Juan de Dios Gámez, justo el perfil dibujado por Rubén Rocha Moya
= ¿Sería acaso obra de la casualidad? = Aprobado por los 40 diputados locales = Bien recibido en todos los sectores = En puerta, una gran obra para Culiacán = Estrada, ante posible orden de aprehensión. Juan de Dios Gámez Mendívil, el nuevo presidente municipal de Culiacán, encuadra exactamente en el perfil dibujado por el gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, en su reciente conferencia Semanera: alguien de todas sus confianzas, con apertura permanente para el diálogo y con la capacidad suficiente para comenzar a trabajar, de inmediato, en la resolución de los grandes problemas de nuestra ciudad capital. “Podría ser uno de los miembros de mi gabinete”, adelantó. Lo de la militancia no lo tocó; pero era bastante obvio que tenía que surgir de las filas del Movimiento de Regeneración Nacional puesto que este partido ganó la posición en las urnas, con suma claridad, en las elecciones de junio del año próximo pasado. Sin fundamento algunas versiones que corrían por ahí, que oscilaban entre las cuerdas y lógicas hasta las descabelladas. En ese último encuentro formal con los representantes de los medios de comunicación, Rocha Moya también sostuvo la necesidad de una empatía entre gobernador y presidente municipal -axioma que aplica sin cambio alguno para todos los ayuntamientos de la entidad- como un requisito ineludible para poder hacer realidad las obras que se proyectan para la ciudad; entre ellas, el rescate de la margen izquierda del río Humaya, que significa la prolongación del boulevard Enrique Sánchez Alonso, en la idea de provocar un desarrollo impresionante de la zona Noroeste de Culiacán. Cierto, las llamadas obras faraónicas no constituyen prioridad para el gobierno de la Cuarta Transformación; pero el crecimiento y progreso de las ciudades del Estado no puede ni debe quedar estancado en la administración de Rocha. Además del rescate de la ribera del Humaya, existen otros proyectos por ahí, que sin ingresar en la calificación de programas sociales, si representan una enorme importancia para Culiacán. ¿Y lo del Metrobús? Pues ese, suponemos, permanecerá encriptado por un buen tiempo. Evidentemente que, para lograr sus objetivos, el gobernador requiere de la citada empatía del presidente de la ciudad y ya la tiene. Es una persona muy ligada a sus afectos, con identificación plena y de buenos resultados en la figura de super delegado en la entidad. Más que obvio, que fue una propuesta remitida desde el tercer piso de Palacio de Gobierno, votada en favor por los 40 diputados a la sexagésima cuarta legislatura del Congreso del Estado. En el curso de la presente semana comenzarán a percibirse los primeros resultados del cambio, con la cobertura del adeudo a las viudas de policías caídos en el cumplimiento del deber. El recurso aportado por el gobierno estatal (20 millones de pesos) alcanzará para solo una parte. Para pagar el resto, el nuevo presidente municipal de Culiacán deberá realizar los ajustes económicos que considere pertinentes. Hay que decir que la propuesta, además de la aprobación unánime por el Legislativo y la aceptación del cuerpo edilicio, fue cálidamente recibida por todos los sectores de la ciudad, particularmente por aquellos que nunca pudieron entenderse con Jesús Estrada Ferreiro. Juan de Dios Gámez Mendívil es una persona que retrata bien; que viene precedido de un trabajo serio y responsable en la coordinación de los programas sociales del gobierno federal y que trae, por lo que se ve, la disposición de trabajar por Culiacán. Éxito, por lo pronto. Lo demás, lo veremos con el tiempo. -0- Y bien. Jesús Estrada Ferreiro fue desaforado por la sexagésima cuarta legislatura del Congreso del Estado, con el voto de los 40 diputados; pero la acción no fue consecuencia del juicio político que se le sigue al ahora exalcalde, sino por una demanda de la Fiscalía General de Sinaloa, bajo la acusación de toda una batería de cargos: abuso de autoridad, discriminación, ejercicio indebido del servicio y desempeño irregular de la función pública. En efecto, Estrada Ferreiro ya no es presidente municipal de Culiacán; pero el proceso de juicio político continuará en el Legislativo a menos que se produzca un desistimiento en el curso de los próximos días, lo que no es nada descartable. Finalmente el objetivo ya se cumplió: echar a Estrada de la alcaldía local. Este juicio, por si usted lo olvidó ya amigo lector, se encuentra suspendido por la demora de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su respuesta a dos recursos de inconstitucionalidad: uno de ellos, para no atender las peticiones de las viudas de policías, bajo el argumento de insolvencia financiera; el otro, para no conceder descuento del 50 por ciento a jubilados y pensionados en la prestación del servicio de agua potable, en el entendido de que ello causaría la ruina de la JAPAC, que es, con mucho, la empresa paramunicipal más importante de todo Sinaloa. El Poder Judicial Federal aún no se ha pronunciado al respecto y esto fue lo que jurídicamente detuvo el juicio político contra JEF, aunque, repetimos, ya ni falta hace, a menos que el propósito supremo sea enviarlo a prisión. Precisamente fue ante esta demora que como respuesta a las maniobras jurídicas de Estrada Ferreiro -que conoce a la perfección – vinieron las demandas por el lado de la Fiscalía, que tomaron al alcalde completamente fuera de la base. Como último recurso (ya evidentemente desesperado) Estrada Ferreiro utilizó acusaciones y amenazas en contra del gobernador Rocha, del secretario general de gobierno, de la Fiscal y del titular de la JuCoPo; pero nada de eso dio mayor resultado: estaba sentenciado. Ahora, el ex presidente municipal de Culiacán radica temporalmente en una ciudad de los Estados Unidos, cercana a la línea fronteriza con nuestro país, a manera de precaución para evitar ser aprehendido; pero una situación así no puede prolongarse por tiempo indefinido. Su estado legal deberá definirse en el curso de las próximas semanas. Lo que sí, lamentablemente, que ya nadie le quitará a Jesús Estrada el título de haberse convertido en el primer presidente municipal
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