En memoria de Don Héctor Moctezuma De León, quien falleció este domingo en su natal Tampico, Tamaulipas.
Analista culto, riguroso y agudo. Crítico indomable y muy certero.
Que dejó escuela con sus memorables columnas en La Prensa, Milenio y más recientemente en su videocápsula en la Barra de Opinión de TV Azteca.
Gran jefe, maestro y amigo del suscrito; quien fuera el primer director de plataforma noticiosa de la CDMX, que le brindara la oportunidad de publicar sus trabajos en su prestigiado medio ‘Circuito Cerrado’ hace ya algunos años, cuando regresó de su natal Sinaloa para instalarse de nuevo en esta capital. Gracias maestro por ese gran privilegio de aprender y trabajar con usted… donde quiera que se encuentre, reciba la gratitud y las bendiciones de su muy numeroso grupo de amigos y pupilos. Nos volveremos a ver tocayo… y amigo.
Según Freud, el padre de la psicología moderna, el concepto trauma implica en el afectado una sensación de desamparo, abandono…una falta de ayuda o una negación de favor.
El cambio que se está presentando al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pudiera aparentar ser un cambio traumático por su trascendencia… por su nivel de disruptividad.
Sin embargo, no todo trauma implica un daño. En este caso, el del PRI es un cambio para mejorar.
Para explicar este cambio, se debe partir del convulsionado tiempo político que vive nuestro país, en el que este instituto político se desenvuelve como una fuerza amenazada del exterminio –al igual que el resto de los partidos y cualquier voz crítica u opositora en general- por un sistema avasallador, autocrático y pretendidamente autárquico.
Un Gobierno que segrega a la oposición y la pretende reducir a su mínimo nivel de expresión en el Congreso de la Unión, mediante una reforma legislativa enderezada e interpretada a conveniencia por el poder en turno, a fin de consolidar la sobrerrepresentación de Morena y sus partidos rémora y hacer en lo sucesivo, con las leyes, las instituciones y el régimen jurídico nacional en general… lo que se les venga en gana.
El PRI se impone a las resistencias internas como institución consolidada que es, por su larga trayectoria de vida y supera lo que parecía un auténtico trauma durante este proceso de renovación de su dirigencia nacional, cuyas fórmulas encabezadas por Alejandro ‘Alito’ Moreno Cárdenas y Lorena Piñón Rivera, serán las que desde el pasado miércoles 24 de julio realicen proselitismo necesario para difundir sus propuestas entre la militancia y hasta el 10 de agosto próximo, pues al día siguiente, se realizará el procedimiento de elección interna y ese mismo día 11 por la noche, se conocerá el resultado final.
Pero ¿Por qué se dice que este es un cambio deliberado y franco del PRI?… ¿Que este no debiera ser… sino que no será… un cambio de dirigencia más?… ¿Por qué ha dolido este cambio priísta que viene aparejado con modificaciones a los estatutos internos del partido?
Pues porque el PRI, como todos los partidos actuales en México… tiene que evolucionar.
Porque la situación política del país en sus contextos económico y social ampliamente invocados, requieren de partidos de oposición capaces de adecuarse al desafío antidemocrático de un Gobierno que busca consolidar un régimen de partido hegemónico… como este que encabeza Andrés López Obrador.
Y sobre todo, porque la competitividad implica cambios trascendentes… y a veces traumáticos.
La decisión de Alejandro ‘Alito’ Moreno siendo Presidente Nacional del CEN del PRI, de adecuar el reglamento interno del PRI a fin de que pueda haber reelección de dirigencias hasta por dos períodos consecutivos, responde a esa lógica y recoge además un indiscutible razonamiento derivado del nivel de votación obtenida por los partidos y dado el abominable fenómeno de la coacción del voto ejercida desde el poder, con recursos financieros y logísticos ilimitados, en la pasada elección de junio en nuestro país.
A todas luces, una elección de Estado.
Aquel razonamiento no es otro que el siguiente:
Los partidos políticos están disminuidos por la propia acción del Gobierno y el PRI, tal cual es, el otrora partido mayoritario y con mayor estructura territorial y corporativa del espectro político mexicano, requiere hoy más que nunca en su dirigencia de un auténtico cancerbero… de un celoso guardián de su entelequia socialdemócrata, de su germen centroprogresista que le dio origen en el siglo XX…
‘Alito’ Moreno encarna un liderazgo fuerte con capacidad de redirigir el rumbo de las estructuras diseñadas verticalmente en el PRI, como son los sectores (lo que queda) y los diferentes órganos de gobierno del tricolor.
Un cuadro dirigente que esté más enterado que Alejandro ‘Alito’ Moreno Cárdenas… de lo que sucede al interior de la estructura del partido en todo el país, simplemente no lo hay.
Porque lleva no solo cinco años estructurando y preparando al partido para diversas elecciones –una de ellas considerada la “madre de todas las elecciones”- sino que desde hace muchos años, ha tenido responsabilidades partidistas de trascendencia nacional y ha ocupado dirigencias –ganadas mediante el voto mayoritario de sus agremiados- de organismos filiales del PRI, como el Frente Juvenil Revolucionario y la Juventud Popular, entre otros.
Su carrera política materialmente la ha hecho en el PRI y en las cámaras legislativas… y de manera ininterrumpida. Conoce la dinámica partidista y sus protagonistas álgida y puntualmente.
