Porque fue advertido y no ha querido entender, Alejandro Higuera Osuna está en capilla y puede ser cesado como secretario particular del gobernador de Sinaloa.
Rubén Rocha Moya casi perdió por completo la paciencia ante un “Diablo” que juega como pirómano y bombero, provocando incendios en lo oscurito para aparecer en la mesa como el salvador apagafuegos.
Se acusa a Higuera Osuna de promover la demanda del grupo ARHE contra el secretario del ayuntamiento de Mazatlán, Édgar Augusto González Zatarain.
Recordemos el “Édgar es mi amigo”, de Rocha Moya al alcalde Luis Guillermo Benítez Torres, con advertencia incluida.
Que fue un pleito provocado por “El Diablo”, enojado por la pérdida de poder en el puerto donde se dan los hombres.
Un hecho ocurrido el fin de semana pasado en Mazatlán puede ser la gota que derrame el vaso.
De manera muy grosera, Alejandro Higuera impidió que continuara la entrevista a un funcionario durante un acto encabezado por el mandatario sinaloense.
Que estaban prohibidas las entrevistas que no sean con el jefe, fue lo que argumentó.
Si como presume esa instrucción es de parte de Rubén Rocha, su secretario particular lo exhibió gacho como intolerante y falto de respeto al trabajo de los periodistas.
Grave, también, si todo es un invento o una interpretación indebida por parte de Alejandro Higuera.
Rocha Moya queda entre la espada y la pared.
O aclara y sanciona, o calla y otorga.
No bastaría con alegar que todo fue una mala interpretación, y perdonar el “error”.
Con el problema de que sólo los ingenuos y los aplaudidores creerían el supuesto de que lo de impedir entrevistas fue pura ocurrencia del secretario particular.
¿ES REGIDOR O REGIDORA?
Con el riesgo de que me quiera tirar con su rímel y su lápiz labial, estoy obligado a exhibir a Carlos Roberto Valle Saracho como un vividor ambicioso y deshonesto.
Hace más de un año tuve fuertes discusiones con este abogado, y de entonces a la fecha me ha llegado información que lo confirma como un ser humano de lo más miserable.
Quiso ser candidato a alcalde de Ahome por el Partido Sinaloense, y terminó como regidor en la candidatura encabezada por Gerardo Vargas Landeros.
Era coordinador de los regidores del PAS, pero se declaró independiente tras renunciar a este partido que ingenuamente le creyó sus mentiras.
Valle Saracho era noticia constante por sus numerosos conflictos políticos y personales ante los que exigió la protección y complicidad de sus “amigos”.
Pero cuando no le llueve le llovizna.
Desde la colonia 12 de Octubre de Los Mochis reportan una posible demanda que acusará que a Carlos Roberto Valle le encanta ser sometido sexualmente por jovencitos menores de edad.
Lo que no sabemos bien es si la denuncia será nada más para confirmar que al litigante le encanta el arroz con popote o si se exigirá la entrega de unos tenis prometidos y no entregados a los chamacos.
Valle Saracho cobra más de 20 mil pesos mensuales como funcionario en la vicerrectoría de la UAS en la zona norte, y lo señalan como aviador.
Que no es novedad, me aseguran quienes amenazan airear detalles de dos casos antiguos en los que se relaciona al abogado Valle Saracho.
Uno tiene que ver con el célebre narcotraficante Miguel Ángel Beltrán Lugo, mejor conocido como “El ceja güera”.
El otro, con el homicidio de un carrocero casi al término del siglo pasado.
Si Valle ya no aguanta tanto madrazo, imagínese usted con las ampliaciones.
Se está quedando cada vez más sola.
EL MÁS ASESINO Y CRUEL
Lopitos continuará con sus abrazos no balazos, sin importar cuántos mexicanos más mueran por sus complicidades con el crimen.
México se tiñe de sangre todos los días, pero el hipócrita asegura que su gobierno es exitoso contra la inseguridad y la delincuencia.
Tenemos un presidente asesino con millones de cómplices que le aplauden matar inocentes.
Un México gobernado por los delincuentes, patrones del político más cobarde de nuestra historia.
Y se quiere reelegir, como si de verdad sirviera para algo.
La inevitable frustración de ver que con enorme impunidad se destruye a nuestro país y a nuestras instituciones, sin que el pueblo se inmute lo suficiente.
Gravísimo error es el de dejar que la historia sea el verdugo de quienes todos los días nos mienten, nos roban y nos matan.
Ya basta; necesitamos hacer algo más de lo hasta hoy hecho.
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