Daremos hoy constancia de brutales complicidades ante una criminal negligencia médica.
Irresponsablemente omisas diversas autoridades que no solamente ignoran a la víctima sino que se atreven a amenazarla.
Con la desfachatez de que se reconocen las faltas cometidas pero se advierte que no resolverán porque la justicia no aplica cuando los responsables están en el gobierno.
Es el caso de Yubel de Jesús Gastélum, quien tiene varios meses padeciendo abusos de poder por parte del sector salud y de quienes se supone están para procurar justicia.
Yubel fue operada de una úlcera el 17 de febrero del año en curso.
Sucedió en el Hospital General de Culiacán, en cirugía a cargo del neurocirujano Omar Antonio Gómez Valdez.
Comenzó ahí un drama hasta ahora sin resolver, porque en las instancias legales a las que la afectada ha recurrido ha encontrado no sólo burlas sino también amenazas.
La cirugía consistía en colocarle una “caja” para atender una hernia cervical, y con estudios clínicos posteriores encontraron que casi nada se hizo bien.
La caja que le pusieron no era del tamaño correcto, y además la metieron pero no la fijaron.
Tras salir del quirófano, Yubel de Jesús comenzó a sufrir problemas diversos.
Le dijeron que los vómitos eran naturales por la anestesia y que pasarían pronto, pero estuvo varias semanas igual.
La trajeron en montones de vueltas, y nada le resolvieron mientras su estado de salud empeoraba.
Aunque parezca increíble, en el Hospital General de Culiacán “desaparecieron” el expediente.
Acusaron que Yubel mintió porque nunca la operaron ahí, pero ella los exhibió al conseguir las pruebas en el departamento de Medicina legal.
El cinismo de la autoridad hospitalaria dejó completamente en claro que no aceptarían la negligencia.
Por eso se presentó denuncia formal ante la fiscalía de justicia estatal.
Con la historia ya conocida de protecciones al gobierno por parte de esa institución “independiente”.
La afectada presentó también queja ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, en curso.
Acudió igualmente al DIF Sinaloa, donde se lavaron las manos y le dijeron que nada podían hacer.
Estuvo varias veces en la oficina del Secretario de Salud, Cuitláhuac González Galindo, quien se negó a recibirla.
En virtud de la negativa por parte de la autoridad del ramo, fue a la oficina del gobernador Rubén Rocha Moya, donde igualmente la ignoraron.
Así son las cosas en este gobierno que finge ser humanista, respetuoso de la constitución y de nuestros derechos humanos.
Tras el fracaso de la primer cirugía, la señora Gastélum tuvo que vender sus equipos de trabajo para poder pagar una nueva intervención.
Paso obligado porque los exámenes clínicos advertían que su vida estaba en serio peligro.
O sea, que tras pagar cien mil pesos en el hospital general para ser víctima de una grave negligencia, tuvo que ir a una clínica privada y gastar 160 mil pesos más.
Una vez más, los hechos refutan los atoles de que tenemos servicios de salud gratuitos para todos.
El mejor sistema de la historia, según lo que nos dicen en las mañaneras de palacio nacional.
“Ni una gasa te dan ahí” en el hospital general y piden medicamentos que el paciente no necesita pero el paciente o sus parientes los tienen que llevar.
En resumen, la señora Yubel de Jesús es damnificada por el sector salud criminal de Sinaloa.
Le reconocen que su acusación de negligencia médica está demostrada, pero no pasan de ahí.
Nadie le resuelve, y hasta la han amenazado de que la tienen bien ubicada.
Se gastó su dinero en el sistema dizque gratuito.
Tuvo que vender luego sus equipos de trabajo para una segunda cirugía, y no perder la vida.
Con su lamento de que acudió ante varios medios de comunicación en busca de difusión, pero nada le publicaron.
No vaya a ser que papito Rocha se enoje y les corte los convenios de publicidad.
Lo importante es que Yubel de Jesús no se rinde.
Por eso cayó con Altoparlante.
Hicimos un video conjunto que publico en mis redes sociales de X y Facebook.
Ahí encontrará usted su denuncia directa y pública con algunos detalles más de este drama.
De nuestra parte le seguiremos, porque nosotros sí estamos dispuestos a cumplir con nuestra obligación de ser voz de quienes en la sociedad son víctimas de injusticias y abusos de poder.
Pendientes.
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