No cabe duda, la lucha por el poder público ha sido, es, y será, la gran herramienta que utiliza la clase política para descubrir y denunciar actos de corrupción, desde luego, de los enemigos.
Aclarando; Dije que es una herramienta para descubrir y denunciar, no para perseguir y castigar, según hemos observado.
Y es que, la capacidad investigadora de los interesados en hacer públicos los casos delincuenciales de los entes gubernamentales, muchas veces suele ser más mediática que letal.
La política es así; Dura e implacable para el enemigo, pero blanda y negociable con el amigo.
Y es en efecto, durante los tiempos de lucha política electoral como los que estamos viviendo, donde salen a la luz pública los casos de corrupción.
Casos, recientes algunos, y por años empolvados otros, pero que en estos tiempos son revividos y regresados a la actualidad para su uso en la guerra electoral.
Sin embargo, hay que decirlo, en las luchas por el poder, el lodo que se desprende de la guerra sucia desatada, no tiene distinción al manchar el ropaje político de unos y otros actores.
Acusaciones de corrupción, hay para todos; La tela de la insidia y la diatriba alcanza para hacer su traje a la medida a todos por igual.
Lo dicho, la corrupción es tan democrática que no tiene distintivo para ningún actor, tipo de gobierno, o partido político…A todos atrae y abraza por igual.
CASAR… LA CAZADORA CAZADA.
María Amparo Casar, destacada académica, política e investigadora, y actual Directora de la organización civil, “Mexicanos contra la corrupción y la Impunidad”, paradójicamente está siendo acusada de corrupta.
La acusa el Director general de PEMEX Octavio Romero Oropeza y la hace pública en su conferencia mañanera el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Dada la investidura e imagen de la acusada, y la parte acusadora, es escandalo es ya mayúsculo.
LA HISTORIA.- María Amparo estuvo casada con Carlos Fernando Márquez Padilla quien fungiera como Coordinador de asesores de la Dirección corporativa de Administración de PEMEX, mismo que falleciera el 7 de octubre del 2004.
A la señora Casar se le señala de haber incurrido en un presunto acto de confabulación con otros destacados personajes para el objetivo de cambiar el dictamen del médico legista respecto al motivo del fallecimiento de su marido.
Y es que, según Romero Oropeza, la causa de la muerte de Márquez Padilla fue el suicidio, y la señora María Amparo Casar, logro que el documento oficial señalara que la causa del fallecimiento fue por un lamentable accidente.
De esa manera, la viuda pudo gestionar el pago de un seguro de vida, gastos funerarios, becas para los estudios de sus hijos hasta los 25 años de edad, y una pensión vitalicia para ella, de 124 Mil, 938 pesos mensuales.
Lo dicho…La lucha política nada olvida y menos perdona, tal y como lo vemos en este caso, donde se desempolva un expediente con 20 años de antigüedad.
Mi pregunta sería entonces; ¿Cantos expedientes viejos y empolvados, así como denuncias y sospechas actuales de corrupción están pendientes por resolver a lo largo y ancho de nuestro País?.
Es evidente que el caso de María Amparo Casar es apenas uno entre miles.
E indudable es también, que la luchadora contra la corrupción y la impunidad fue arrollada por la tormenta política que se ha generado en torno a la lucha electoral por la Presidencia de la Republica.
Mi segunda pregunta sería; ¿Cuántos procesos electorales habremos de requerir para que se sigan exhibiendo a los viejos y nuevos tranzas y saqueadores de los recursos públicos de la Nación?.
Y es que el caso de María Amparo Casar es apenas un hilo de la gran madeja que la corrupción mexicana ha construido a través de los años… Nos veremos enseguidita.
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