que tienen por si fuera poco una instrucción central: “¡No reprimir.. suceda lo que suceda!”. ¿Qué sublime no? Y no es otra cosa que el prejuicio de Andrés López Obrador y su gente; la maduración que nunca llegó a sus procesos metabólicos de cada uno de ellos, lo que tiene ya al país sumido en un descontento social descomunal, que se empieza a traducir en las calles en eso que se llama el ‘humor social’. Imágenes de decenas de individuos decapitados o desmembrados en puentes vehiculares en una sola jornada; o de decenas de personas fusilados en un solo evento; militares y guardias nacionales (también militares) pateados, escupidos y humillados por grupos de civiles fuertemente armados que los desarman y los someten a su antojo; abundantes y alarmantes casos de mujeres (adolescentes y jóvenes en su mayoría) desaparecidas, violadas y cruelmente asesinadas en el territorio nacional sin criterios de excepción regional o socioeconómico alguno; asaltos a bancos con consecuencias funestas en empleados o clientes que se resisten; decenas de asaltos a pasajeros y choferes el transporte público en las grandes ciudades, con consecuencias funestas también ante la mínima resistencia y, por si fuera poco, un rubro donde México es campeón del mundo… el asesinato de periodistas, como una clara manifestación de ausencia de garantías para el ejercicio de la libertad de expresión. Este último rubro es quizá el más oprobioso para la imagen de México ante el mundo y

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Centralismo, estatismo y autoritarismo

Aunque aún son pocas las definiciones visibles y siguen siendo muchos los enigmas que esta administración federal guarda celosamente, conforme se desencadenan las crisis y el presidente de México pierde notoriamente la serenidad porque las cosas ‘no le salen’ conforme a lo planeado, paulatina y gradualmente nos vamos enterando de la auténtica naturaleza de este gobierno y de la verdadera personalidad del inquilino de Palacio Nacional. En poco más de 3 años de gestión, ya López Obrador ‘mostró sus cartas más básicas’: Una de ellas, la más peligrosa quizá, es que es un hombre autoritario. No conoce el diálogo; no persuade… se impone; no convence… arrebata. Es ‘modosito’ (o lo fue) sólo en campañas… cuando nadie daba un cacahuate por él. No conoce o no gusta del diálogo, porque… ¿Cuándo hemos sabido en estos más de 30 meses de administración, que el Ciudadano Presidente dialogue con algún sector de la población por inconformidad o en un afán de encontrar solución conjunta a algún problema?…. Nunca. ¿Cuándo nos hemos enterado por la prensa que el Jefe del Ejecutivo dedicó cinco minutos de su ‘abultada e impostergable’ agenda, para sentarse y escuchar a determinado actor político opositor o para ‘pactar’ (aunque el verbo está mal aplicado, pues sólo se pacta con el ‘demonio’) con diferentes sectores o actores de la vida nacional, para en conjunto confeccionar una salida a alguna crisis específica?… Tampoco, nunca. En el pasado reciente, en tiempos del ‘satanizado’ neoliberalismo, que fue -hay que decirlo- conducido y usufructuado por liberales con grado (no como él, que es un liberal villamelón, ‘empírico’), el Gobierno Federal y los gobiernos estatales y municipales a lo largo del territorio nacional, practicaban el diálogo con los sectores de la población; se nutrían de los razonamientos que la propia ciudadanía les daba, de sus orientaciones y del historial de cada problemática. Por lo menos en un mínimo porcentaje -se puede decir, pues también había mucha simulación- pero sí se atendía a la gente y los dignatarios, las autoridades buscaban la herramienta del diálogo, del acuerdo, del arreglo entre las partes o del ‘mal conceptualizado’ pacto con la sociedad. Nos gustaría ver a un Presidente con la humildad suficiente