Mi presidente no me quiere y yo tampoco
Me pregunto, una y otra vez, qué pecado cometí para ser excluido de los afectos presidenciales. Llego a la extraña conclusión, que mi rechazo es causado por tener la osadía de analizar su manera de gobernar. No me considero inteligente, pero tampoco soy una papa asada. Me gusta reflexionar, aunque me cueste más trabajo que […]
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