Jorge Luis Telles Salazar

Agenda Política

La contra reforma política de la alianza opositora

= Obviamente tampoco rebasará la barrera del Congreso = Trabajan en el proyecto, PRI, Acción Nacional y el PRD = Propone segunda vuelta en la elección presidencial = Defiende Rocha estadística sobre seguridad en Sinaloa Al igual que la del presidente Andrés Manuel López Obrador, la iniciativa de ley de reforma electoral que comienzan a bosquejar los líderes nacionales de los partidos que estructuran el llamado bloque opositor, también plantea temas positivamente interesantes para la sociedad en general. Sin embargo, si el proyecto de AMLO no librará la aduana de la cámara baja del Congreso de la Unión, éste último, menos, simple y sencillamente. Si, como la iniciativa presidencial, ésta, la del PRI, PAN y PRD, también requiere de la mayoría calificada para su aprobación, en tratándose de reformas constitucionales. La Ley AMLO, por lo menos, aseguraría mayoría simple; pero se quedaría muy lejos de las dos terceras partes de los votos requeridos. La de los opositores, de chiste. En una de esas ni tan siquiera es objeto del trámite parlamentario que corresponde, consistente en el dictamen en comisiones y la votación en el pleno, desde luego. Hace un par de días, abordamos aquí los puntos que consideramos como interesantes en el proyecto de ley de López Obrador -reducción en diputados federales, senadores y regidores a los ayuntamientos; nuevo sistema de elección para el Poder Legislativo y desaparición de los organismos electorales locales -, así que veamos ahora los planteamientos del bloque opositor. Antes de entrar en materia, una aclaración: lo que se conoce ahora son solo pinceladas preliminares por parte de los tres partidos coaligados. La idea es que cada uno presente su iniciativa y de esas tres emerja la que se remitirá a la cámara federal de diputados. Aquí vamos, entonces: -Impulsar la realización de una segunda vuelta en la elección presidencial. -Elecciones primarias constitucionales (para presidente), organizadas por el mismo día, para todos los partidos. -Eliminar sobre representación y transfuguismo en la cámara de diputados. -Nulidad electoral si hay participación de la delincuencia organizada. -Prohibición total al lucro político en el uso de los programas sociales. Y: -Regulación de las conferencias mañaneras del presidente López Obrador en época electoral. A simple vista, algunos tópicos interesantes, particularmente en lo de la implantación de la segunda vuelta en la elección presidencial, en la que participarían única y exclusivamente los candidatos que obtuvieron primero y segundo lugar, pero sin haber rebasado el 50 por ciento de la votación. Si ello ya opera en distintos países de América Latina ¿por qué no en México? Me pregunto. Conviene insistir que esto es apenas una especie de “borrador” utilizado para contrarrestar, en principio, la iniciativa de AMLO; pero los principales puntos, a nuestro juicio, son los aquí planteados, por ahora. En efecto, de conformidad con lo señalado por los lideres nacionales de PRI, PAN y PRD, en su conferencia de prensa del martes próximo pasado, sus respectivos equipos de especialistas ya trabajan en esa