Admiro la dedicación de muchos amigos y conocidos que un día pensaron que querían ser “tal cosa” y dirigieron todos sus esfuerzos a lograrlo, muchos de ellos lo han hecho, otros siguen en el camino.
Una visión del mundo que me parece completamente respetable y que habla de personalidades estructuradas y disciplinadas, que asumen un papel con sus consecuencias, buenas y malas.
Es curioso que muchas de estas personas, al saber lo que pienso o escribo sobre lo que denomino “cuando nacerá en Sinaloa una figura pública tan admirada y respetada como la del ex gobernador Juan S. Millán Lizárraga”, se sientan de alguna manera atacadas, como si el “kraken” de los mil tentáculos de la política moderna no nos tuviera agarrados a todos, hasta a los que se creen liberados y viven en alguna comuna hippie o comunidades “cerradas” como en el caso de los menonitas, subsistemas de otros sistemas de los que dependen.
Tampoco es una burla a quienes intentan independizarse políticamente hablando, es, simplemente, la visión de cómo este “kraken” nos tiene agarrados por huevos y ovarios a todos, en todo y no hay escapatoria personal, no hay cómo eludir tal situación a menos de que un fantástico apocalipsis nos obligue a reestructurarnos como especie-mundo; somos demasiado egocéntricos, ambiciosos y autodestructivos para pensar en el todo como un ecosistema y no como materia servil infinita, los escogidos de los dioses de todas las religiones, el pináculo de la creación, incluso, de la evolución.
Desde que tengo memoria se ha utilizado un término que en los últimos años ha tomado más fuerza, tal vez por la apertura cultural en México hacia maneras menos “subordinadas” de ganarse la vida y que ha tomado los más diversos matices.
Juan S. Millán Lizárraga en pocos años de incursionar en la política logró ser un líder “stock trader” que lo tiene todo y mientras cada uno de sus movimientos políticos han generado ante la opinión pública detonaciones que confunden no solo a la clase política sino a los empresarios más prominentes del estado.
Parece ser un soñador que entró al ajo político por la puerta grande en Sinaloa para llenar de orgullo a toda la familia política tanto de derecha como de izquierda, hombre que se casó y tiene hijos de buenas costumbres y de firmes convicciones, que ha luchado para salir adelante y vivir la vida, aprendió a no doblegarse, el ritmo diario se ha vuelto un vals sistemático que a lo largo del tiempo fue transformándolo en éxitos.
Así es que el exterior responde a las necesidades internas de las mayorías y se crean los lugares para Millán Lizárraga. Restaurantes diseñados para el hombre de bien, con las canciones más escuchadas y más populares de la radio, el Basquetbol y la política en las pantallas inmensas, comida rápida que sature el paladar a la primer mordida, bebidas de colores y nombres llamativos que puedan noquear a un rinoceronte; la sensación de pertenencia al ver tantas corbatas sueltas en el mismo lugar, trajes sastre modificados dinámicamente para el momento “de cada campaña política” que muestran (u ocultan) el suficiente cuerpo para enganchar al nuevo gobernante, pero no tanto como para molestar a los demás compañeros de partido y se meta en problemas.
GOTITAS DE AGUA:
Millán Lizárraga ha logrado mucho y goza actualmente de buena salud, y es de los pocos personajes que han encontrado en ellos mismos algo especial, una inteligencia y un talento que lo ha llevado a poder ser dueño de una vida placentera y coherente.
Pero tanto o más que estas, necesitamos personas que encarnen los valores sobre los que se asienta una saludable convivencia; que gasten su vida al servicio de la sociedad desde un inteligente compromiso con la justicia, la dignidad humana y la tolerancia. Sin estridencias, con altas dosis de humildad y sencillez. Y, a ser posible, con erudición. Por desgracia, no andamos sobrados de líderes de esa clase. Por ello hay que saber reconocer y apreciar al ex gobernador sinaloense Juan S. Millán Lizárraga, porque Millán, es un político de cuerpo entero, un hombre de bien. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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