Arturo Fernando Saldívar Lelo de Larrea

Y Andrés Manuel López Obrador, se entendieron perfectamente en sus conversaciones sobre temas de la Suprema Corte de Justicia.

Sonaba el teléfono rojo del despacho de Zaldívar y de inmediato se escuchaba “a sus órdenes señor presidente”.

Nada que criticarle, así ha sido siempre hasta que llegó la ministra Piña.

Suena ahora el teléfono rojo y se escucha: “presidencia de la Suprema Corte de Justicia, ¿con quién quiere hablar?

No se siente atendido Andrés Manuel y cuelga enfurecido.

Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea nunca tuvo problemas.

Firmes y a jurar bandera.

Lo que usted diga señor presidente.

Con mucho gusto querido presidente.

De inmediato lo haremos.

¿Que sí que horas son señor presidente?

Las que usted disponga presidente.

Zaldívar Lelo de Larrea es un académico reconocido y como Presidente de la Suprema Corte de Justicia tuvo muchos momentos de gloria y buen vivir.

Supo seguirle la corriente a Andrés Manuel y seguirá recibiendo premios como el buen perro que ejecuta las graciosas maromas.

Nadie lo llama ignorante.

Salió de la Corte forrado de oro y plata.

Lo mandan con Claudia Sheinbaum que puede ser la siguiente presidenta de México y sabe que habrá tesoros donde pueda meter la mano.

Aprendió muy bien su numerito y lo sigue ejecutando frente a la señora Sheinbaum.

No se le dificulta nada, solo es “Lelo” de apellido.

Heredó el cargo a Norma Lucía Piña Hernández y les salió el tiro por la culata.

La vieron fácil de manejar y se toparon con pared.

Ella no contesta “a sus órdenes señor presidente”.

Lleva las faldas bien puestas y hace respetar su toga.

Andrés Manuel la llama corrupta y la ignorancia a sus palabras es la respuesta de la ministra Piña.

Desde la Suprema Corte de justicia le corrigen la plana al Presidente de México y pretendido señor de la horca y cuchillo.

Lo que hace mal, se lo tumban sin contemplaciones, y nuestro Presidente vive enchilado y con ganas de mandar fusilar a sus adversarios de la Suprema Corte.

Hay quienes pensamos que Xóchitl Gálvez puede dar la sorpresa y que nuestro presidente se tendrá que refugiar en la soledad de su rancho.

La ministra Piña es el muro de contención que echa abajo los caprichos de Palacio Nacional.

Zaldívar Lelo de Larrea es extrañado por Andrés Manuel.

Ya no escucha, “a sus órdenes señor presidente”.

Con esta Piña no se hace tepache.

Hasta mañana.

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J. Humberto Cossío R.

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