dirección a efectos de configurar una sola iniciativa de ley y remitirla, cuanto antes al Poder Legislativo. Obviamente tendremos la oportunidad de atestiguar análisis, observaciones y discusiones aleccionadoras de parte de un lado y del otro; pero el proceso no pasará de ahí. Por ahora -a menos que los milagros existan – se ve inexistente la posibilidad de un diálogo civilizado entre los dos frentes, con el objetivo de hacer, de las diferentes iniciativas, una sola ley, acorde, por supuesto, a las características actuales de la vida política de nuestro país. Salvo mejor opinión, respetable lector. -0- Mientras. En su conferencia semanera del lunes próximo pasado, el gobernador Rubén Rocha Moya se remitió al clásico “peras con peras” y “manzanas con manzanas” para probarle a los representantes de los medios de comunicación que el índice de homicidios dolosos en Sinaloa mantiene una tendencia a la baja, en comparación con lo que ocurre actualmente en otras entidades federativas de nuestro país. Y citó, concretamente, que de enero a abril del año en curso se registraron 157 asesinatos, contra 205 del 2021. Y menos, mucho menos, que los contabilizados en años anteriores durante el mismo periodo. Rocha Moya trajo a colación la estadística señalada a raíz de un reportaje publicado recientemente en un medio impreso, que habla de una ola de crímenes y de una violencia desbordada en distintos puntos del Estado, trabajo periodístico frente al cual el gobernador mostró, sin ninguna reserva, su absoluto desacuerdo. Y si, tiene razón Rocha en sus argumentos puesto que Sinaloa, en efecto, es una de las entidades del país que mejores números presenta en el renglón de seguridad; lamentablemente, la percepción de intranquilidad que se advierte fuera de nuestros límites permea hasta el estado y crea situaciones de esta naturaleza entre los diversos sectores sociales y productivos de esta entidad. Bajo esta circunstancia, el mandatario sostuvo, en tono concluyente, que “hay estrategias de combate contra el crimen organizado y buenos resultados, también”. Evidentemente los hay, de conformidad con la estadística; pero la percepción será difícil de cambiar. Es aquí, en esta arista, donde el gobierno del Estado deberá trabajar para alcanzar una cooperación plena de la sociedad en su conjunto y luchar en clara sintonía contra la criminalidad. Digo. -0- CORTOS.- Inconforme el presidente municipal de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, al no recibir -según denuncia ante los medios – el informe completo del Congreso del Estado respecto al juicio político que se libra en su contra y que amenaza su permanencia como alcalde de la capital de Sinaloa. Estrada Ferreiro trabaja en la preparación de su defensa, con todo y los escollos en su camino. Incierto su futuro político, está más que claro, pero está dispuesto a pelear hasta el final. Pendientes…ORALE.- Estancado el proceso de elección del nuevo presidente del Comité Directivo Estatal del PRI y en la medida que el tiempo pasa todo parece indicar que Cinthia Valenzuela, la secretaria general del CDE encargada de la presidencia permanecerá en el cargo hasta diciembre venidero. En vía de mientras, el delegado general

