Cuando se habla de acarreos de votantes en una jornada electoral me vienen a la mente todas las que me ha tocado vivir.
Los políticos quieren dejar huella y no conozco alguno que renuncie a seguir mangoneando en las esferas del poder.
Un proceso interno de MORENA tocó en turno el pasado sábado y las acusaciones estuvieron a la orden del día.
Los fundadores de Morena en Sinaloa se quejan de los arribistas.
No entienden, o no quieren hacerlo, que el grupúsculo que inició se ha convertido en un instituto político de fuerza inmensa y que todos quieren llevarse pedazos de pastel y saborearlos en debida forma.
El gobernador Rubén Rocha Moya es reconocido militante de la izquierda. Sin ser parte integral del partido que lo postuló, se convirtió en la máxima autoridad de nuestro Estado y es hasta ahora que solicitó y obtuvo su registro como miembro, muy distinguido por cierto de Regeneración Nacional.
Se presentó a votar.
Forzosamente tuvo que llevar en Sinaloa muchos miles de sufragantes con instrucciones precisas y concisas.
Así funcionan estos eventos.
Cada quién acarrea agua a su molino.
No hacerlo es practicar el suicidio. Los que ahora gobiernan ni de locos sueltan las amarras que los mantienen sólidamente instalados.
Cuando los partidos tienen para repartir es cuando los problemas y jaloneos se hacen evidentes a la percepción ciudadana.
MORENA es un gran pastel en estos tiempos.
Hay división interna y los que tienen modo de practicar con éxito el acarreo, lo hacen sin sonrojarse para pintar su poder estructural.
El Químico Benítez y Gerardo Vargas Landeros movieron sus alambres en Mazatlán y Ahome.
Jesús Estrada Ferreiro, con todo y que se encuentra en la lona, también movió gente en esta elección.
Seríamos inocentes en pensar que nuestro gobernador se quedó de brazos cruzados y viendo lo que otros hicieron.
Rubén Rocha Moya tiene la manera y forma de llevar miles de votantes y por supuesto que se hizo presente para afirmar espacios.
Nuestro gobernador se convierte en garante de que salgan las cosas de la manera en que el presidente de México lo quiere.
Así funcionan los sistemas de gobierno y es cosa que no se cambiará jamás.
Los que no ganen lugares alzarán la voz o mandarán que otros lo hagan por ellos y de esa manera continuarán vigentes.
Los delegados que resulten elegidos serán a modo y llevarán instrucciones muy precisas con miras a lo que suceda internamente para el 2024.
MORENA tiene mucho pastel.
Los poderosos comerán a llenarse y repartirán las migajas.
Es practica del pasado, presente, y futuro.
Nada criticable y que se hagan pedazos entre ellos.
Hasta mañana.
Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.