Comprar o matar periodistas

Se convocó para hoy a una movilización nacional para protestar que de nuevo somos, por mucho, el país en el que más compañeros periodistas son asesinados.

La libertad de expresión y el derecho a la información viven los peores momentos de toda su historia, con un presidente de la república que públicamente ha exigido de manera repetida que periodistas y medios de comunicación seamos aplaudidores y emisarios de la cuarta transformación.

Desde palacio nacional, las etiquetas como “buenos” a los periodistas y medios de comunicación que apoyan a la “transformación”, con las descalificaciones ya conocidas contra quienes nos atrevemos a discrepar de los otros datos gubernamentales.

Ya hemos advertido en esta columna que si el presidente ataca al periodismo libre, hay quienes se sienten con libertad absoluta para matar comunicadores.

Si un periodista no se vende, es un “enemigo” que se debe desaparecer.

La estadística es brutal, con cuando menos 29 periodistas asesinados en esta administración federal, más que nunca antes.

La constante frente a las agresiones contra periodistas es la impunidad.

El gobierno cómplice no muestra voluntad política y simula todos los días.

Un claro ejemplo es el de Javier Valdez Cárdenas, con las “investigaciones” limitadas a los presuntos autores materiales del asesinato y sin ahondar en los que ordenaron matar a nuestro amigo y colega.

Tres casos llevamos en este año que apenas inicia, y frente a tan repudiables crímenes debemos lamentar además a un presidente de la república preocupado más por proteger a los suyos que por darnos justicia.

El homicidio de Lourdes Maldonado pegó fuerte contra la cuarta transformación porque la periodista había pedido directamente ante Andrés Manuel López Obrador la protección oficial contra el entonces gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez.

En su mañanera de ayer, Lopitos aseguró que no habrá impunidad pero demandó que no se vincule este crimen con el exgobernador morenista.

El presidente asumido otra vez como investigador y como juez, con las promesas demagógicas de siempre, pisoteadas de inmediato con esa tan recurrente práctica presidencial de proteger y exculpar a los amigos.

Qué podemos esperar en este México al revés en el que los “principios” y los “valores” son los de permitir que los cuates roben y maten, con la “justicia” y la “legalidad” condicionadas siempre a favor de los caprichos del nefasto führer tabasqueño.

Estamos fregados, y lo peor de todo es que remedio no vemos.

López Obrador nunca dejará de ser linchador de periodistas y enemigo de la libertad de expresión. Nos enorgullece mucho la valentía de la mayoría de nuestros colegas, que bien sabemos no es cosa fácil de mantener por lo que ya señalamos vivimos a lo largo y ancho del país.

Partida
Juan Manuel Partida Valdez

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