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Condenada al rechazo opositor la ley electoral de AMLO

= Parece imposible el aval del bloque anti-AMLO = Reforma constitucional; requiere mayoría calificada = Puntos buenos en el proyecto; sin embargo… = Reducir numero de senadores y diputados, entre otros. = Semana crucial en el futuro político de Jesús Estrada Jorge Luis Telles Salazar Aunque de antemano se sabe que no va a pasar, hay que admitir la existencia de algunos puntos buenos en la iniciativa remitida por el presidente Andrés Manuel López Obrador al Poder Legislativo, para crear en México lo que sería una nueva ley electoral, la cual sustituiría, en sus aspectos sustantivos al Código Federal de Instituciones Políticas y Procesos Electorales; el famoso COFIPE. Esta iniciativa ha sido enviada a la cámara de diputados del Congreso de la Unión, cuando todavía no transcurrían dos semanas del descalabro de la pretendida ley energética, tras no obtener el número de votos necesarios para su aprobación. Tuvo mayoría, de acuerdo; pero requería de mayoría calificada, equivalente al voto de las dos terceras partes de los legisladores presentes. Y si, desde un principio, se supo que esa ley estaba sentenciada a muerte, en ésta última, no existe, ni tan siquiera la menor de las dudas: no pasará. Obviamente esto lo sabe el presidente, en tanto el ciudadano mejor informado de nuestro país; pero aún así sitúa en el Legislativo a la nueva ley electoral, con un propósito que se revela con mayor claridad día con día. ¿Por qué correr el riesgo de un segundo descalabro consecutivo? Y en el mismo sentido: ¿por qué la pretensión de mantener al país en un estado de permanente polarización? La teoría más aceptada, la que unifica los criterios de los principales analistas políticos de la nación, es precisamente esa: el deseo de contar con un nuevo argumento para exhibir a los diputados del bloque opositor en la intención de reiterarles el calificativo de “traidores a la patria” al negar su voto a una nueva ley electoral que ubicaría a México justo “en el nivel de las democracias más avanzadas del mundo entero”. Para este año, ya para el mes entrante, habrá elecciones gubernamentales en seis estados del país y tres más en 2023, entre ellas la del Estado de México. Todo esto, antes del proceso de 2024, en el cual el gran reto del presidente López Obrador es mantener a MoReNa en la presidencia de la República y conservar, de paso, el control de las dos cámaras del Poder Legislativo. En la actualidad, MoReNa tiene de su lado las preferencias electorales en cuatro de los seis estados que renovarán gubernatura en unas cuantas semanas; sin embargo, no puede negarse la aparición de luces amarillas que comienzan a causar inquietud y preocupación al interior del partido dominante. Una de ellas, precisamente, lo fue la no aprobación de la reforma energética; la otra, la pobre participación en la consulta popular para la revocación del mandato presidencial, que ya obligó al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a declarar inválido el proceso en mención. Bajo esta circunstancia es que el presidente López Obrador, verdadero líder del partido mayoritario, intenta, con esto, mantener vivo el clima de linchamiento en contra de todos los opositores, como una clara estrategia de campaña rumbo a las elecciones del 2024, para las cuales, por lo que se ve, ya tiene tres corcholatas bien definidas: Adán Augusto López Hernández, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard Casaubón. A seguir entonces con calificativos y denostaciones en contra de todos aquellos cuyos pensamientos no coincidan con los de la Cuarta Transformación, que al fin y al cabo por argumentos no quedará. El rechazo a la ley electoral será un excelente pretexto para ello. Digo. -0- Y bien. A juicio particular de este columnista, los puntos torales de la ley electoral federal que pretende el presidente López Obrador, serían -no precisamente por orden de importancia- los siguientes: 01.- Reducción de 500 a 300 el número de diputados federales y de 128 a 96 el de senadores; del mismo modo, tope máximo de 9 regidores en los ayuntamientos municipales. 02.- Nuevo método de elección. Ya no por distrito, en el caso de los diputados federales, ni de por Estado en el de los senadores. Le llaman representación pura, consistente en otorgar el número de curules, escaños y regidurías, en proporción al porcentaje de votos, con respecto al numero de posiciones a repartir. Ejemplo: si un partido determinado conquista el 40 por ciento de la votación total, para diputados, tendría derecho a 120 asientos. Difícilmente habría mayoría; pero si todos los partidos alcanzarían representación. Hasta los del 1 por ciento, inclusive, que lograrían 3 asientos en la cámara, para el periodo en puerta. 03.- Cambio de nombre. Se llamaría Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) en lugar de Instituto Nacional Electoral (INE). 04.- Desaparición de institutos electorales estatales y de tribunales electorales estatales. 05.- Elección de consejeros y magistrados mediante voto popular. Los candidatos los postularían los poderes de la Unión y el proceso tendría lugar el primer domingo de agosto. 06.- No mas financiamiento publico ordinario a partidos; se limitarían solo al del año electoral. 07.- Reducción de tiempos políticos en radio y televisión. 08.- Modificación a las excepciones constitucionales para la difusión de propaganda gubernamental en periodos electorales, de tal modo que se pueda difundir propaganda gubernamental relativa a servicios públicos y de carácter formativo, respecto, precisamente, al proceso electoral en marcha. 09.- Implementar el voto electrónico. Y de paso, ya entrados en gastos: 10.- Reducción al 33 por ciento de participación ciudadana en las consultas populares para la revocación de mandato, a fin de que el resultado sea considerado como vinculante. Hay más, obviamente, pero a juicio de quien esto escribe, se trata de los más relevantes. Quiero decir que, algunas, me parecen sencillamente improcedentes en las circunstancias actuales del país; pero hay otros de mi más abierta simpatía -opinión estrictamente personal, por supuesto – como lo son, por ejemplo: el cambio en el modelo de elecciones para diputados, senadores y regidores; la

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