Es mi pensamiento al subir catorce escalones que me separan de mi computadora de la segunda planta.
Eso es todos los días y me mantiene con vida y con muchas ganas de participar en todos los caldos políticos.
Lo más próximo es decidir con nuestro sufragio a quién queremos como abanderado de las huestes opositoras a la cuarta transformación.
Desgraciadamente, Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, ya pintó su barda con la leyenda con MORENA SI.
Serviría de mucho a las causas modernas de la oposición de haberse unido con sus valiosas fuerzas de color naranja.
Prefiere mantenerse a distancia de los que considera perdedores, y con ello lograr prerrogativas muy personales y de bastante rendimiento monetario y de poder en las cámaras legislativas.
Es su negocio y como empresario de la política ha sido bastante exitoso y para nada quiere dejar la minita de oro en manos que no le convengan.
Algunos piensan que está esperando a Marcelo Ebrard y su caudal de seguidores que se brincarían de MORENA.
Hace poco más de un año que un amigo de Guasave me cantó el brinco de Marcelo a otro partido.
Será candidato a la presidencia de México y le impedirá a Claudia Sheinbaum convertirse en la sucesora de Andrés Manuel López Obrador.
Es una postura razonable.
Marcelo tiene la categoría suficiente para darle la contra a la cuarta transformación que ayudó a crear y llegar al poder con Andrés Manuel al frente.
Reclama su espacio y no es cosa sencilla aplacarlo en sus intenciones y mandarlo a casa para que cuide nietos.
Claudia luce muy fortalecida y Marcelo muy encabronado.
Todos sabemos que las encuestas del presidente son meras invenciones y que su dedo será el que decida si es yegua o caballo.
Lo que denunció Marcelo lo constaté en mi colonia. Muchachos vestidos de negro pegaban calcomanías por todas partes de Claudia,
Les pegué un grito y les dije que era un delito andar pegando propaganda siendo trabajadores del gobierno y solo sonrieron y siguieron con su chamba.
Nada nos espanta.
Hemos visto y vivido bastante de estos enjuagues.
Es a toda madre tener un candidato y luchar a brazo partido para que resulte ser el ganador.
Nada nos detiene y gozamos intensamente con la labor que nos encomiendan o de motu propio llevamos a cabo.
Ser amigos del número uno de la polaca es sumamente importante en nuestras vidas y nos puede garantizar el futuro.
Servir al ganador es apasionante.
Que reconozcan lo que hicimos es el mejor pago.
Por eso vuelan pelos en cada elección.
Yo con Xóchitl Gálvez y punto.
No me gusta el caldo de gallina vieja.
Hasta mañana.
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