A lo largo de varios sexenios gubernamentales, los diferentes gobernadores de Sinaloa han tenido a su lado a jefes de Prensa –hoy comunicadores sociales–, que se han encargado de cuidar la imagen de su jefe a través de una relación continua con los medios de comunicación; algunos fueron ellos mismos periodistas, otros se hicieron en el camino con base en el método prueba-error. Algunos permanecieron todo el periodo gubernamental, otros fueron relevados después de cierto tiempo y por diferentes circunstancias.
Unos hicieron carrera política, otros siguieron ejerciendo el cargo en otras instituciones, ingresaron a algún medio de comunicación, o se dedicaron a otras actividades. Algunos son recordados gratamente, otros han pasado al olvido; muchos imprimieron su sello personal tanto a su trabajo como a la oficina que ocuparon, pero otros fueron reflejo del estilo de gobernar del Gobernador en turno.
El profesionalismo no es quizás la de un catedrático encumbrado que teoriza sobre el oficio, sino la de un profesional experimentado que se forjó en el periodismo, en el terreno de la técnica elemental, contrastando fuentes y acumulando vivencias, sin reserva alguna a varias generaciones del periodismo hablado y escrito.
Alberto Camacho García en los diversos cargos que ha tenido durante su pasar en el periodismo y en la función pública se le ha distinguido como un faro de la ética periodística, cuya luz seguirá encendida para que, cada que un colega lo necesite, pueda mirarla, encontrar dirección y navegar en las siempre y agitadas aguas del periodismo.
Jesús Alberto Camacho García también se ha distinguido como un profesional del respeto de todo tipo de oficio periodístico, que ha sido capaz de mostrar esa actitud en todo momento. Ser reportero significa en el oficio, antes que nada, respetar a todo colega y ser humano en su propia privacidad, personalidad y escala de valores.
Alberto Camacho García se ha sometido a muchas y distintas presiones, esa capacidad de asombro que va estrechada y ligada a la capacidad de hacerse preguntas, que distingue al buen reportero y que es a la vez el resultado de un fino sentido para descubrir lo nuevo y de una sabia y humilde disposición para estar aprendiendo a todas horas, de toda persona y en todas las circunstancias políticas.
Alberto Camacho García, a mi criterio, es el resultado de preguntas que lo han mantenido activo a un periodista que finalmente obtuvo una respuesta. Cuando no hay preguntas ni asombro aparece la rutina profesional. Uno de los grandes peligros de esta profesión es la rutina, decía Kapuscinski, quien agregaba: “uno corre el riesgo de estancarse, de quedarse satisfecho… el periodismo es un acto de creación”. Y, a mi juicio, para no estancarse, para sacudir la rutina, para seguirle la pista a la realidad que todos los días se reinventa, el buen periodista mantiene su capacidad de asombro tan intacta como sus sueños.
Alberto Camacho García dirigió una secretaría de comunicación en medio de una polarización implacable, que implicaba modificar la técnica por el sentido común. Las otras corrientes que han trabajado dicha relación, señalan que la relación es de interdependencia, y que la diferencia estaría en los objetivos y recursos técnicos, así como en el peso dado a factores contextuales en materia de difusión. Los sistemas de medios suelen ser celosos y a su vez cautelosos, y a eso también se enfrentó el ex titular de la secretaría de comunicación social del gobierno del estado de Sinaloa. Pues los sistemas políticos tienen su propia dependencia estructural, que explica las pautas u ejercicios mediáticos a la cual conforman diferencias en los sistemas sociales.
GOTITAS DE AGUA:
Muchas veces no se valora las funciones de un titular de esta dependencia mencionada, pues es la encargada de construir una imagen pública de la autoridad máxima. En pocas palabras, Alberto Camacho García supo cómo administrar las dos caras, al interior del gobierno, así como también hacia fuera, demostrando oficio técnico, capacidad y, sobre todo, tolerancia.
Por cierto, Jesús Alberto Camacho García, a partir de ya, se integra a la embajada de México en España, gracias a la invitación del mismo embajador Quirino Ordaz Coppel, en donde se incorpora al área de Cooperación Internacional y Educación, pues experimentará una oportunidad de vida profesional única. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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