para reconocer que no tiene todas las soluciones a los problemas nacionales (porque por supuesto está visto que así es); que necesita a la ciudadanía para diseñar entre todos el país que anhelamos; para hallar la respuesta juntos. Pero no… él sabe de todo: es un constitucionalista consumado que le da órdenes a los Ministros de la Corte y al parecer ‘diseña procedimientos abreviados para sentenciar proyectos’; o es un experto en energía que sabe de coeficientes lumínicos o de octanajes, más que cualquier científico alemán; o es un erudito en materia de inteligencia policial, seguridad nacional y prevención del delito… quesque porque se levanta muy temprano a sostener una reunión que dice él, que es novedad, “porque antes no se reunían los mandos policiales ni en la Ciudad de México, ni en las regiones militares, zonas navales y capitales estatales… ¡Por favor!… ¿Qué no habrá algún alto mando en esas reuniones, con años de experiencia, que lo corrija al señor Presidente y le haga ver que esa reunión, la famosa Reunión de Base Coordinación, se lleva a cabo desde hace casi 30 años… y que antes sí servía para tomar decisiones… no para ‘repartir abrazos como ahora’. Para que por favor no diga más mentiras el C. Presidente a la población. No han inventado nada… esa reunión de Coordinación es muy vieja. Por esta actitud de soberbia presidencial, muchos mexicanos empezamos a sospechar que le queda grande el atributo que se autoimpone de ‘demócrata’. Porque el título de ‘experto en democracia’ no se obtiene en luchas callejeras ni por participar abundantemente en consultas a ‘mano alzada’… mucho menos cerrando avenidas, ni bloqueando pozos petroleros, ni apedreando comercios. El título o el atributo de ‘demócrata’ se gana con la prudencia, el respeto a la ley, la mesura del que se somete en una mesa de negociación, a las reglas generales del juego y que reconoce cuando pierde y… cuando gana… o al que gana. Y personalmente, el suscrito empieza a dudar también de su condición Republicana del C. Presidente. Realmente nos asustó a muchos cuando empezó a balbucear durante sus primeros discursos, algunas construcciones lingüísticas muy socorridas en los países comunistas y en las mesas de dominó con hombres mayores a los 60 años, que conocieron los estragos de la Guerra Fría y la desgracia de los gobiernos populistas inscritos en el ‘Nacionalismo Revolucionario’ (1970-82); por ejemplo: “el nuevo régimen”, dicho esto con un énfasis doctoral, como cuando el trabajador sindicalizado emula a su líder de sección, que le presumió cuando estuvo en La Habana y escuchó un discurso de muchas horas del “Generalísimo Castro Ruz”: “No, sí se nota que el compadre sabe; ahora que es líder de la sección sindical… hasta habla como Castro Ruz…“¡El viejo regímen… y el nuevo régimen!”. Nada tan simple como remitirse a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su Título Segundo, Capítulo I ‘De la Soberanía Nacional y de la Forma de Gobierno’, en sus artículos 40 y 41, para reconocer entre otras cosas, que el régimen en este país, desde la Constitución de Apatzingán en 1824, es un Régimen Republicano, pues estamos unidos en una federación, compartiendo un régimen republicano en el ámbito gubernativo antes de López Obrador y después de López Obrador… ha sido… y seguirá siéndolo. Así que nada de ‘viejo régimen y nuevo régimen’. “Artículo 40.- Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.” Para consolidar el atributo de Republicano, un gobernante o un simple individuo debe reconocer las bondades del Federalismo y preferirlo por el del anquilosado e inequitativo Centralismo. Todo hace suponer que Andrés López Obrador y su gobierno, es uno que privilegia el Centralismo por sobre el Federalismo. Porque la esencia del Federalismo es el ejercicio democrático mismo: es

