Desquiciado porque ningún atole le funciona igual que hasta hace poco, el payaso lagrimitas se presentó en la mañanera de ayer como víctima de los malos, junto con sus hijos tan trabajadores y tan honestos, mártires todos ellos de la austeridad republicana.
Desquiciado porque ningún atole le funciona igual que hasta hace poco, el payaso lagrimitas se presentó en la mañanera de ayer como víctima de los malos, junto con sus hijos tan trabajadores y tan honestos, mártires todos ellos de la austeridad republicana.
Fue Lopitos una mezcla de Verónica Castro en “Los ricos también lloran” y Victoria Ruffo en “Corona de lágrimas”, con el lloriqueo como recurso de chantaje sentimental hacia ese pueblo “bueno” y “sabio” que tiene cada día menos integrantes.
Lo que sí crece es el número de plañideras en este funeral de la cuatroté generado por los lujos de uno de los hijos del tirano moralmente apaleado, y en particular por la mansión del bienestar que desnudó con documentos irrefutables las falacias de la honestidad y de la austeridad cacareadas por el mesías como principios indeclinables de su gobierno y de su familia.
Tenga usted la seguridad de que si le escarban un poco a los otros dos hijos mayores del hipócrita más cínico de nuestra historia, saldrá estiércol por montones luego de que esos muchachos pasaron ipso facto de la ruina a millonarios, dueños de una cervecera y una chocolatera.
Cada vez son mayores los ridículos de un presidente y de sus chairos que reclaman que lo de Houston fue un montaje de los adversarios, y mientras más se mueven en este pantano de evidentes tráficos de influencias y de corrupciones, más se hunden con aclaraciones que terminan en pruebas adicionales de las raterías personales y familiares cometidas por el llorón de palacio nacional.
Lo más reciente, la mentira del gordolfo gelatino cuatroté de que lo que tiene y disfruta es por laborar como asesor legal en una empresa que para acabarla de amolar fue identificada como propiedad de otra familia que hace negocios con el gobierno federal, además de que la Barra de Abogados de Texas nos dice que José Ramón López Beltrán no es abogado con licencia para trabajar.
Atole tras atole, y derrumbe tras derrumbe.
Como si le sobrara lomo, el brutal fregadazo del INAI a la absurda exigencia presidencial de que se hicieran públicos los ingresos y propiedades de Carlos Loret, de sus familiares y de sus socios, una petición que de palabra amplió luego para todos los periodistas, sin límite
Lo que sigue es fingir un infarto presidencial a consecuencia de las “mentiras” neoliberales o llegar al montaje de un golpe de estado, con balazos y no abrazos.
El enfermo mental que desgobierna el país ha demostrado sobradamente que es capaz de cualquier cosa para salirse con la suya y seguir mintiendo, robando, traicionando y destruyendo al país.
Como cierre, referir la triste verdad que me encontré ayer en las redes sociales, con un muy justo resumen sobre las cien promesas que hiciera al comenzar su gobierno: le faltan cumplir tres: no mentir, no robar y no traicionar.
ESPIONAJE DE CLÓSET
De nueva cuenta, el gobierno ataca mis redes sociales y logra censuras sobre verdades que incomodan al gobernador y a sus cómplices; en un absurdo más, facebook consideró otra vez como spam la publicación respecto de labores de espionaje que según el narco gobierno ya no se realizan en Sinaloa.
Exhibidos en falta, el lunes por la mañana comenzaron a desmantelar las oficinas del centro de espionaje recién instalado, que por supuesto cambiarán de lugar para seguir con lo mismo mientras insisten en que en este gobierno de Morena no se espía a nadie, porque no son iguales. Por si terminan balconeados de nuevo, nos aseguran que Enrique Inzunza Cázarez, el Agente 041 experto en el disfraz y en camuflajes de hombre a mujer, intenta convencer a su amiguis el mesero Poliester para que nos pida perdón a los sinaloenses a nombre de todos los espías del mundo, sean de clóset o no.