Institucionalidad y competencia para el cargo
La exigencia de atributos de independencia para esa que ha sido instancia del Poder Ejecutivo toda la vida, aunque depositaria de la histórica función del Ministerio Público… la multicitada y célebre ‘representación social’ del ciudadano, ha dado lugar a cambios de todo tipo: superficiales, de fachada; aunque también de fondo; profundos, al centro mismo del fundamento legal… no solo en las formalidades. Instancia que por cierto, se llamó muchos años Procuraduría General , hoy Fiscalía General de Justicia del Estado de México. Tal exigencia de actualización y modernización, ha dado lugar entre otras cosas, a una mayor transparencia en las acciones de todos y cada uno de los funcionarios que intervienen en los protocolos de actuación policial, de control de detenciones y de la propia cadena de custodia, imprescindibles para sustentar acusaciones sólidas contra cualquier responsable o causante del delito en la entidad y, por tanto, para la preservación de la legalidad en la materia penal. Pero al mismo tiempo, ha desencadenado un afán de mayor exigencia ciudadana, al desarrollo personal, profesional y humano de todos y cada uno de los servidores públicos que intervienen en el procedimiento penal, como seres con necesidades de toda índole que son, expuestos a los riesgos de la violencia y la inseguridad pública a cada momento de su actuación. Individuos que han sido subestimados en sus necesidades laborales y afectivas, que han resentido la crudeza de todo un proceso de modernización y eficientización por competencia… como en muchas áreas laborales a nivel mundial. Hoy, por ejemplo, debido a las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública local y del propio ordenamiento que da origen a la nueva figura, la llamada Fiscalía General de Justicia del Estado de México, la profesionalización del servicio y los criterios para la selección como para la permanencia del personal de esa Fiscalía General, se han vuelto más exigentes y congruentes con la nueva realidad que afrontan tanto el estado como el país en general: De los 4 mil 053 aspirantes a integrar el cuerpo de Agentes del Ministerio Público, sólo 180 serán los elegidos derivado de los filtros aplicados. No obstante, aún con estas nuevas plazas, falta más personal. Y es que en los últimos años hemos atestiguado con cierta resiliencia, que la capital de la república y su zona conurbada, ya no están exentas de la presencia del narcotráfico y la delincuencia organizada, como durante décadas sí lo estuvieron y solo eran algunas regiones del país las azotadas por ese flagelo… las cosas han cambiado; por lo que se hace necesaria la inversión en ese rubro presupuestal; se necesita más personal y mayormente capacitado. Hoy, por lo que toca al Estado de México, se cuenta con ese gran instrumento que es el marco jurídico y la consecuente actualización para su desempeño legal, de la Fiscalía General de Justicia del Estado. La urgencia por contar con funcionarios y autoridades preparadas para asumir las grandes acciones de Gobierno y de la vida cívica o colectiva en la entidad mexiquense en los rubros de la seguridad pública y la procuración de justicia, se ha vuelto indispensable. En ese marco referencial se inscribe la llegada a la dependencia del Fiscal General José Luis Cervantes Martínez, desde marzo pasado. Un servidor público con amplia preparación en el ámbito penal y constitucional, que tiene además, algo que ha faltado en los últimos procuradores y fiscales, tanto del Estado de México como, incluso, a nivel nacional: es un funcionario que además de ser innatamente hábil para la investigación y el liderazgo en las tareas de campo, se ha preparado y ha recibido la capacitación necesaria para volverse competente, en base a sus habilidades. Se dice fácil y pudiera aparentar ser esta frase una simple lisonja… pero no la es: Habilidad es la capacidad que tiene un individuo para realizar una tarea; la Competencia es la forma de realizar esa misma tarea pero con notable destreza, experiencia o maestranza. Esta última se desarrolla con el adiestramiento… la práctica especializada. José Luis Cervantes trae ese perfil en la genética; es imposible que lo niegue o lo esconda… “lo que se hereda no se hurta”. Es hijo del General Enrique Cervantes Aguirre, un soldado de pies a cabeza; disciplinado, ordenado, respetuoso de la legalidad y fiel a las instituciones del país, durante su alta responsabilidad en el sexenio del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000). Pero Cervantes Martínez ha construido en base a su propia experiencia, su diagnóstico para la dependencia. Una experiencia de muchos años a su paso por diferentes instancias de la propia dependencia que hoy encabeza, donde ha ocupado en el organigrama, desde los puestos más modestos hasta los más delicados y comprometidos: En 2010 fue nombrado como subprocurador regional de Justicia en Tlalnepantla y muy rápido ascendió al cargo de subprocurador general de la entidad, hasta 2013. Esto ocurrió durante el último tramo del sexenio de Enrique Peña Nieto. Con la llegada de Eruviel Ávila Villegas fue propuesto por el Ejecutivo como magistrado penal, con sede en Tlalnepantla en junio de 2016 por un plazo de 15 años que vencen en 2031. En 2019 fue cambiado de adscripción al distrito de Texcoco. La competencia adquirida por el Fiscal José Luis Cervantes, es producto de muchas de sus habilidades y también de la combinación con numerosos adiestramientos para el trabajo de campo: Hábil para la resolución de conflictos, porque posee cierta habilidad innata para la crítica y la autocrítica; posee esa inteligencia emocional para motivar al trabajo en equipo; ha desarrollado la creatividad a lo largo de su carrera, gracias a esa habilidad cultivada de la orientación al logro; entre otras. Cervantes Martínez, según lo que comentan colaboradores cercanos que le conocen desde sus inicios en las dependencias de seguridad pública a inicios de los noventa, tiene la costumbre de apersonarse de madrugada en las llamadas “guardias”, para supervisar personalmente en las agencias del Ministerio Público y en las bases de Policía Ministerial o invstigadora del Estado de México; sabe “desvelarse” en las guardias trabajando y, en algunos casos, sabe la hora a la que llega y el nombre del muchacho que vende pan y café instantáneo en un triciclo… porque es de los que sale de la agencia a tomarse un café con pan en la madrugada con su gente, para