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Combatir el clasismo, auspiciando la mediocridad

Es relativamente fácil llamar la atención del público con gritos desaforados y construcciones lingüísticas disruptivas, para nombrar generosa aunque eufemísticamente a los sofismas. Lo consigue el vendedor de productos milagrosos a la entrada del Metro o el prestidigitador que llegó a la feria del poblado, decidido a ‘despeluchar‘ durante el fin de semana a todos los visitantes de la comarca. La gracia del ‘merolico’ (o quizá deba nombrarlo ‘el pregonero comercial ambulante’, aplicando un eufemismo de corrección política y evitar así el ‘clasismo’), se sustenta en buena medida, en su capacidad para ser innovador, diferente, a la hora de presentar su prodigioso producto comercial… ser ‘disruptivo’ hasta cierto punto. “Disruptivo el discurso de fulano de tal”, dijera un adulador cualquiera del político que habla, escondiendo prejuicios ancestrales y hasta dogmas de fe, que no ha sido posible desagregar del decimonónico ‘Manual de Carreño’ y sus recomendaciones para argumentar de acuerdo a la retórica de las buenas costumbres. Sin embargo hay formulismos y entelequias discursivas en la clase política -de ayer y de hoy- de las que ningún político mexicano escapa, por más ‘disruptivo’ que quiera ser… y ya ni se diga por más revolucionario y honesto que pretenda. Hay un concepto que está muy presente en nuestros días, sobre todo en los activistas y promotores de la autoproclamada “Cuarta Transformación”, que se volvieron autoridades en los últimos meses, incluyendo por supuesto al propio Presidente de la República: el ‘clasismo’, al que combaten inmisericordemente con palabras, frases hechas, formulismos y lugares en común de la verborrea argumentativa de eso en lo que ha derivado el materialismo histórico en américa latina, durante las ‘luchas’ urbano populares y campesinas, que tuvieron por objeto el arribo al poder de políticos ambiciosos, sin formación académica adecuada y sin convicción;… que lo mismo fueron comunistas que populistas y procapitalistas, durante el desempeño de sus gestiones administrativas, como durante sus habituales arengas a la población. Así se tuvo, por ejemplo, a un Juan Velasco Alvarado en Perú (1968-1975), quien tras llegar por la vía del golpe de Estado militar a través de una Junta de Gobierno, que es, dicho sea de paso, la llave de acceso al poder más violenta y abominable de las derechas latinoamericanas y del mundo en general; que gobernó con el señuelo de un discurso pletórico de conceptos y acciones socialistas, fortaleciendo incluso -deliberadamente- al viejo Partido Comunista del Perú (PCP); sembrando la semilla para que florecieran la Unidad Democrática Popular (UDP), la Unión de Izquierda Revolucionaria (UNIR) y una década después incluso desempolvando el viejo proyecto electoral socialdemócrata, denominado ‘Apra’, por el que llegaría al poder el desaparecido y carismático Alan García, quien no por carismático dejaba de ser demagogo. Otro caso por demás preclaro del uso y abuso del discurso demagógico en políticos latinoamericanos, que han alcanzado la cima de la popularidad por la vía del ´populismo´, fue el caso de Juan Domingo Perón y su partido Justicialista en Argentina; fue tres veces presidente y quien es pertinente analogía también, para el caso que nos ocupa: (1946-50; 1951-55 y 1974-75). Perón, uno de los fenómenos de la popularidad que por tal, es referencia al estudiar el siglo 20 en América latina, junto a su esposa Eva Perón, tuvo notables claroscuros y también hizo y abuso de la demagogia y llegando al grado de prostituir algunos conceptos propios del discurso demagógico, como ese del “clasismo”. Al llegar al poder y tras haber sido Vicepresidente y hasta Ministro de Guerra en plena conflagración mundial (1944-45) -donde se especula tuvo una intensa comunicación con las potencias del eje, especialmente con la Alemania de Adolfo Hitler– llega por fin a su primer período como mandatario argentino en 1946 bajo la fachada de ese partido llamado ‘Justicialista‘ que se desprendía de una ardiente lucha por la ‘justicia y la reivindicación del pueblo argentino’ y sí, teniendo un desempeño relativamente aceptable los primeros dos años en que impulsó políticas que promovieron la industrialización, la expansión del mercado interno, la sindicalización de los trabajadores y la ampliación de derechos políticos, laborales, culturales y sociales. De hecho, la proclama de los derechos de los trabajadores, que pretendía precisamente luchar contra una histórica ‘sociedad clasista argentina’, que privilegiaba a los dueños de los bienes de capital y no a los simples dueños de ‘su fuerza de trabajo’… se concentraba en diez derechos básicos: el derecho al trabajo, a una justa distribución, a la capacitación, a condiciones dignas de trabajo y de vida, a la salud, al bienestar, a la seguridad social, a la protección de la familia, al mejoramiento económico y a la defensa de los intereses profesionales. Como se puede observar, los últimos tres derechos son comunes a las aspiraciones de cualquier clasemediero aspiracionista del mundo de nuestros días… no son precisamente parte de una proclama marxista; son parte de esa gran contradicción ideológica que fue el justicialismo peronista, un hábil político que -convenientemente- hizo uso y abuso de la retórica para convencer a las masas y llegar al poder, lo cual es legítimo y hasta comprensible, pero no debe soslayarse al momento de estudiar la historia y en ocasiones, como sucede en México, al momento de estudiar el presente. ” …derecho a la protección de la familia, al mejoramiento económico y a la defensa de los intereses profesionales”… ¿Que seguiría en ese orden… derecho a la propiedad privada y a la certidumbre jurídica del mercado?… lo cual no hubiera sido nada malo… pero sí, totalmente incongruente en la taxonomía de la historia política de la ideología. Así pues, antes de que terminara su primer período de gobierno, el gobierno de Juan Domingo Perón habría de mostrarse con otro rostro; como dicen algunos detractores, quizá con su aténtico rostro, el represivo e incluso uno de notable influencia ‘clasista’. Aunque se asumía con una definición socialista, pues su origen se sustentaba en un movimiento sindicalista, el Justicialismo, una extraña mezcla de socialdemocracia, laboralismo y fascismo, fácilmente entró en contradicciones. Pronto le dio por tratar de controlar el proceso inflacionario con denuedo (¿Le suena esto, amable lector?). Sus llamados urgentes al capital extranjero con el propósito de desarrollar la industria pesada argentina y su Segundo Plan Quinquenal, fueron motivo de polémicas y atrajeron muy rápido las críticas opositoras. De hecho, el ‘Peronismo’, movimiento cívico -militar en lo que derivó el Justicialismo a

Combatir el clasismo, auspiciando la mediocridad Leer más »