Calladita hasta ahora pero creciendo, hay una nueva amenaza contra la tan presumida honestidad de Rubén Rocha Moya.
A lo largo y ancho de Sinaloa se levantan voces de hartazgo frente a corrupciones, ilegalidades y abusos de poder que de acuerdo con los quejosos ocurren con el liderazgo o la complicidad del gobernador.
Presidentes municipales, legisladores, funcionarios, burócratas, empresarios y ciudadanos en lo general acusan que, como nunca, los moches y los tráficos de influencias son característica principal del gobierno.
Negocios descarados en la obra pública y en muchos de los servicios directos o indirectos.
El uso de prestanombres, y el “cooperas o cuello” como amenaza.
Acusaciones desde dentro mismo de la cuarta transformación, con el miedo natural de dar la cara ante las consecuencias previsibles y conocidas.
Advertimos otra vez: o se corrige de inmediato, o el alud tendrá consecuencias catastróficas para el gobernador y sus cercanos.
Todavía hay tiempo, antes del desastre.
“DROGUERÍAS PATITO”, NO LABORATORIOS
Además de cuenta chistes generalmente trágicos, Rubén Rocha Moya se está especializando también como corrector de los “errores” de los demás.
Lo hemos visto repetidamente diciéndonos a los periodistas qué debemos hacer, y cómo debemos hacerlo.
Ahora le tocó a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Resulta que la milicia desagua bien lejos del orificio cuando nos presume la destrucción de narco laboratorios.
El gobernador aclara y corrige que si no hay un edificio grande y tecnología de lo más avanzada, no es laboratorio.
Lástima que los militares tarados no quieran entender que los cocodrilos vuelan.
Si Andrés Manuel dijo que México no produce fentanilo, los laboratorios no pueden existir.
Asúmase entonces que lo que se ha destruido son puras droguerías patito.
PATEÓ LA CORTE OTRA VEZ AL PAYASO DE PALACIO
Tuvo ayer nuestra república otro día hermoso.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó que la guardia nacional pase al control del Ejército.
Es violatorio de la constitución, dijeron ocho ministros, de once que son.
Tres de ellos se negaron a cumplir con su responsabilidad de velar por el respeto a nuestras leyes, porque lo único que obedecen son las órdenes que salen desde palacio nacional.
Cada vez son más las madrizas contra la cuarta transformación.
Don kakas -que nadie reclame que no lo trato con respeto- saldrá furioso con la cantaleta del complot de los conservadores malosos.
En contraparte, lo llamamos a tragarse una de sus frases preferidas: tenga para que aprenda.
EL PAÑUELITO LLENO DE KAKA
En lugar de corregir, la complicidad presidencial.
Y, aparejada, la burla contra todo el pueblo que sí quiere un México de verdad y justo.
Llevamos ya más de cuatro años de lo mismo, y para nada es novedad el cinismo de solapar un escándalo monumental como el de las corrupciones del Ejército.
La investigación sobre los viajes del general Luis Cresencio Sandoval y su familia le pegaron al hipócrita donde más le duele.
La falsedad de la pobreza franciscana y el atole del pañuelito blanco con el que el rey del cash nos dice que ya terminó con la corrupción.
Su respuesta fue acusar que el gobierno de Estados Unidos espía a nuestras fuerzas armadas.
Sobre los viajes pagados por el pueblo pobre, ni pío dijo.
El gobierno de la transparencia anunció la decisión de reservar por cinco años toda la información del Ejército.
Y todavía encuentro tarados que los defienden y que convocan a votar masivamente a favor de Morena y aliados.
Pobre México.
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