Tiene trato directo y hasta se nutre de la opinión y la asesoría de integrantes de la base social priísta en todo el territorio nacional: Presidentes de Comités Seccionales en las regiones más pobres y recónditas del país… a donde también hay priísmo, que está vivo, que demanda, que siente… cuadros con los Alejandro Moreno se sienta a la mesa a compartir con humildad y sencillez los alimentos… no sólo cumple aquel viejo ritual de los tradicionales presidentes nacionales del PRI que les hablaban por su nombre y “les ponían la mano en el hombro”… ‘Alito’ acuerda con ellos, les pide consejo con seriedad, los toma en cuenta, se preocupa por ellos… los invita a que vengan a la Ciudad de México.
Eso es tener vocación política genuina.
No necesita esta vez Moreno Cárdenas hacer giras de proselitismo para pedir el apoyo de los consejeros del país, ni legitimarse en esta postulación a dirigir el tricolor por 4 años más.
Ni Lorena Piñón… ni nadie más al interior de ese instituto está en condiciones de alcanzar esa dirigencia. ‘Alito’ es el bueno… desde la lógica de los cuadros, los militantes y los simpatizantes. Y en la lógica del beneficio del partido.
Se reitera: Esta elección de junio pasado no la perdió él… el resultado no obedece a que él haya encabezado el partido en ese lapso… se explica por todo un complejo engranaje de hechos del pasado y de la influencia determinante de un Gobierno como el de Morena que practicó una genuina “Elección de Estado”.
Ese 11% obtenido por el PRI, del total del voto emitido pudiera considerarse francamente “aceptable”, “bueno”, para partir de esa base en lo sucesivo, camino a la reconstrucción.
El PRI pudo haber desaparecido esta vez –como el PRD- por la simple y sencilla razón de que desde el “tsunami” del 2018 en que perdió el PRI la Presidencia, la mayor parte de la estructura operativa priísta corrió… despareció… o brincó como los roedores de un barco que naufraga, al “otro barco”.
La oposición podría ser exterminada en pocos meses, si no hubiese una oposición articulada, orientada, que sepa hacia donde quiere llegar… en este caso, a recuperar el poder perdido en 2018, en aras de volver a un sistema ordenado, democrático y sustentado en instituciones, como lo viene construyendo el casi centenario Partido Revolucionario Institucional, cuando le tocó el turno de gobernar.
Moreno Cárdenas se ha encargado con los recursos con que desde entonces cuenta, a reestructurar ese esqueleto operativo, invitando de nuevo a los que se fueron, generando empatía con nuevos militantes, cuadros y organizaciones para que se integren al PRI… o se reintegren y con acciones, con actitudes, con hechos… buscando demostrar que el PRI es un partido de verdad, que tiene presente y tiene futuro…
Este sábado, durante la reunión del Consejo Político Nacional del PRI, Alejandro Moreno se presentó ante el Pleno de ese cuerpo partidista para, en uso de su derecho como aspirante a la dirigencia, al igual que lo tuvo Lorena Piñón, expresar que:
“Haremos realidad esta nueva etapa del PRI… en la que seguiremos construyendo un PRI sólido y frontal”.
“Al priismo nacional le propongo seguir defendiendo la democracia y las instituciones, con firmeza y carácter, sin temor a nada. ¡Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo con la confianza y el respaldo de la militancia!”
Y dijo algo que, de hecho es inspirador para los priístas auténticos y que pudiera ser, para decirlo a la manera de Mao Tse Tung, una de las dos extremidades sobre la que camina el plan para volver a la ruta de la victoria del PRI en esta nueva etapa de ‘Alito’ Moreno:
“¡Estamos a favor de los programas sociales! ¡Somos el PRI del pueblo de México, el PRI que entiende las necesidades de la gente!”… Es decir, un PRI que se reencuentra con la Socialdemocracia y se desapega un poco de la Democracia Liberal, a la que se había entregado ilimitadamente desde 1989.
La otra gran extremidad o soporte, la constituye ese espíritu de resistencia creativa que ha demostrado Moreno Cárdenas al frente de su responsabilidad como guía y líder priísta.
Se ocupa esa resistencia social para demostrarle al régimen tirano de Morena y sus satélites, que el PRI es un partido hecho con hombres y mujeres de carácter, de una sola pieza… pero debe ser una resistencia creativa, que innove lo necesario , para desarrollar formas de manifestación política de altura, civilizadas, que no trastoquen la armonía ni el derecho de los demás.
Así que, como se observa, no hay trauma mayúsculo alguno en este proceso de cambio que impulsa el PRI, aparejado al cambio de dirigencia.
La propuesta de Alejandro ‘Alito’ Moreno, tiene sentido y tiene sobre todo el respaldo popular.
Trauma tienen los mismos de siempre que han ocupado cargos de dirigencia y que quieren garantizar su ‘coto de poder’ en candidaturas y espacios administrativos… pero que con este “cerrojazo” que pone ‘Alito’ Moreno, el PRI está obligado a echar mano de nuevos rostros para los cargos de dirigencia en ese partido… Eso también se necesita en el PRI.
… Porque entre la militancia auténtica priísta, en las bases, pues…. Ni sensación de desamparo, ni abandono… ni falta de ayuda, ni negación de favores. Sólo un liderazgo abierto, diáfano y entregado a sus bases.
@CalderonHallal1;
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